Un agradecimiento enorme a los individualistas caceroleros. A partir de su avidez, incomprensión y egoísmo, el modelo se profundizó. Lejos de responder a las demandas dolaradictas de algunos sujetos que se niegan a compartir y crecer en comunidad, el Gobierno Nacional hizo lo que más molesta a estos sectores: profundizar el modelo, ir por más. En medio de la internación de Máximo Kirchner y el viaje a Nueva York para participar de la reunión del Comité de Descolonización, CFK anunció por Cadena Nacional un programa de acceso a la construcción de nuevas viviendas. Si todo se hace como corresponde, Pro.Cre.Ar., además de aportar soluciones habitacionales, generará como mínimo cien mil puestos de trabajo y dinamizará la economía, entorpecida por los especuladores de siempre. “No creemos en el ajuste –aclaró La Presidenta– fundamentalmente porque entendemos que no es racional, no es razonable que la economía pueda crecer si le restringe el acceso a todo a la gente, porque la que consume es la sociedad”. En definitiva, para que la economía funcione, los recursos deben estar en manos de los que gastan y no de los que acumulan. Y todo esto se comprendió aún más gracias a los caceroleros.
Mientras los países del Norte se endeudan para salvar a los mismos bancos que provocan la crisis financiera, en nuestro país el dinero se destina a los que menos tienen. “Esto no es para comprar viviendas hechas –aclaró CFK- estos créditos son solamente para construir viviendas nuevas. Si no, estamos planteando la generación de una burbuja inmobiliaria y favoreciendo a las personas que ya tienen un inmueble y que quieren venderlo para obtener una rentabilidad, una ganancia y aplicarla a otras cuestiones”. Un llamado de atención ineludible para aquellos que –por simple especulación- han disparado el precio de las propiedades, convirtiéndolas en inaccesibles. Con este programa de créditos del Bicentenario, el Estado está garantizando el acceso a la vivienda, que, a diferencia de la adquisición de dólares, es un derecho en serio.
Aunque en estos años se aplicaron políticas activas que aumentaron el poder adquisitivo de las personas por sobre el valor de construcción del metro cuadrado, los bancos no contribuyeron con planes de crédito accesibles destinados a la compra de viviendas. Junto con el anuncio del Pro.Cre.Ar., Cristina pidió a la banca privada que “dispusiera parte de sus formidables rentabilidades y ganancias que ha tenido precisamente para aplicarlas a la generación y la construcción de nuevas viviendas”. Por si no se comprendió, el equipo económico del Gobierno Nacional se está preparando para las sacudidas de la crisis generada por los que insisten en generar crisis. El fortalecimiento del mercado interno a través de la generación de empleo y la inclusión forman parte del camino elegido por este modelo en construcción para avanzar hacia el país con el que todos soñamos. Perdón, casi todos. Todavía quedan algunos que se sienten molestos cuando avanza la equidad y las mayorías conquistan derechos. Que un pobre pueda acceder a una vivienda digna es un motivo más que suficiente para hacer sonar cacerolas en los coquetos barrios de la Capital. “Tal cual viene el mundo –destacó Cristina- va a hacer falta mucho compromiso, mucho esfuerzo, mucho trabajo para terminar con las desigualdades, que es la gran lucha, la lucha por la igualdad, la lucha por la libertad”. Cabe aclarar que la lucha por la libertad no incluye la compra compulsiva de dólares. Libertad para incluir, no para especular.
El Onabe –Organismo Nacional de Administración de Bienes- es el ente encargado de velar por las propiedades del Estado, incluyendo los terrenos fiscales. Para la primera etapa de este programa se tomarán 1820 hectáreas distribuidas en las 23 provincias argentinas para la construcción de cien mil viviendas. También habrá créditos para aquellas familias que tengan terreno propio. Muchas de las tierras utilizadas son superficies ociosas, como el campo de golf de Pacheco que pertenece a las FFAA y campos que se arriendan para el cultivo de soja, un uso que “realmente no está acorde con el mundo que vivimos, no está acorde con las necesidades de los argentinos”, advirtió La Presidenta. Todos los pasos que se han dado desde la asunción del Segundo Mandato –y, por supuesto, desde 2003- apuntan a la recuperación del país perdido. YPF, la reforma de la carta orgánica del Banco Central, la revalorización del peso y la administración del comercio exterior, junto con este nuevo programa, tienen la clara intención de apostar al crecimiento para garantizar soberanía.
El proyecto de reforma del Código Civil que el Ejecutivo envió al Senado elimina un resabio de la convertibilidad, al establecer la posibilidad de que se cancelen contratos en moneda extranjera utilizando pesos. “Lo importante es que se recupera al peso como la moneda de curso legal –explicó el Ministro de Justicia, Julio Alak- El bimonetarismo viene de la Convertibilidad”. La convivencia entre el peso y el dólar como circulante surge de la reforma del Código Civil que se realizó en los noventa, situación que, en la región, sólo ocurre en Argentina, Ecuador y Panamá. El Código Civil sólo perfecciona el contrato pero no es imperativo, por lo que algunas operaciones se seguirán pactando en dólares por acuerdo de las partes, sobre todo en la compraventa y alquiler de inmuebles, el sector con mayor nivel de dolarización. Con esta reforma, una deuda en dólares podrá saldarse con el equivalente en pesos, lo que aliviaría el conflicto generado por la adquisición de la moneda verde. Por supuesto, si hay voluntad en los actores.
Aunque hay algunos actores empecinados en boicotear. La delegación que se presentará en el Comité de Descolonización de la ONU para confirmar que la soberanía sobre Malvinas es una causa nacional, no incluye al PRO, que considera más importante seguir caceroleando en las esquinas porteñas. Al igual que los británicos, que ya en desventaja y sin apoyo a su espíritu colonial, han decidido hacer sonar sus cacerolas con un referéndum en pos de la autodeterminación de los pobladores de las islas. Y las autoridades están dispuestas a reclamar ante la ONU que se respete la decisión. Gavin Short, una de las ocho personas que integran la Asamblea Legislativa de Malvinas, anunció que “vamos a realizar este referéndum no porque tengamos dudas sobre quiénes somos y qué futuros queremos, sino para mostrarle al mundo lo firmes que estamos al respecto”. Todo lo que quieran, pero aunque caceroleen, las Malvinas son y serán argentinas. Diga lo que diga el Primer Ministro David Cameron, que aseguró que el Reino Unido “respetará y defenderá” el resultado, porque “deben ser los isleños los que elijan si quieren ser británicos y el mundo debe escuchar su opinión”. Fantástico, seguirán siendo británicos pero en suelo argentino.
Y frente al apoyo internacional que recibe nuestra causa se encuentran en soledad. Y tal vez un poco desesperados. Casi tanto como los estancieros que, en sus últimas muestras de rebeldía, advirtieron que ya no tienen el inexplicable apoyo clasemediero que consiguieron cuatro años atrás. Con timidez, el titular de FAA, Eduardo Buzzi, declaró en una conferencia de prensa que el lockout resultó “contundente” y agregó que “terminamos una protesta, pero no la lucha”. “Venimos luchando desde 2008 –destacó Hugo Biolcati- cuando nos querían robar la renta. Hoy quieren quitarnos la propiedad, pero somos gente de arraigo, no la vamos a entregar jamás”. Este buen señor no comprende que nadie quiere quitarle sus tierras, sino que pague los impuestos de acuerdo al valor que tienen. Sólo las mayorías luchan para conquistar derechos, por la equidad, la dignidad y con mucha solidaridad. Las minorías no luchan, sólo se resisten a compartir, con el resentimiento y el individualismo que las caracterizan.