Cada vez más extranjeros vienen a estudiar a la UNR

A partir de 2007 la Universidad Nacional de Rosario inició un plan de internacionalización con foco en Latinoamérica, en sintonía con lo que comenzó a desarrollarse como política nacional. Hoy, ese proceso comienza a mostrar sus frutos con el aumento considerable de los extranjeros que deciden venir a estudiar a la ciudad, principalmente desde los países del Mercosur y Estados asociados. Brasileños, colombianos y peruanos; pero también españoles, franceses, y norteamericanos; deciden formar parte de planes de intercambio, iniciar un Posgrado o venir a cursar una carrera completa, con Medicina a la cabeza de las estadísticas. La gratuidad y excelencia académica de la universidad pública, el tipo de cambio favorable, la legislación migratoria progresista, un perfil de ciudad atractiva para los jóvenes y el buen trato de los rosarinos para con el extranjero son los puntos más importantes que influyen sobre este proceso. Javier Varela, de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la UNR, explicó a El Ciudadano los ejes para comprender el fenómeno.

Universidad pública y hospitalaria

Todo movimiento migratorio es un proceso complejo. En el traslado de una persona desde un punto a otro del globo, siempre y cuando se traspase una frontera nacional, intervienen organismos nacionales, legislaciones, funcionarios, controles y papeleos de todo tipo. El caso de las personas que deciden concurrir temporal o definitivamente hacia otro país a desarrollar estudios universitarios no es la excepción. Así lo explica el funcionario de la UNR: “Hay dos maneras en las que puede venir un estudiante extranjero. Algunos vienen por el cupo que se arma en base a la información que todas las facultades brindan anualmente al Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre la cantidad de alumnos que pueden recibir. Esos alumnos vienen ya con una visa de estudiante y no pasan por esta secretaría. Pero ese papel sólo les permite residir y trabajar en Argentina durante el tiempo que están estudiando, y luego se tienen que ir del país. A estos alumnos se les emite un título que dice que no es válido para ejercer la profesión en la República Argentina. Otros entran como turistas y luego solicitan la residencia, primero precaria y luego definitiva. La gran mayoría son de países del Mercosur y sus Estados asociados, que por una cuestión de acuerdos entre los países que lo conforman, reciben el mismo trato que un ciudadano argentino”.

La legislación migratoria argentina es, según marcan en el área que dirige Mariano Gárate, “progresista, abierta, flexible y hospitalaria”. En consecuencia, la UNR diseña sus propias políticas de admisión en el mismo sentido: “Nuestra política es tener requisitos mínimos, pero seguros y responsables. A los estudiantes que vienen sólo se les pide una visa, es decir que cumplan con los requisitos de Migraciones, y un seguro de salud porque la universidad tiene responsabilidad civil sobre ellos. Aquí no sólo no les cobramos matrícula, sino que tampoco pedimos, como hacen en Europa, que justifiquen tener el dinero suficiente para vivir el tiempo que van a quedarse”, explica el directivo de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Universidad.

El concepto de educación pública, por otra parte, también responde al mismo modelo de Estado: “Hay chicos chilenos que vienen a estudiar acá porque estando en tercer año de Derecho ya tienen deudas de 25 años con los bancos que les otorgaron el crédito para pagar sus carreras. La educación en este país es considerada un bien social y no un bien de cambio como en muchos otros países, lo cual debe hacernos sentir orgullosos. Algunos nos dicen que en sus lugares de origen las universidades tienen clientes, no alumnos. Acá no les cobran, y además el nivel es exigente“, destaca Varela.

Excelencia académica y más

Argentina es un destino elegido por muchos estudiantes extranjeros por varias razones. Además del factor de la educación pública y gratuita, otro aspecto que tiene un peso considerable es la excelencia académica. La universidad pública tiene en la Argentina, en general, un prestigio mayor que la universidad privada, cosa que no ocurre en casi ningún país de Latinoamérica.

“Mucha gente viene a hacer posgrados por el buen nivel que tienen, y porque les favorece el tipo de cambio para costearlos. La UNR está muy bien ubicada a nivel nacional, intentando meterse en el pelotón de punta que conforman las universidades de Córdoba, Buenos Aires y La Plata. Nuestro fuerte es sin duda las ciencias duras: la Facultad de Bioquímica tiene reconocimiento a nivel internacional, por la calidad de sus investigadores, algunos incluso famosos en el ámbito académico, y porque ha recibido premios por sus investigaciones”, agrega Varela.

Desde la UNR, además, se decidió iniciar en 2007 un plan de internacionalización de la universidad, que significó en un primer momento el establecimiento de convenios con todas las universidades públicas de Latinoamérica, para dejar de mirar hacia Europa y centrarse en la región, en sintonía con lo que comenzó a desarrollarse como política nacional de apertura hacia Latinoamérica. Así, se estableció el Programa de Promoción de Universidad Argentina, con el cual se financia el establecimiento de Redes Internacionales con otras universidades.

Complementariamente la Secretaría de Relaciones Internacionales armó el Programa de Promoción de la UNR. Otras estrategias son las Misiones y la participación en diferentes foros y ferias internacionales, por las cuales también se promociona la oferta académica y la universidad se da conocer internacionalmente. El reconocimiento del trabajo destacado de investigadores locales a nivel internacional es, a su vez, un factor importante. “Paralelamente, desde esta Secretaría centralizamos y sistematizamos todos los convenios establecidos por la UNR que siguen vigentes en un banco de datos digital que todo estudiante y docente puede consultar. Antes esos datos estaban dispersos por todas las facultades”, señala Varela.

Medicina, la más elegida

Lo cierto es que este conjunto de programas antes mencionados han demostrado dar resultado. Los guarismos así lo demuestran: desde 2007 hasta la fecha la recepción de trámites en la Secretaría de Relaciones Internacionales ha ido creciendo exponencialmente, lo que se traduce en mayor cantidad de alumnos extranjeros que vienen a la UNR. A su vez, se ha incrementado la proporción de sudamericanos. La mayor cantidad de alumnos extranjeros que vienen a estudiar a la UNR son de países del Mercosur y Estados asociados, en una proporción de 7 de cada 10.

La mayoría son brasileños y colombianos y, en menor medida, peruanos. La tendencia es que la gran mayoría estudia en la Facultad de Ciencias Médicas, que alberga a una tercera parte del total de extranjeros de toda la UNR. Le siguen, siempre en el terreno de las estimaciones, la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, y en menor medida la de Humanidades y Arte, y la de Ciencias Económicas. Se calcula que en la actualidad, entre los programas de intercambio, carreras de grado y posgrado, aproximadamente unos 1.600 extranjeros estudian en la UNR. Los datos provisorios sobre la inscripción 2012 arrojan alrededor de 250 alumnos de otras nacionalidades en Ciencias Médicas, y 400 repartidos entre las demás facultades.

“En general los que vienen de Latinoamérica y vienen a hacer la carrera completa, es porque en sus países es muy cara, porque tienen exámenes de ingresos muy restrictivos o porque la universidad pública no tiene una buena calidad educativa. Los demás, en especial los europeos, vienen de intercambio por medio de convenios, en su mayoría de Francia, España y Canadá. Hay algunos casos atípicos, exóticos, algún lituano, una rusa y un paquistaní que en este momento están tramitando su llegada. Ellos cursan algunas materias, se quedan un año y vuelven a su país”, puntualiza Varela.

Otra gran ventaja que encuentran los europeos, marca el funcionario, es que la gran mayoría de las carreras de grado de la universidad pública los habilitan a hacer un doctorado. “Han venido ingenieros españoles a hacer el último año de Ingeniería, que los habilita a hacer el doctorado, mientras que allá deberían haber cursado dos años de la maestría, que les sale muy cara”, ilustra.

La adaptación y el recibimiento

Los estudiantes que vienen de otro país, en muchos casos con un uso del lenguaje que le significa ciertas barreras en la relación con sus pares, suelen tener algunos inconvenientes para adaptarse al nuevo entorno, al menos en un comienzo. No parece ser el caso de los extranjeros que desembarcan en la UNR. La mayoría dice recibir un excelente trato por parte de docentes y alumnos, se integra fácilmente a grupos de estudio que devienen en amistad con estudiantes locales, y es a su vez muy unido con otros estudiantes extranjeros. La Secretaría de Relaciones Internacionales, según Varela, es un pilar fundamental en ese proceso: “Nosotros brindamos una atención personalizada, muy fuerte en el aspecto de la contención, sobre los estudiantes que recién llegan. La mejor anécdota que lo ilustra es el caso de un estudiante haitiano que tuvo problemas de papeles durante el terremoto, que no tenía dinero ni para llamar a la embajada argentina en su país. Aquí le prestamos el teléfono, lo dejamos llamar a su familia para ver si estaban bien, y él se mostró muy agradecido por el trato recibido”.

“Otra vez decidí acompañar a una estudiante canadiense que tenía que ir a la comisaría a hacer un trámite, sin mucho manejo del idioma. Menos mal que la acompañé, porque justo cuando llegamos entraron con dos detenidos encapuchados hacia el calabozo, la chica estaba aterrorizada y no se despegaba de mí. Me consta, por hablar con los que viajan a otras universidades, que el buen trato que reciben se traduce directamente en una devolución para los estudiantes rosarinos que van al exterior”, enfatiza.

Este boca a boca, además, de lo que cuentan los que ya vivieron las experiencias de manera satisfactoria en sus lugares de origen, tanto estudiantes como docentes, también deviene, para el colaborador de la dependencia de la UNR, en un incremento de la venida de extranjeros. “Rosario como ciudad está más que preparada para la juventud. Muchos que llegan acá comentan que estuvieron en Buenos Aires y no les gustó”, indica Varela.

Y remarca: “Rosario y Córdoba están quitándole muchos extranjeros en este sentido a Buenos Aires. Esta es una ciudad de menores dimensiones, en la cual les es fácil manejarse porque los trayectos son más cortos, con una gran oferta cultural y de diversión nocturna, y es relativamente segura. Algunos alumnos destacan los espacios verdes, plazas y parques: una colombiana incluso me dijo que le encantaba caminar por la calle y escuchar pájaros. Una yanqui destacó la cantidad de gente que se maneja en bicicleta. Son cosas que cautivan al extranjero, que nosotros no notamos porque ya estamos acostumbrados”, apunta.

“El estudiante que viene a la ciudad, en especial los de intercambio, que son de países favorecidos por el tipo de cambio y tienen mayor poder adquisitivo, además de cursar hacen turismo, alquilan un departamento o pagan un hostel, consumen, salen a comer, hacen shopping, de todo. Es decir, dejan una gran cantidad de divisas, que si bien no van a activar por sí solas la economía regional, suma, y mucho. Y creo también que el rosarino, con el desarrollo de la ciudad como polo turístico, ha cambiado la cabeza respecto del que viene de afuera”, remarca Varela. “Nosotros, a cada estudiante que nos escribe para venir, le respondemos un ‘Gracias por elegirnos’. La idea es que sigan viniendo, no repelerlos”, concluye Varela. (El Ciudadano)