“El radicalismo debe ser visualizado como la alternativa al actual modelo”
Desde que asumió la conducción nacional de la Unión Cívica Radical, no se había dado el tiempo de reflexionar sobre los ejes en que desenvolverá su nueva actividad, muy diferente de la anterior como intendente de la ciudad. Mario Barletta es enfático cuando plantea el desafío de que la sociedad vuelva a visualizar a su partido como la alternativa al kirchnerismo: “El radicalismo es un partido de gobierno”.
Se lo ve distentido, mucho más relajado que en el último tramo como intendente, en que la gestión al frente del municipio y la campaña provincial habían puesto algún rictus de cansancio y estrés en su rostro. Llega con un ramo de flores que llevará luego a su casa. Y durante varios pasajes de la charla -una charla extensa que discurrió por los principales temas de la realidad nacional, por los desafíos en su nueva función, por el futuro del radicalismo, entre otros-, inclinará su cuerpo hacia adelante, gesticulará y pondrá énfasis aquí y allá.
Cuenta que recién ahora -asumió en la UCR a mediados de diciembre- comienza a hacer pie con la diferente dinámica de trabajo. Trata de compactar su agenda en Buenos Aires entre martes y jueves, pero ya sabe que es habitual que deba viajar los fines de semana a distintos puntos del país, porque es allí donde se hacen actos partidarios, inauguraciones. Eso le permite bromear con el hecho de “estar de visita” en la ciudad a la que dedicó cuatro años de una gestión intensa al frente del municipio.
Y si bien la del trabajo partidario es muy diferente de la gestión, sabe tempranamente que no está ni de descanso ni por compromiso. “Primero, porque no está en mi naturaleza: Siempre me las arreglo para no descansar. Y segundo, porque hay muchísimo trabajo por hacer. Pero soy muy optimista.”
-Me imagino que ya se notan diferencias entre tu actividad anterior y la actual. ¿Cómo encarás esta etapa?
-Con mucho entusiasmo y tratando de poner toda la energía. Sabíamos que eran muchas las dificultades que teníamos que enfrentar. Pero estoy con el optimismo con que he encarado diferentes etapas de mi vida, sabiendo que cuando hay muchas dificultades, incluso sin pronunciar la palabra crisis, son los momentos en que también están dadas las oportunidades y ahí es donde uno debe fortalecer la tarea hacia el futuro.
No puedo negar que uno extraña, extraña a sus seres queridos con los cuales no he podido compartir más tiempo; extraña su ciudad, su lugar, porque este trabajo me exige estar mucho tiempo afuera de Santa Fe y también las relaciones, determinados tratos y contactos que la acción de gobernar una ciudad te da: la caricia del vecino que no me conoce pero me da una palabra de aliento o hasta aquel que te da una palmadita no tan suave (se ríe). Esas cuestiones también se extrañan.
-No usás la palabra crisis, pero muchos dirigentes de tu partido sí la usan para referirse a este momento del radicalismo. Les ha costado plantarse como alternativa electoral, pese a tener gobiernos locales, municipios, comunas por todo el país…
-Es cierto. Nos espera un arduo trabajo. Yo siempre supe que había un trabajo enorme por hacer, que no venía a este cargo a descansar, porque además esto va contra mi esencia. Es obvio que tenemos que hacer importantes replanteos y discusiones. Pero yo tengo una fuertísima convicción y un gran optimismo respecto del futuro del radicalismo. Hay una gran oportunidad. Hay una enorme porción de la sociedad que no comparte el accionar de este gobierno y en todo el país sé que hay hombres, mujeres, jóvenes, que están esperando una señal, de una Argentina que recupere valores, una Argentina que vea no sólo la ética republicana de respeto a las instituciones, sino los valores que le pueden permitir a una sociedad tener mayor equidad, más paz y un desarrollo sustentable. Esos valores son los que hicieron grande a nuestro país. Es la cultura del trabajo, del esfuerzo. En el escudo del radicalismo están el martillo y la pluma, esto es el trabajo y la educación como pilares esenciales para la construcción del país. En eso creemos, en esos valores.
-Bueno. Pero se ha instalado la idea de que no hay oposición, la segunda fuerza es un espacio nuevo, luego está el radicalismo, y luego el gobierno suele confrontar con el macrismo: son tres fuerzas diferentes…
-Coincido: la gente no ve consolidada una alternativa al kirchnerismo. Pero hay que estar atentos. Yo siento que este año comenzaron algunas cosas a crujir dentro del propio espacio gobernante. El relato del kirchnerismo fue instalarse como la antítesis de lo que fue la década del noventa. Y hoy empezamos a advertir a partir de ciertos hechos que están sucediendo que en realidad se trata de lo mismo con un barniz diferente.
En el menemismo el Estado no servía, no lo queríamos para nada y se privatizó todo. Pero la presidenta cuando reasumió sus funciones, además de mostrar la cicatriz de su operación, tuvo que decirnos a todos los argentinos que necesitábamos diez mil millones de dólares para importar combustible, cuando la Argentina tuvo autoabastecimiento durante veinte años por el plan del radicalismo en el 88 y el 89. Y hay 180 áreas que se dieron a explotación a empresas y el Estado jamás controló que se estuvieran haciendo las cosas cómo correspondía. La tragedia de once pone en evidencia lo mismo: poca claridad, por no decir corrupción, entre la relación del Estado y el sector empresario y ausencia de control. Lo vemos en la energía, lo vemos en el transporte.
Yo no quiero que mi país siga desaprovechando oportunidades. En vez de plantear si nacionalizo o no nacionalizo, queremos ver políticas. Les encanta poner en el relato un puntito que apele al patriotismo. Pero privatizaron ellos en el 92. En el corto plazo no vamos a recuperar la autonomía energética. Son políticas de mediano y largo plazo que este gobierno nunca tuvo para ningún tema. Está claro que esta gente no quiere debatir ni este tema ni ningún otro. Leyeron mal el resultado electoral. 54 % a favor significa tener un buen apoyo, pero no quiere decir “hagan lo que quieran o lo que se les ocurra”. No escuchan a los que piensan diferente. En los proyectos que aprobaron el año pasado, no escucharon no sólo a los legisladores, no escucharon a nadie, a la gente, a los ciudadanos. y salieron con esa ley antiterrorista, que es una ley de terror en realidad y que nos vuelve a generar fuertes preocupaciones a la Argentina.
-Hay muchos que piensan que no se aprovechó ni los diez años de crecimiento, ni el viento de cola de los commodities.
-Es que es así, claramente. ¿Cómo puede ser que en un país del tamaño de la argentina, cada pareja que se forma, cada joven, no tenga un pedazo de tierra para construir su vivienda? Pueden decirme que hay problemas de falta de tierra en Japón, no en Argentina? ¿Cómo puede ser que este país que tiene la reserva de agua dulce más importante del mundo, con ríos como el Paraná, tengamos problemas de agua potable o sequías que nos hacen perder todas las cosechas? ¿Cómo un país que exporta alimentos al mundo tiene índices de desnutrición infantil? Tenemos petróleo, gas, unos vientos fantásticos, pero debemos importar energía y gastar diez mil millones de dólares.
Los dirigentes, la política, deben entender que no sólo hay que plantear estrategias efectistas y de corto plazo. La condición ética del ser político es plantearse metas a largo plazo, aunque otro gobernante vea los resultados.
-Hay gente que no entiende que no puedan acordar a nivel nacional el socialismo y el radicalismo -segundos y terceros en las últimas elecciones-, cuando sus dirigentes fueron y son socios aquí, en la provincia. ¿No charla con Binner de estos temas?
-Son procesos diferentes, más allá de que a dos santafesinos hoy nos toque en el escenario nacional comandar las dos opciones más votadas, detrás del oficialismo. En la provincia no es la primera vez que se trabaja en frente. Se visualiza ahora, porque ganamos la provincia, pero las experiencias son anteriores. Es un proceso de construcción política, que también demanda tiempo.
Hoy el radicalismo tienen que privilegiar, me parece, esta línea y la alianza que debe hacer nuestro partido es con la gente, es el vínculo más importante que debemos privilegiar. Me encantaría que se recupere en la consideración de la sociedad que hay otro país posible. Yo estoy seguro, estoy convencido que es el radicalismo la fuerza política que se va a parar ante la sociedad como alternativa. Porque es territorial, por su historia, por sus principios, y porque es un partido de gobierno. Es el partido que tiene que ponerse al frente del proyecto alternativo al actual esquema. y esto que digo con tanta pasión, con tanta energía, quiero decírselo a la gente y a todos: no nos podemos conformar con que estemos mejor que antes. Yo no comparto el discurso derrotista de los que dicen que todo está mal. La gente está cansada que le digan que estamos mal. Pero estoy convencido que podemos y debemos estar mucho mejor de lo que estamos. Porque si no hacemos las cosas que hay que hacer, corremos el riesgo de estar peor.
“Con el Banco Central quieren manotear otra caja, pero sin rendir cuentas, porque hasta eliminan de la carta orgánica la obligación de rendir cuentas en los balances”.
La educación es la clave
“La educación es el único programa que los países desarrollados han encontrado para que progrese la humanidad. Cuanto más nivel de educación y de trabajo digno tienen los pueblos, hay más paz, se minimiza la corrupción, hay más respeto a las leyes. Porque cuando el papá o la mamá vuelven a su casa con el plan social o con unos manguitos de una changa, está bien, tienen para comer y para sus necesidades. Ahora todos sabemos que es mejor y más digno volver a tu casa cansado, pero con la satisfacción de que te ganaste la plata con tu trabajo. No es posible que nos conformemos después de diez años de crecimiento conque los pobres están un poco mejor. Hay que eliminar la pobreza, no que los pobres estén mejor.
Para un chico de Tierra del Fuego se invierte 10.700 pesos por alumno por año en la educación básica; en Salta, 1700 pesos. Depende de dónde nace cada niño en este país, puede tener la suerte o no de que se invierta en él 10 o 1. Ahora ¿qué hace el Estado con la crisis educativa? Hay un enorme porcentaje de chicos sin educación inicial. Y nosotros tenemos en Santa Fe un plan para cubrir ese déficit desde el municipio.
Esos chicos que no tienen educación inicial ya no pueden recuperar más los beneficios de una escolarización temprana. Este gobierno dice que ha aumentado la escolaridad, que hay más jóvenes en las escuelas. Y esto es cierto. Pero eso no quiere decir que accedan al conocimiento. Y tampoco quiere decir que estén preparados para el trabajo, para insertarse en la sociedad. Y este tema no está en la agenda y esto significa condenar a las generaciones futuras. En un país que va a cumplir diez años de crecimiento, como jamás lo tuvo en su historia, es inexplicable que tenga esta crisis educativa y falta de igualdad de oportunidades.
Tenemos unos científicos maravillosos, universidades, Conicet, tenemos empresarios a los que hay que convocar para que pongan el capital de riesgo. Ahora si te peleás con el productor agropecuario, si te peleás con los industriales, si siempre te peleás con todo el mundo, hasta con los maestros… Está claro que hay que dejar de pelear. Hay que acordar, dialogar…
¿Cómo ve la ciudad?
Bien, no exenta de dificultades, por supuesto. que son mayores que las que tuvimos el año pasado y el anteaño. Se ha aplanado el crecimiento. No contamos con ayuda nacional. Igual, acá veo una segunda instancia de un proceso de transformación que comenzamos en la ciudad hace cuatro años, que fue ratificado por la ciudadanía. creo que se están haciendo todos los esfuerzos y mucho más para profundizar ese proceso de transformación. Veo una gestión muy activa, muy profesional, que convoca a la gente para trabajar juntos. Ahora, lamentablemente, por las nuevas funciones, estoy casi de visita en mi ciudad, pero bueno, siempre hablamos con José (Corral, el intendente) y nos contamos nuestras cuitas, y nuestros proyectos. (El Litoral)