El arte como herramienta para la transformación social
Antonio Berni nació en Rosario el 14 de mayo de 1905. Huérfano de padre a los 14 años, fue a vivir con su madre y sus hermanos a una chacra en Roldán, que era propiedad de sus abuelos maternos. Cursó en Rosario hasta cuarto año del Colegio Nacional y realizó sus primeros estudios de dibujo en la Academia de Arte el Centre Catalá. A los 18 años, hace su primera exposición en Witcomb, compuesta por paisajes rosarinos y cordobeses. Berni se hará acreedor de una beca y partirá hacia Europa en 1925. En Madrid, su primer destino, vivenciará los contrastes de producción de Velázquez y de Dalí, y participará del Salón de Madrid, pero también oirá la voz de Marinetti, promotor del movimiento futurista. Logrará una extensión de su beca hasta el año 1927, vuelve a la Argentina, pero regresará a Europa, donde residirá hasta el año 1930. Los años ‘30 son de crisis y revolución, y Berni asimila hondamente esta crisis, a tal punto de impregnar su pintura (aproximadamente hasta los ‘40) de denuncias de injusticia social, en telas de dimensiones heroicas. Sus preocupaciones de carácter social, lo alejarán de la dimensión fantástica para privilegiar la propuesta estético ideológica de defensa de las clases desposeídas. Se acerca a la realidad histórica para detenerse en los acontecimientos que proclaman los derechos del hombre, orientándose hacia el realismo social.
Así, Berni fue empezando a tomar protagonismo con sus pinturas apostando a una mirada cultural que refleje a los que menos tienen y dejando de lado la cultura enquistada en nuestro país y mundialmente que no es otra cosa que la cultura marketinera, la que no representa a los artistas en su forma de ser. Los artistas interpretan la sociedad y su existencia, eso se llama identidad cultural. Está visto que la identidad cultural aumenta la sensación de dignidad y posibilita la participación, formas que el propio Berni tuvo que luchar desde los movimientos donde se enrolo para sus obras. No es la intención contar sus trabajos, personajes o análisis de los elementos plásticos usados en algunas de sus trabajos, sino referirnos a su espíritu; ese Berni que hablaba de la función social del arte y de las consecuencias del imperialismo, un artista que unió sus intereses pictóricos a su pensamiento, cuestiones presentes en el carácter político y social de su producción.
Recorrer su pintura invita a reflexionar sobre algunos tópicos de la historia y la plástica argentinas del siglo XX y pensar en el siglo XXI, analizando en qué medida las cuestiones artísticas conformaron los diversos debates ideológicos del período.
A través de su prolífica obra se presenta un artista que dio cuenta de las luchas por la igualdad, a la vez que cuestionó a la sociedad de consumo de su época. Con su pintura señaló la pérdida del humanismo desde las propias contradicciones de un sujeto consciente de la violencia del corto siglo. Hoy podemos decir que Berni es un icono de nuestra ciudad al nivel de otros grandes de la historia rosarina pero plantea un interrogante acerca de la cultura que tenemos actualmente en la ciudad y la cultura que queremos, la cual podríamos sintetizar como de conocer para querer ser, dejando atrás el encanto fantasioso de los artistas que poco hacen por la transformación social.
Concierne a las ONG’s, Asociaciones Civiles, Fundaciones etc.,encarar una tarea cultural en Rosario y actuar poniendo en marcha todo tipo de actividades realacionadas con esta disciplina. Éstas tienen que tener un rol en la sociedad civil, iniciando procesos ‘desde abajo’; transfromándose en actores no gubernamentales del desarrollo, teniendo voz en las decisiones y creando normas y valores que ayuden con la cultura social a la gente. Su trabajo debe ser un aporte de varias maneras, desde dar más calidad de vida a un niño de la calle, hasta lograr una vida con menos pobreza y más educación y conocimiento con conciencia solidaria. Ese es el mejor regalo que le podemos hacer como rosarinos a Antonio Berni en el 107 aniversario de su natalicio.