La madre de Marita Verón acusó al gobierno tucumano de permitir la actuación de «mafias» en el secuestro de su hija
La madre de la joven raptada para ser prostituida acusó al gobierno tucumano de estar en connivencia con «mafias» involucradas en la desaparición de su hija. Su declaración seguirá el jueves.
Susana Trimarco, la madre de la joven Marita Verón, secuestrada en 2002 en un caso de trata de personas, acusó al gobierno provincial de entonces de tener vínculos con «mafias» involucradas en la desaparición de su hija, al declarar hoy como testigo en el juicio oral contra 13 personas imputadas por esos delitos. Trimarco formuló duras acusaciones contra el gobierno del justicialista Julio Miranda, a cargo del Ejecutivo provincial en el momento del secuestro de su hija, ocurrido el 3 de abril de 2002, y también contra el primer fiscal que investigó la desaparición, Ernesto Baaclini.
Trimarco inició su testimonio ante la Cámara Penal II de Tucumán minutos antes de las 10 y continuaba este mediodía, en tanto que se estimaba que sería especialmente extenso y podría seguir mañana. La mujer hizo un pormenorizado relato de su situación familiar previa a la desaparición de su hija y, tras un cuarto intermedio de 20 minutos a partir de las 11,20, retomó con un extenso raconto de lo ocurrido desde el 3 de abril de 2002, cuando fue secuestrada la joven, entonces de 23 años.
En un primer momento, la mujer, quien en el transcurso de la búsqueda de su hija creó una fundación que rescata a mujeres sometidas a la prostitución, expresó sus sospechas en torno de la vinculación que habrían tenido con la desaparición de Marita Miguel Ardiles, empleado de la Maternidad provincial, y Patricia Soria, una vecina de la joven en el barrio Gráficos II de esta capital.
Ninguno de los dos se encuentran entre los 13 acusados del secuestro que están siendo juzgados. Trimarco aseguró que cuando recién se inició la búsqueda de su hija el entonces subsecretario de Seguridad de la provincia, Julio Díaz, la envió a buscar ayuda en la remisería Cinco Estrellas, porque «tenían más autos y mejores armas que la Policía» tucumana. Esa remisería es propiedad de una de las imputadas, María Jesús Rivero, ex esposa de Rubén «La Chancha» Ale, un ex convicto por varios delitos y ex presidente del Club San Martín de Tucumán.
«Para mí tenían fama de delincuentes, no me gustaba esa gente, pero el gobierno nos mandó a los Ale», dijo la testigo, según reveló el diario La Gaceta de Tucumán, a través de una cobertura simultánea que realiza por la red social Twitter. Por entonces, «como estúpida iba a la Casa de Gobierno. Digo estúpida porque estaba la mafia ahí», agregó. En un comienzo de la búsqueda, aseguró, el fiscal Baaclini «quería que acuse a David» (Catalán), pareja de Marita, de haberla asesinado, a lo que ella se negó, dijo, a pesar de que admitió que mantenía una mala relación con su yerno.
El testimonio de Trimarco fue seguido con gran concentración hasta por policías de la guardia de los Tribunales locales, pero en un momento la calma se alteró cuando los hermanos José Fernando y José Gonzalo Gómez, imputados en la causa, le gritaron a la testigo «no tenemos nada que ver».
«No voy a parar de buscar a mi hija», «no le tengo miedo a estas mafias», repitió Trimarco varias veces.
Por otra parte, al abrirse la sesión de hoy, dos de los abogados defensores, Cergio Morfil y Carlos Posse, acusaron a la imputada Daniela Milhein de una supuesta connivencia con la querella, luego de que ayer diera detalles de la esclavitud sexual a la que son sometidas muchas jóvenes, ya que ella misma sufrió ese trato. Antes del inicio de la declaración de Trimarco, considerada la principal testigo en el caso, la imputada Irma Medina se negó a declarar, a pesar de que ayer había anunciado que lo haría, informó el diario La Gaceta de Tucumán. (Uno Santa Fe)