El dengue habría desarrollado una mayor resistencia a los insecticidas
En Brasil hay estudios que indican que el mosquito desarrolló resistencia al uso de insecticidas. Desde la provincia plantean que la estrategia de prevención más efectiva es el descacharrado y no la fumigación. Las recomendaciones para quienes viajen a las playas brasileñas.
Un reciente artículo del diario Folha de San Pablo reveló que hay estudios en Brasil que en sus conclusiones advierten que el Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue, habría desarrollado una mayor resistencia al uso de insecticidas en algunas zonas del norte del vecino país.
Frente a este panorama, la primera duda que surge es: ¿Si esto se confirma de qué manera puede afectar a la Argentina? Según Mariana Maglianese, jefa del área de Control de Vectores de la Dirección de Promoción y Prevención de la Salud, el desarrollo de resistencia del Aedes no afectaría, siempre y cuando continúen las medidas para eliminar los reservorios que permiten la cría del insecto.
Para la especialista en enfermedades vectoriales, lo que estaría demostrando en principio este estudio es que el problema, que hasta el momento se estaría dando en determinadas localidades y barrios, sería un efecto derivado de fumigaciones masivas y no de controles focales.
“Una de las conclusiones del trabajo es que la mayor resistencia del insecto se da en los lugares que fueron más fumigados”, explicó Maglianese.
Precisamente, el control más efectivo del Aedes aegypti no depende de la fumigación con insecticidas, que se utiliza únicamente para intervenir ante un brote o caso sospechoso, sino de las acciones preventivas orientadas a combatir la reproducción del mosquito, entre las cuales el descacharrado (la eliminación de recipientes que puedan juntar agua y actuar como espacios de cría de las larvas) ocupa un lugar preponderante. En este sentido, la provincia sigue las recomendaciones emanadas de organismos internacionales, que sostienen que el uso de insecticidas no se utiliza para el control del vector.
Esta afirmación no es casual: el control vectorial, cuando se pretende realizar a través de fumigación con insecticidas, tan sólo logra, tras varios ciclos, disminuir un 30% la población de mosquitos adultos.
Mientras que el descacharrado (que incluye limpieza de patios, ordenamiento, retiro de inservibles, que aquellos envases que tienen agua queden boca abajo, y que aquellos que tengan agua que no se puede eliminar se neutralicen con larvicida biológico) impide directamente que los mosquitos se críen.
“La fábrica de mosquitos está en los recipientes domésticos. Entonces eliminar el agua contenida en el recipiente, es sofocar la fuente de generación de mosquitos”, sintetizó Maglianese. (El Litoral)