Zona sur, campeona en el rubro homicidios
Hasta la medianoche del último día del mes de septiembre en el departamento Rosario habían sido asesinadas en distintas circunstancias 120 personas. Una víctima más que en todo el año 2010 cuando aún resta transitar un trimestre completo, el más conflictivo según algunas fuentes. Sin embargo, un análisis lineal de las estadísticas oficiales permite inferir que a pesar de semejante incremento, la tasa de crímenes en ocasión de robo siguen en baja aunque los que hubo este año fueron de gran resonancia pública; y que la mayoría de los hechos se produjeron por diferencias interpersonales o venganzas entre gente que se conocía. También el examen indica que la zona sur de la ciudad es el escenario donde más asesinatos se cometen ya que en jurisdicción de las 8 comisarías que abarcan esa área (barrios La Tablada, Saladillo y Las Flores, entre otros) hubo 39 crímenes, una tercera parte de los cometidos hasta el momento. Finalmente, otro dato que llama la atención es que el total de hechos creció en un 38,4 por ciento en relación al mismo período de 2010.
Zona roja. Si uno centra la mirada en la zona sur de la ciudad y coteja las estadísticas con las crónicas periodísticas sobre los homicidios de este año, la comisaría en la que más hechos se produjeron es la 16ª, cuya jurisdicción se corresponde con los barrios La Tablada, Villa Manuelita y la villa del Tanque ente otros. Allí hubo 15 asesinatos en nueve meses. Y habrá que recordar que en esa misma jurisdicción, durante 2010, se había producido una sensible baja de las cifras llegando apenas a los cinco crímenes, dato que fue destacado desde el gobierno provincial en el marco de sus trabajos en el territorio.
En la triste estadística siguen la seccional 15ª (barrios Tiro Suizo, La Guardia y villa Moreno entre otros) con 7 hechos; y la comisaría 11ª (barrio Saladillo, Fonavi de avenida Grandoli y barrio Municipal) con 6 homicidios. Entre esas tres seccionales de la zona sur acumularon 28 de los 39 crímenes que hubo en ese territorio. Y si a esa cifra se le agregan los asesinados en barrio Las Flores (5 casos en jurisdicción de la subcomisaría 19ª) de los 39 hechos de la zona sur hubo 33 en sólo cuatro áreas policiales.
Si a ese sector de la ciudad se suman además los 32 homicidios ocurridos en la franja sudoeste rosarina (barrios Triángulo, Moderno, el Fonavi de Rouillón y Seguí, barrio Toba, La Lagunita, etc.), las muertes violentas en esa amplia área al sur del bulevar 27 de Febrero trepan a 71 sobre las 120 totales. Tampoco parece casual que ese número de homicidios se produzca en los barrios que marcan un importante contorno limítrofe del municipio y donde los vecinos más denuncian las postergaciones que sufren.
Pero estos números no deben operar como el árbol que tape el bosque. Sería visceral buscar la causa de semejante escalada en la falta de prevención policial. Una ciudad que tiene 1.198.528 habitantes según el último censo de 2010 y unos 5 mil policías aproximadamente. Es decir, un policía casa 240 habitantes. Pero no todo lo que parece es y, aunque difícilmente algún vocero policial se arriesgue a blanquear la situación, esos 5 mil hombres no son todos agentes de calle. Las estimaciones llevan el número real a unos 3.500 uniformados en cumplimiento efectivo de tareas, aunque esa cifra incluye a los que están franco de servicios.
Radiografía y opiniones. El importante incremento del número de homicidios catapultó el tema a las grandes ligas de la opinión pública y en la semana que terminó se pudieron escuchar varias posiciones y lecturas de la problemática. En una entrevista con el programa radial «Feos, sucios y malos», que se emite los lunes desde las 21 por Radio Universidad Nacional de Rosario (FM 103.3), Enrique Font, secretario de Seguridad Comunitaria de la provincia, mencionó como una de las aristas del fenómeno «la presencia de chicos muy jóvenes, marginales, vulnerables, que tienen acceso a armas y construyen sus identidades en torno a la pertenencia a determinado barrio o a bandas a través de la violencia».
El funcionario reconoció que «hay un alto incremento (de homicidios) en relación a años anteriore», pero remarcó que «ha bajado la tasa de hechos cometidos en ocasión de robo. Si el año pasado ese rubro orillaba el 16 por ciento, hoy no supera el 10».
Font aseguró asimismo que «los que crecen son los asesinatos por enfrentamientos en los que aparecen, como víctimas o victimarios, personas ligadas a economías delictivas, principalmente al tema de las drogas; y por otro lado el de los pibes de entre 16 y 23 años que dirimen la construcción de sus identidades de manera violenta».
“El negocio de la droga se ha extendido de tal manera que ha provocado una saturación de los territorios y se ha vuelto más difícil de controlar. Pero esa expansión tiene límites porque no hay clientes para todos y la capacidad territorial es limitada. Por eso se producen fricciones que se dirimen de manera violenta, armada, con homicidios”, indicó el titular de seguridad comunitaria.
El efecto dominó que impera en los medios de comunicación hizo que Font tuviera que continuar explicando el fenómeno. En LT3 clarificó: “No hay barrios de Rosario tomados por los narcos. Este es un fenómeno que se veía venir y que el Estado descuidó”, afirmó.
Con respecto al tema del narcotráfico, el funcionario remarcó que la policía provincial realizó más procedimientos positivos que las fuerzas nacionales. “Es cierto que la Justicia Federal no está en condiciones de llevar adelante este problema como corresponde. Es cierto que nueve de cada diez procedimientos los realiza la policía provincial y no federal. La policía está trabajando bien el tema”, indicó.
Otro de los convocados a opinar sobre “la ola de homicidios” en Rosario fue el diputado nacional del Frente para la Victoria Agustín Rossi. El lunes, a horas de que en La Tablada asesinaran a balazos a Gustavo Benavente, de 34 años,el diputado santafesino recordó que “en poco más de un mes hubo seis casos resonantes de asesinatos por supuestos «ajustes de cuentas»” y que las víctimas “eran jóvenes, provenientes de familias humildes y vivían afuera de los bulevares de Rosario”.
“En los seis casos se habló rápidamente de «ajuste de cuentas» y con esa carátula pareciera que el caso está esclarecido”, analizó Rossi. “Pero detrás de muchos «ajustes de cuentas» hay bandas que se disputan el territorio y el control de ciertas economías del delito”.
Al respecto, reflexionó que “la idea del «ajuste» como explicación de los homicidios tiene un objetivo encubierto: evitar que se vea a esos asesinatos como una consecuencia de la inseguridad y que la opinión pública piense que se trata de simples venganzas por historias pasadas”. Y finalmente se interrogó: “La repetición de estos casos obliga al poder político a una lectura más profunda. ¿De qué cuentas se trataban? ¿Qué situaciones las originaron? ¿Quiénes estaban detrás de los hechos?”. (La Capital)