Hallan asesinado al joven que había desaparecido en Casilda
La incesante búsqueda de Maximiliano Storani, el joven casildense de 19 años que estaba desparecido desde el 11 del mes pasado, terminó ayer de la peor manera: lo encontraron asesinado en un baldío lindante a un comercio de venta de equipos de GNC, ubicado en la esquina de Catamarca y bulevar Ovidio Lagos.
Por el caso fueron detenidos dos jóvenes mayores de edad y un menor. Se trata de Adrián A., Damián P. y el menor Lucas P.. Los tres confesaron el hecho, aunque uno de ellos sindicó a Adrián A. como autor ya que habría sido él quien le pegó, tras una gresca, un ladrillazo en la cabeza (el que le provocó la muerte). Sin embargo, el joven acusado involucró a sus amigos en la autoría del asesinato, ya que Maximiliano murió después de una fuerte golpiza propinada por los tres. Los detenidos fueron trasladados a la alcaidía de la Unidad Regional IV de policía, con asiento en Casilda.
El episodio enluta y conmueve a una comunidad que tenía esperanzas de que el muchacho fuera encontrado sano y salvo, más aún cuando las versiones oficiales daban cuenta de que no había elementos para presumir que se estaba en presencia de un caso con ribetes delictivos, aunque el desenlace fue otro. Maximiliano resultó muerto por los jóvenes, que lo ultimaron cerca del lugar donde finalmente fue encontrado.
El cuerpo, que fue trasladado al Instituto Médico Legal de Rosario para su correspondiente autopsia, estaba en un avanzado estado de descomposición y desfigurado a causa, aparentemente, de mordeduras provocadas por perros que tomaron al cadáver como presa.
Maxilimiano fue encontrado por el propietario del referido negocio tras advertir la presencia de canes merodeando por el terreno próximo a su local, que frecuentemente utiliza para realizar tareas vinculadas con su actividad.
El cuerpo estaba oculto en medio de unos cañaverales, y todo indica que se encontraba en el lugar desde la madrugada del 12 de agosto, ya en estado de marcado deterioro.
El hallazgo ocurrió cerca de las 10 de ayer y la noticia, que corrió como reguero de pólvora, sacudió a familiares, amigos y vecinos que se concentraron en la intersección de Catamarca y Ovidio Lagos, cuya zona fue vallada para preservar la escena del hecho.
En medio de escenas desgarradores y de máxima tensión surgieron duros cuestionamientos contra el accionar desarrollado para intentar dar con el paradero de Maxi, al tiempo que causó indignación entre los manifestantes que los padres del joven fallecido hayan sido impedidos de verlo hasta tanto llegara al lugar un médico forense de Rosario.
Recién cerca del mediodía, los familiares pudieron reconocer a su hijo y rompieron en llanto ante gestos de desesperación e impotencia. «Después de 22 días me lo devuelven muerto. Quiero justicia para que los responsables paguen por este cruel asesinato», dijo la madre, Lorena Cabrera, quien siempre había tenido la sospecha de que su hijo había sido víctima de delincuentes vinculados al mundo de las drogas.
La mujer recordó que «desde el primer momento sostuve que Maximiliano no había desaparecido por sus propios medios», y se preguntó «con qué fin hicieron sonar a mi hijo, que era tan inocente que parecía un nene y no le hacía daño a nadie». Mientras formulaba estas declaraciones, todavía no se había producido la detención de los principales sospechosos.
Después se sabría que Maximiliano fue llevado, presumiblemente la misma madrugada del viernes 12 de agosto, a un lugar muy cercano al baldío donde luego sería encontrado. Según informó la policía, se produjo una pelea en inmediaciones del museo municipal, lo llevaron a un lugar cercano al baldío y lo golpearon en todo el cuerpo hasta producirle varias quebraduras, una de ellas con un ladrillo. Uno de esos golpes, en el cráneo, habría provocado la muerte. La policía secuestró el ladrillo ensangrentado debajo de una losa, a unos 50 metros del baldío. También se secuestró una remera de Adrián A. en la casa de Damián P., donde se había hecho la fiesta.
Maximiliano tenía la misma ropa con la que había sido visto por última vez en Casilda, aunque su estado de descomposición era tal que su padre, Marcelo Storani, lo reconoció por sus zapatillas.
Si bien es materia de investigación, familiares y allegados sospechan que las circunstancias del hecho tuvieron relación con una «fiesta» organizada la noche del jueves 11 de agosto por Damián P. en una casa de Rioja al 2260, a la que Maxi habría concurrido con un primo.
La Justicia manejaba y trabajó el dato desde el primer momento, aunque no fue determinante para avanzar en la investigación ante la versión de un tío de Maxi que dijo haberlo visto en la mañana del día siguiente circulando en bicicleta por la zona de Buenos Aires y Vicente López. El testimonio diluyó, en alguna medida, la posibilidad de que su desaparición hubiera sido producto de una coerción y más aún cuando a partir de la semana pasada, cuando surgieron datos de que el joven había sido visto con vida en distintas localidades de la zona aledaña a Rosario.
Para los investigadores no había indicios que hicieran suponer que detrás de la desaparición se escondía un hecho de violencia, pero la realidad demostró lo contrario. El joven murió justamente después de aquella fiesta, cuando los tres amigos, entre ellos el organizador del encuentro, iniciaron la pelea con el muchacho por motivos que se desconocen, y uno de ellos le asestó el ladrillazo en la cabeza.
“Hicieron todo mal y no buscaron dónde tenían que hacerlo”, coincidieron en señalar vecinos indignados por el suceso, al referirse a la investigación sobre el paradero de la víctima.
Y el malestar se acrecentó cuando ayer trascendió que a pocos metros de donde fue hallado el cuerpo había aparecido varios días antes una bicicleta sin sus neumáticos, aunque no fue confirmado si se trataba de la suya.
En el lugar estuvieron trabajando distintas divisiones de la Unidad Regional IV de Policía del departamento Caseros, con asiento en Casilda, así como la jueza de instrucción en lo Penal de Casilda, Silvia Nogueras, quien interviene en el caso. También estuvo presente el jefe de policía de la provincia Osvaldo Toledo.
El cuerpo fue retirado finalmente para su traslado a Rosario cerca de las 13, tras los peritajes de rigor. Luego, el grupo de vecinos que se agolpó en cercanías de la zona donde fue hallado el cadáver marchó hacia la ruta 33 para manifestar su dolor en el marco de una concentración para pedir más seguridad vial ante la ola de accidentes. (Ver aparte)
La Municipalidad decretó duelo, mientras la sociedad aún no sale del shock que causó el crimen.
Caída la noche, unas 700 peronas protagonizaron una movilización por la ciudad. La intención fue manifestar su dolor y su bronca por el hecho, además de pedir justicia, aunque el caso está ya prácticamente cerrado. La gente marchó con velas y carteles, en medio de un clima de animosidad.
Al cierre de esta edición, la jueza Nogueras habilitaba el tribunal para tomar declaración a los detenidos.
Enterado de la muerte de Maximiliano Storani, el gobernador Hermes Binner suspendió una mateada que tenía prevista en el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires, y viajó a la provincia. (La Capital)