El Papa brega por el celibato sacerdotal
El papa ha apelado hoy al celibato sacerdotal y ha pedido a los seminaristas que no se intimiden por «un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer» suelen ser según el santo padre los criterios que rigen la existencia.
El pontífice ha hecho esta reflexión durante la homilía que ha pronunciado ante unos 5.000 seminaristas en la catedral de La Almudena y que, junto a la confesión anterior de cuatro jóvenes, en el que ha sido el acto más íntimo y reservado de su estancia en Madrid, han centrado su actividad en la tercera jornada en España.
En el popular parque madrileño de El Retiro, el papa se ha sumado a la «Fiesta del Perdón», en la que durante toda la semana doscientos sacerdotes de todo el mundo han ocupado confesionarios blancos con forma de vela.
Benedicto XVI ha ocupado uno especial, más cerrado, para impedir la visión del papa y de los cuatro jóvenes (dos chicos y dos chicas) y preservar ese momento de intimidad.
Tras esa actividad en El Retiro, donde llegó en un coche oficial, el obispo de Roma se desplazó, a bordo del «papamóvil», hasta la catedral de La Almudena y, durante el trayecto, volvió a recibir el aplauso de los peregrinos, que hoy han expresado además su afecto al arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco, quien hoy cumple 75 años.
En la catedral, le aguardaban jubilosos miles de seminaristas, a quienes el papa ha exhortado a afrontar el reto sacerdotal «sin complejos ni mediocridad» y a no temer que «los menosprecien», ya que eso ocurre con quienes evocan «metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran».
Benedicto XVI también ha subrayado que los seminaristas no deben ser santos para no crear una contradicción «entre lo que somos y la realidad de lo que queremos significar» y les ha invitado a vivir su formación con alegría «en actitud de docilidad, de lucidez y de radical fidelidad al evangelio».
En nombre de los jóvenes seminaristas, ha intervenido el español Pablo Lamoca, quien ha agradecido al pontífice el cuidado pastoral que les presta y ha opinado que hoy en día no resulta fácil la misión de ser sacerdotes.
«Nos cuesta mucho llegar a nuestros hermanos alejados o no creyentes. Sin embargo, queremos ofrecer la esperanza del Evangelio con nuestra futura entrega sacerdotal», ha indicado el seminarista.
Al termino de la misa, que ha concluido con un fuerte aplauso de los seminaristas, el pontífice ha recibido al presidente del PP, Mariano Rajoy en la propia sacristía del templo.
Ambos han conversado sobre la situación económica y la necesidad de trabajar para «entre todos» tener una «sociedad mejor». Tras la reunión y en declaraciones a TVE, el jefe de la oposición ha explicado que ésta ha sido «muy emocionante» y «un gran honor» y ha detallado que ha obsequiado al pontífice con un disco de cantos gregoriano de los monjes del Monasterio de Silos.
El santo padre ha abandonado el recinto eclesiástico de nuevo a bordo del «papamóvil» para dirigirse hasta la residencia de Rouco, quien le ha ofrecido una comida, junto a otras sesenta personas representantes del obispado español y del séquito papal.
Coincidiendo además con el cumpleaños del arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, los comensales han degustado como platos principales salmorejo con huevo de codorniz cocido, jamón ibérico y un solomillo con salsa al vino tinto.
La comida, única además que el pontífice ha realizado fuera de la Nunciatura, ha sido preparada y servida por los alumnos y profesores de la Escuela de Hostelería del Centro Educativo Fuenllana.
En el almuerzo, no ha faltado un toque alemán, al incluir panes como el «pretzel», pan salado típico de Baviera -estado en el que nació el papa-, el pan negro y unas cucharitas de corazón de alcachofa con salsa holandesa.