La Argentina descalzada
¿El próximo presidente sabrá realmente qué nos pasa?
Ante la inminencia de las PASO todos –incluida esta cronista-, están deseosos de ver cómo queda la grilla política según (lo entienden y ordenan) los votantes. incluso los ausentes, más el voto observado y el voto en blanco. Pero tal vez, entre quienes votan y los que no, se pregunten: ¿el elegido sabrá realmente qué nos pasa? Hablan de cambios. ¿Cuáles?, ¿Para qué? Y principalmente ¿para quiénes?
Argentina vive hace años sometida a descensos y parches como remedio a sus males.
Muchos presidentes y hoy, muchos candidatos a presidente, no han conocido/no conocen con qué cuentan a la hora de planificar sus proyectos. Sencillamente porque perteneciendo o no al AMBA, miran al interior desde allí.
La sociedad busca insisto –votando o no-, un rumbo que hoy Argentina no tiene. Esta cronista advierte que los candidatos todos, expresan sólo corto plazo. No proponen como Frondizi, impulsor de teorías desarrollistas, ni visualizan como Perón quien en los 70 miraba al mundo con los ojos del 2000; esto, que significa evaluar los cambios del mundo y subirse a él con las potencialidades que ofrecen las riquezas y el capital humano de los países, no ha aparecido aún.
Tampoco el calentamiento global, la Inteligencia Artificial, claves para hoy y generaciones venideras. Otro tema central debiera ser las propuestas sobre el pasivo que representa a gran parte del capital humano que debiera estar en actividad, de una Argentina que, por yerros políticos tiene en su territorio dos o tres generaciones atravesadas por desempleo, droga y grandes dificultades por ende, en el desarrollo y la inserción social. Para ello es indispensable la adaptación a los nuevos tiempos de programas educativos que hagan de la matemática, la lengua e idiomas el núcleo duro que equipare oportunidades.
Llama la atención el apego de los candidatos a las encuestas, dado que son ellos mismos quienes debieran percibir sin intermediarios, el humor de la calle. Porque la política se hace en la calle.
A horas de las PASO ¿qué tenemos hoy? . De los cuatro candidatos presidenciables con más chance, se presentan dos como moderados y dos como radicalizados. Todos tienen problemas, dado que aún sus fortalezas, pueden eventualmente jugarles en contra. Veamos.
En el caso de JxC ambos candidatos tienen en sus mochilas el resultado final del gobierno del ex presidente Macri. En el caso de Patricia Bullrich, su radicalización está sostenida por su dureza. De ganar las PASO esta fortaleza, de mantener su discurso, la alejaría de votantes que integran su coalición: radicales, Coalición Cívica, independientes. Y si deja de radicalizarse para captar estos votos, puede desencantar a su núcleo duro y perderlo. En el caso de Rodríguez Larreta, su moderación, como todo aquel que la practique, no genera pasión. Y su convicción dialoguista de ganar las PASO, seguramente le haría perder el voto duro que acompaña a Patricia Bullrich.
En el caso de Sergio Massa, su mochila es su propia gestión, en la cual –por las razones que sean y él explica- no logra bajar la inflación. Pero el mantener producción y empleo, aunque su gobierno no tenga dólares, lo convierte en un candidato competitivo.
Javier Milei tiene en su mochila la magnificación de su radicalización.
Una observación. La radicalización debe ser dosificada, aún ante el ciudadano enojado con la política dado que, si hay sobredosis puede intoxicar a una idiosincrasia como la argentina que no es tan belicosa.
Algunas conclusiones. Si Sergio Massa no logra ganar las elecciones, este peronismo se va a la casa con un gran fracaso bajo el brazo y cerrando el ciclo kirchnerista de veinte años. Habrá que ver si en un futuro el cordobés Schiaretti representa o no, una opción dentro de un peronismo que no logró su razón de ser: una distribución equitativa del ingreso, generar trabajo, desterrar la pobreza, generar el ciclo virtuoso de producción-empleo-consumo.
El peronismo sufre el mismo deterioro que tiene Argentina.
De ganar Massa sería el nuevo conductor de este espacio político, de lo contrario hay un liderazgo vacante.
En el caso de JxC, es probable que el ex presidente Macri, de ganar Patricia Bullrich; sufra la misma desilusión que dice tener hoy con Rodríguez Larreta. Su liderazgo, al igual que el de Cristina de Kirchner, está concluyendo su ciclo.
Esta cronista sigue pensando que Javier Milei es un fenómeno social, no político. Su permanencia dependerá de los aciertos o yerros de la política tradicional.
Finalmente, esta cronista está convencida que Argentina no podrá prosperar sin diálogo. Cada candidato eligió un estilo para diferenciarse y llegar al electorado. Lo cierto es que cualquier transformación en democracia, necesita del auxilio inexcusable del Congreso nacional. Para ello se vuelve imprescindible acordar. Y fundamentalmente ante lo que parece ocurrirá: medidas duras. Y los acuerdos insisto, no se fogonean en la calle, sino en una mesa de discusión.
Estamos transitando los 40 años de retorno a la democracia. Raul Alfonsín recibió la banda presidencial y su bastón de mando de la mano del dictador Reynaldo Bignone. Mano a la que estrechó dado su apego a la institucionalidad y al poder conferido por sus votantes en democracia. Su moderación y fidelidad a las formas no le impidieron realizar el Juicio a las Juntas, reconocido por el mundo entero. Es con la Constitución Nacional en la mano, no con la pasión de los extremos.