Cristina logró un triunfo aplastante y la reelección parece un trámite
Pura emoción era la presidenta Cristina Kirchner, cuando a las 21.25, mucho más temprano que lo previsto, salió a festejar en el búnker montado en el porteño Hotel Intercontinental a celebrar una victoria aplastante en las primarias, que la pone a las puertas de la reelección para la primera vuelta del 23 de octubre.
A esa hora, la jefa del Estado rondaba el 50 por ciento –porcentaje que finalmente se mantuvo– y le sacaba 38 puntos de ventaja a sus más inmediatos seguidores, Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde. Binner salió cuarto cerca de ellos (10,5%), una cosecha consideraba positiva por el Frente Amplio Progresista (FAP).
Menos en San Luis, la presidenta ganó en todas las provincias. Eso incluyó distritos donde hace pocas semanas el kirchnerismo tuvo malas performances en las elecciones locales, como Santa Fe y Capital, donde la primera mandataria mostró que está mucho mejor parada que sus referentes locales. Así, se confirma otra tendencia que se venía viendo en los comicios distritales: en tiempos de bonanza económica, los oficialismos tienen todas las de ganar.
El respaldo a Cristina fue abrumador. Tanto que, en el búnker del Hotel Intercontinental, lo festejó como si ya hubiera sido reelecta, algo que con estos números parece prácticamente un trámite.
En su discurso la presidenta, habló ya de los próximos cuatro años de gestión. Y puso especial énfasis en remarcar la situación económica internacional y la necesidad de que los argentinos unan fuerzas para enfrentarla.
En ese sentido, hizo una «gran convocatoria a todos los argentinos». «El mundo es un gran tembladeral; los argentinos necesitan una sociedad unida y una dirigencia que puede tener la tranquilidad y la sapiencia de construir los instrumentos que nos han permitido sobrellevar con éxito el desastre de 2008 y la crisis de 2009», dijo.
«Quiero convocar a todos a que pensemos en grande, a que estemos unidos, porque el mundo está dificil pero si logramos limar diferencias, si escuchamos lo que dice la sociedad a través de las urnas, vamos a lograr equivocarnos menos», enfatizó.
Además, resaltó el salto de «calidad institucional» que significa el sistema de primarias abiertas, el fortalecimiento de la democracia que implicó el alto nivel de participación y también remarcó lo positivo que resultó el sistema de cesión de espacios gratuitos en los medios para que todos los partidos pudieran hacer visibles sus propuestas.
Los otros candidatos
Frenta a tan contundente elección de Cristina, en la UCR y el peronismo federal nadie tuvo demasiado por festejar. Salir segundo así no sirve de mucho. Es que el balotaje se convirtió en una quimera. Y el virtual empate entre Alfonsín y Duhalde hace que ninguno se recorte como receptor de un eventual «voto útil» en octubre que apunte a forzar justamente una más que improbable, casi imposible, segunda vuelta.
Por más que Duhalde relativizó el valor de los resultados de las primarias y dijo que los pingos hay que verlos en los comicios generales de octubre.
En el binnerismo, en tanto, creen que llegaron a un buen piso y sí hubo algo de euforia. Pero era más por lo que puede venir que por la opción real de ser gobierno en 2011. Es que aún suponiendo que el santafesino pueda crecer de cara al 23 de octubre si consigue revertir el todavía alto nivel de desconocimiento que la población de varias provincias tiene de él, y por lo tanto aparece como una posibilidad cierta un segundo puesto en octubre, el proyecto de poder no es para este año sino para 2015. «Se consiguió plantar una bandera», sostuvo un colaborador del gobernador. «Es un mojón que hemos clavado en el camino», lo certificó en su discurso el propio Binner, que tenía un trago amargo: no podía ganarle a Cristina en Santa Fe. Habrá que ver qué pasa con él en octubre y si después de esos comicios se mantiene la unidad del Frente Amplio Progresista.
Lo de Rodríguez Saá no era ni muy muy ni tan tan. Quedó quinto, con el 7,8% de los votos, y triunfó en su provincia, San Luis: «Somos los únicos que le ganamos a Cristina», dijo.
Terriblemente malo fue lo de Elisa Carrió, que pasó de ser segunda en 2007 a sexta en estas primarias, con un porcentaje de votos ínfimos. Tanto que ni le sacaba un punto de ventaja al Frente de Izquierda de Jorge Altamira, que conseguía el «milagro» y estaba por encima del piso del 1,5% que le permite competir en las generales.
En cambio, el que hacía otro papelón era Proyecto Sur: con menos del 1 por ciento, Alcira Argumedo queda fuera de carrera para octubre. (Rosario 3)