Aumenta en Argentina la prevalencia de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal
Si bien hace algunos años a este grupo de condiciones se lo relacionaba estrictamente con los países desarrollados, lo cierto es que actualmente su incidencia se encuentra extendida. Son afecciones crónicas, pero con terapia farmacológica y quirúrgica es posible disminuir su impacto en la calidad de vida.
El pasado sábado 29 de mayo se conmemoró el Día Internacional de la Salud Digestiva. Esa fecha, año a año es aprovechada por la Organización Mundial de Gastroenterología (OMG) para hacer hincapié en un mensaje clave, generalmente utilizado como leit motiv para difundir información y concientizar a la población sobre los temas más relevantes en lo inherente a la salud gástrica.
Así, la consigna para el 2010 estuvo relacionada con la prevención de la enfermedad inflamatoria intestinal, una entidad que según datos de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) cada día es más prevalente.
QUE ES LA EII
Estrictamente la EII constituye un grupo de condiciones inflamatorias del tracto gastrointestinal que se desarrollan sin razón aparente y entre las que se destacan la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, ambas de carácter crónico.
Si bien en muchos casos esta patología requiere hospitalización y cirugía, poniendo en marcha un adecuado y precoz, los pacientes pueden llevar una vida plena y productiva, e inclusive muchos pueden lograr que su enfermedad llegue a una remisión duradera.
«Ésta es una enfermedad cuyo pico de incidencia se ubica entre los 15 y 30 años, es decir en una edad donde la gente estudia, se recibe, se casa, comienza a armar su familia, a desarrollarse laboralmente o planea tener hijos. Por esa razón su impacto es mayor, sin mencionar que ahora ya no podemos hablar únicamente de países desarrollados afectados, sino que cada vez su prevalencia es más alta. Las causas tanto de desarrollo como de extensión a nivel global de la EII son desconocidas, aunque sí podemos citar a la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn como las dos más destacadas, y a su vez esbozar algunos factores que podrían influir como por ejemplo la susceptibilidad genética, los disparadores ambientales (por ejemplo la comida rápida, el estrés y fundamentalmente el cigarrillo) y determinadas disfuncionalidades del sistema inmune», explicó el doctor Aníbal Gil, médico de planta del grupo de Enfermedades Inflamatorias Intestinales del Hospital de Gastroenterología Carlos Bonorino Udaondo, en una conferencia de prensa brindada en el marco del II Curso Internacional de Otoño de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE).
Respecto de la mayor cantidad de casos registrados a nivel local, el doctor Gil esbozó un parámetro: «Actualmente en el grupo del hospital, que está coordinado por la doctora Alicia María Sambuelli, tenemos 3.500 pacientes diagnosticados con ambas enfermedades (colitis ulcerosa y crohn), cuando hace 20 años en el momento que el equipo empezó a trabajar, esa cifra era mucho menor».
«Es posible que a nuestro grupo el paciente llegue derivado, después de mucho peregrinar con médicos sin que éstos puedan dar en la tecla, en cuyo caso hay que empezar ‘de cero’ con el tratamiento; también es posible que ingresen en grave estado debiendo ahí sí actuar con mucha rapidez. Esto nos da la pauta de lo importante que es contar con un diagnóstico precoz, pues frente a esta enfermedad no tenemos posibilidad de hacer prevención. Consecuentemente, siempre el objetivo principal del tratamiento es que el paciente alcance la remisión (desaparición de los síntomas) y pueda mantenerla», añadió justamente la doctora Sambuelli, también presente durante la reunión.
UN TÚNEL LLENO DE SORPRESAS
Haciéndose eco del mensaje sobre la relevancia de detectar los cuadros rápidamente, el doctor Luis Boerr, jefe del departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán sostuvo: «El intestino es un túnel lleno de sorpresas, que es necesario recorrer con los cinco sentidos muy agudizados. A veces para algunos es más fácil indicar la realización de una tomografía que escuchar o tocar y palpar al paciente. Pero, lo cierto es que poniendo en práctica esas cosas podemos sacar muchos más datos que con un simple estudio o mirando un microscopio, sobre todo porque a veces debemos considerar enfermedades que tienen una misma etiología pero que en cada persona se desarrollan y comportan de manera diferente».
«Por su parte, en cuanto a los indicadores primarios que son los que pueden disparar una consulta creo que es importante mencionar a la diarrea», agregó Boerr.
Dado que es muy habitual que mujeres, hombres, niños y ancianos sientan molestias gástricas es importante informar que no todo síntoma culminará indefectiblemente en alguna de estas serias condiciones.
Por el contrario, en la mayoría de los casos la mala sensación intestinal entra en el campo de los llamados trastornos funcionales, en el cual también se ubican la pesadez, la hinchazón, el tránsito lento, la molestia progresiva (es decir a medida que avanza el día), el dolor abdominal permanente.
QUE ES POSIBLE HACER PARA MEJORARSE
«El intestino y el estómago son órganos muy sensibles que funcionan de manera diferente en cada persona. Mientras para algunos las molestias pasan desapercibidas, para otros generan un verdadero problema. Ante eso lo primero que debemos hacer es evitar la subestimación y el pero si vos no tenés nada; y en segundo término debemos darle mucha importancia al estado emocional del paciente, así como también a su alimentación», refirió el doctor Juan Andrés De Paula, jefe del servicio de Gastroenterología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
«Además, una herramienta que suele ser muy útil en estos casos es la utilización de probióticos para contribuir al fortalecimiento de la flora intestinal. Los probióticos son microbios vivos bien definidos, pues hay millones, que ingeridos solos o en algún alimento poseen un efecto beneficioso puntual», completó el especialista.