Cristina confía en ser reelecta: «Cuenten conmigo para lo que resta por hacer»
Desde el Teatro Coliseo, donde Néstor Kirchner presentara su plataforma electoral en abril de 2003, Cristina Fernández culminó ayer la campaña electoral de cara a las primarias del domingo en la que es precandidata a presidente. La Jefa del Estado se mostró confiada en su reelección (“cuenten conmigo para lo que resta por hacer”, propuso), emocionada cuando recordó a su marido fallecido, y pidió a la oposición el reconocimiento de los pilares de un modelo “de inclusión social” para dar vuelta a una página marcada por las agresiones entre oficialistas y opositores.
“¿No es hora de reconocer algunas cosas? No pido aplausos, pero sí cooperación. Que apoyen lo que hemos hecho bien y que nos ayuden a corregir los errores que seguramente hemos cometido”, sostuvo Cristina ante una platea de gobernadores peronistas (sólo estuvo ausente el cordobés Juan Schiaretti), ministros y candidatos a diputados y senadores nacionales de todo el país. “Me gustaría hoy tener un rol más allá de la Presidencia, porque en realidad quiero ser la presidenta de la unidad de todos los argentinos”, postuló Cristina.
Se mostró segura. Dijo que está pasando un momento de su vida de mucha “serenidad y firmeza” y propuso profundizar el modelo económico-social. Evitó aludir a la coyuntura electoral y sembrar exitismo entre sus seguidores (“hay que ser humilde; los votos se cuentan uno a uno el domingo después de las seis de la tarde”, le aconsejó a un militante que auguró un “baile” a la oposición). Pero se rodeó de todo el poder territorial del justicialismo K para demostrar su fortaleza.
De los gobernadores sólo faltó Schiaretti. Pero estuvieron todos los demás justicialistas: Daniel Scioli, José Luis Gioja, Celso Jaque, Luis Beder Herrera, Oscar Jorge, Daniel Peralta, Walter Barrionuevo, Juan Manuel Urtubey, Jorge Capitanich, Sergio Urribarri y José Alperovich. Además, hubo mandatarios aliados como los radicales Maurice Closs y Gerardo Zamora o el neuquino Jorge Sapag. Obviamente, no estuvo el peronista disidente Alberto Rodríguez Saá, de San Luis, quien se postula como presidente.
Entre el público, sólo había un invitado especial de Córdoba: el intendente de Leones, Fabián Francioni, por ser primer candidato a diputado nacional del Frente para la Victoria. Conversó con dirigentes K de otras provincias que también encabezan la grilla oficialista como el santafesino Omar Perotti o el mendocino Guillermo Carmona.
Con tono intimista, Cristina recordó que sólo faltó a dos actos de Néstor Kirchner, “porque siempre me puso nerviosa, aún hasta el final cuando pasó lo que pasó”. Uno fue en 1991, cuando Kirchner se lanzó a la gobernación santacruceña y el otro fue en 2003, en el mismo Coliseo que ayer se mostró atestado por dirigentes kirchneristas, especialmente por los jóvenes de La Cámpora, la agrupación que creó su hijo Máximo.
Cristina no fue la única oradora en un acto que duró 50 minutos. Amado Boudou, el ministro de Economía y candidato a vicepresidente fue quien la precedió en el uso de la palabra y realizó el repaso por los logros de los dos gobiernos K.
Para el final, Cristina reservó otro pedido a la oposición: “Depongamos los mensajes de odio, no le comamos la cabeza a la gente diciendo que está todo mal”. Luego, se abrazó con Boudou y la ministra Alicia Kirchner. Alguien le acercó un clavel blanco que ella se lo dio a su madre, Ofelia Wihelm.