Rusia y Ucrania retomaron el diálogo en un clima de desconfianza
La antesala a la reunión, que se desarrolla en Estambul, estuvo marcada por la sospecha de un envenenamiento y declaraciones que marcan una marcha atrás en los puntos negociados.
Negociadores de Ucrania y Rusia iniciaron este martes conversaciones en Estambul, Turquía, en momentos en que se reanudaron las evacuaciones de civiles desde zonas ocupadas por las fuerzas rusas y las tropas ucranianas se aferran a la ciudad asediada de Mariúpol.
Las conversaciones comenzaron con la presencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y bajo la sombra de las denuncias de que delegados habían sido envenenados en una ronda previa de diálogo en Kiev.
Erdogan llamó a los dos países a «poner fin a esta tragedia», tras reconocer que «ambas partes tienen preocupaciones legítimas» y que «es posible llegar a una solución que sea aceptable para la comunidad internacional».
Ha pasado más de un mes desde que los tanques del presidente ruso, Vladimir Putin, ingresaron en Ucrania buscando debilitar o deponer al gobierno democrático de Kiev.
Los combates han dejado unos 20.000 muertos, según estimaciones del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, y ha forzado a más de 10 millones de personas a dejar sus casas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, indicó que las conversaciones de Estambul se centrarán en mejorar la situación humanitaria, aunque dejó entrever su escepticismo sobre el resultado.
«Si vemos que el tono ha cambiado y que están listos para una conversación seria, sustantiva y un acuerdo equilibrado, entonces las cosas avanzarán», declaró. «Pero si es una repetición de su propaganda», las conversaciones fracasarán, acotó.
Putin justificó la invasión de Ucrania para llevar a cabo la «desmilitarización» y «desnazificación» del país, y ahora reclama la imposición de un estatus de neutralidad y el reconocimiento de que las regiones de Donbás y Crimea ya no son parte de esta antigua república soviética.
Pero Kuleba indicó que en eso hay poco margen de acuerdo: «no canjeamos personas, tierra ni soberanía. Nuestra posición es firme».
Ucrania también anunció el reinicio de las evacuaciones de varias zonas bajo control de Rusia en el sur del país, incluso desde la ciudad sitiada de Mariúpol, tras un día de suspensión por temor a las «provocaciones» rusas.
Las tropas rusas han rodeado este puerto estratégico y mantienen bombardeos indiscriminados, atrapando a unas 160.000 personas con poco alimento, agua o medicamentos. Pero las fuerzas ucranianas luchan por retener el control.
Al menos 5.000 personas han muerto en esa ciudad, según un alto cargo ucraniano, quien calcula que la cifra real de muertos podría llegar a 100.000.
En Mikolaiv, otra ciudad clave en el sur, el gobernador local, Vitaly Kim, dijo que un ataque ruso alcanzó el martes la sede de la administración regional, y los equipos de rescate buscaban a ocho civiles y tres militares bajo los escombros. Periodistas de la AFP en el lugar pudieron ver cómo eran extraídos dos cuerpos sin vida.
Ucrania aún cree que Rusia quiere tomar Kiev y descarta la idea de que el Kremlin se centrará en la región oriental de Donbás.
El lunes, los ataques rusos cerca de Kiev dejaron más de 80.000 viviendas sin electricidad, dijeron las autoridades, reiterando el peligro que aún enfrenta la ciudad.
En las afueras de la localidad suburbana de Irpin, un punto clave de acceso a Kiev, periodistas de AFP dijeron haber escuchado el martes el sonido de proyectiles esporádicos, un día después de que Ucrania anunció que la había recapturado.
Con el estancamiento de los enfrentamientos en tierra y el aumento de las bajas rusas, Rusia parece recurrir a tácticas cada vez más brutales.
Las potencias occidentales han dicho que tienen pruebas de crímenes de guerra, los cuales están siendo investigados por la Corte Penal Internacional.
La fiscal general ucraniana, Iryna Venediktova, dijo que hay pruebas de que las fuerzas rusas han usado bombas de racimo -prohibidas en 2010 por una convención internacional- en las zonas sureñas de Odesa y Jersón.
Entre tanto, el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) viajó a Ucrania «para mantener conversaciones con funcionarios del gobierno» con el fin de proporcionar «asistencia técnica» para garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares, según informó el martes la agencia de la ONU.