Entre la guerra y el FMI, Argentina mueve sus fichas
El debate en el Parlamento nacional sobre el acuerdo será la mejor fotografía del estado de las coaliciones.
Jean-Luc Mélenchon, candidato a presidente de Francia, reflexiona a propósito de la invasión de Rusia a Ucrania. Considera que los líderes europeos no la vieron venir. Hace dos meses, la EU decidió ir hacia las energías limpias, incluyendo dentro de ellas a la nuclear. Y también sostiene que la ONU sanciona económicamente a Rusia pero no rotundamente, dado que lo hace cuidando el bolsillo de varios de sus integrantes.
En cuanto a Latinoamérica, y las repercusiones que esta guerra tiene y tendrá en términos económicos, Héctor Casanueva, del Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia, le dijo a Infobae que recomiendan la coordinación de los gobiernos latinoamericanos, cosa que no hicieron en la pandemia, a la hora de tener una posición conjunta en términos políticos y económicos, y respaldar el secretario general de la ONU; sincronizar un sistema universitario de los países de Latinoamérica coordinado sobre prospectiva y nuevas ideas; y, por último y principal: fortalecer las democracias, contribuyendo para que esto ocurra en los países donde es más débil. Concluye diciendo: “Latinoamérica existe poco, hay que volver a ponerla en el mapa”.
El debate en el Parlamento nacional sobre el acuerdo con el FMI será la mejor fotografía del estado de las coaliciones. La gobernante “hoy coyuntural”, según la definió el propio presidente Alberto Fernández en el discurso inaugural de sesiones ordinarias; y la opositora que, ante la descoordinación de actitudes del pasado lunes permite dudar sobre supervivencia tal cual la conocemos. Sobre esto, integrantes claves de la misma creen que a pesar de voces altisonantes -Torres sobre Manes-, no observan posibilidad de peligro sobre la reconfiguración de las alianzas. Creen que a medida que se definan las candidaturas 2023, subirá el tono de las voces sin sacar los pies del plato.
En cuanto al proyecto del FMI, consideran que será aprobado, tal vez coincidiendo con el artículo 1°, el referido a la autorización para la refinanciación, y absteniéndose -o con un proyecto alternativo- en lo que se refieren el memorándum y el programa económico que elaboró el Gobierno para su cumplimiento. Es decir, en ambas coaliciones habrá facilitadores y abstencionistas. Todo indicaría que, con la anuencia de los facilitadores, con la fórmula que encuentren para ello, el proyecto tendría aprobación en Diputados. En el transcurrir hasta que llegue al recinto, el presidente del bloque oficialista Germán Martínez cree que “lo más valioso es lo que acontezca en la comisión de Presupuesto y Hacienda, donde se analizará -con todos los elementos sobre la mesa- el contenido del acuerdo de refinanciación de la deuda que contrajo el gobierno del presidente Macri, donde no hay acuerdos secretos, ni cláusulas por afuera de los documentos que se analizan. Esto es muy positivo para la institucionalidad del país. Esperamos poder emitir dictamen para llevarlo al recinto”.
Lo que acontezca en el Senado nacional es una incógnita, porque es la primera vez que Cristina Kirchner no tiene plan ni candidato para el 2023. En realidad su plan es que, por lo que expresa en pasillos y muy en el oído, el acuerdo propiciado por su Presidente no salga. En esto, una vez más, hay coincidencias por distintas razones con su archienemigo el ex presidente Macri. En cuanto al 2023, al único que le ha dicho sin demasiado énfasis “caminá y fíjate qué pasa” es a Jorge “Coqui” Capitanich. Por otro lado, el presidente Fernández va por su reelección y tiene un plan más allá del resultado del mismo. Deberá direccionar su discurso y, principalmente, su acción. No estaría mal que se reencuentre con aquel “soy el más federal de los porteños”, que prácticamente está sin uso. Sería un error, como lo hizo el domingo frente a un plenario de mujeres (“desprecio al FMI tanto como todos”), seguir apostando a un caudal electoral que se enflaquece día a día ante la opaca actuación en las gestiones de los ministerios que este sector protagoniza. La expresión del Presidente no pasó desapercibida y el histórico dirigente radical Federico Storani le dijo a Infobae: “Algunos logros de la administración Fernández, como cierta recuperación económica y el anuncio de acuerdo con el FMI, los neutraliza con sus propias expresiones en el precario equilibrio que existe en su coalición. Se boicotea a sí mismo”.
Sigue vacante el camino de la moderación. En este aspecto, a Horacio Rodríguez Larreta le puede pasar lo mismo que a Alberto Fernández: ambos, por no confrontar con sus mentores tan amantes de la grieta, pueden llegar tarde a sus respectivas independencias y con ello al voto de la gente.
En cuanto al proyecto de acuerdo en sí, los economistas consultados coinciden con lo que expresó este domingo en Infobae el Carlos Leiva: “Si no sale, perdemos. Si sale, nos quedamos donde estamos”. Un ex ministro con grandes responsabilidades decía a este medio: “Es patear para adelante dos años. Esta política la practican los unos y los otros desde el 2011 y así estamos”. Con ironía, remató: “¡Están todos preocupadísimos!… por los puestos y cajas del 2023″. Otro destacado economista consultado aseguraba: “Este acuerdo es para ganar tiempo, no sirve para bajar la inflación ni la pobreza”.
Lo cierto es que el FMI en el capítulo subsidios no habla de cómo deben ser las tarifas, sí de una reducción del 0.6% del PBI, que significa aproximadamente $ 350 mil millones. El tributarista César Litvin considera que es un analgésico que no resuelve nada. Dice: “Argentina tiene dos problemas, el principal es el déficit fiscal. Y el segundo, y no menor, la falta de crecimiento económico. Desde lo tributario, el revalúo de activos es un aumento impositivo, así como también de bienes personales. El gran problema es que el bolsillo es único, si sube el inmobiliario debiera bajar algo del consumo. El gasto público consolidado entre nación y provincia es del 47% del PBI: es infinanciable. Hace falta un plan de austeridad”. Remata diciendo: “Esto es para lo financiero. Argentina necesita del círculo virtuoso de la inversión, empleo, consumo”. La lógica del Litvin es indiscutible, pero para que el círculo virtuoso comience a andar es necesario que los argentinos confíen en sus gobiernos y sus políticas. El PBI de argentinos, que no está a disposición del crecimiento y la inversión, es el mejor de los ejemplos de la no confianza que los unos y los otros construyeron hasta aquí a costa de la destrucción del país.