Hace 37 años era asesinado Rodolfo Ortega Peña
En el día de hoy se cumple el 37° aniversario del asesinato del diputado nacional Rodolfo Ortega Peña.
Ortega Peña, quien antes de ser legislador fue historiador, editor de autores nacionalistas, abogado sindical y de presos políticos, fue acribillado el 31 de julio de 1974, un mes después de la muerte del ex presidente Juan Domingo Perón.
La causa fue reabierta en 2007 con el pedido de extradición de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón y del ex policía Rodolfo Almirón, y la detención domiciliaria de Juan Morales -estos dos últimos sospechados de ser los autores materiales del crimen-.
Un viento de revisión sacudió en 2007 los adormecidos expedientes judiciales que tenían en la mira a los miembros de la Triple A de José López Rega.
El movimiento judicial ayudó, a su vez, a volver la mirada hacia el asesinato de Ortega Peña.
También en 2007, se publicó el libro «La ley y las armas», de los periodistas Felipe Celesia y Pablo Waisberg, que ofreció la primera biografía de una personalidad que entremezcló de forma singular la intelectualidad con la militancia.
Ortega Peña prácticamente inició su vida política en el Partido Comunista para luego transitar el camino de la «peronización» de la mano del César Marcos -mítico líder de la Resistencia Peronista-.
La biografía recorre la vida de Ortega Peña desde su infancia, en la coqueta Escuela Argentina Modelo y el exclusivo Argentino Tenis Club, hasta su madurez, convertido en uno de los más claros exponentes del peronismo de izquierda y del revisionismo histórico. Un camino particular, no exento de contradicciones.
Ortega Peña, junto a su inseparable amigo Eduardo Luis Duhalde (actual secretario de Derechos Humanos), escribieron «Facundo y la montonera», «Baring Brothers y la historia política argentina» y «Felipe Vallese: Proceso al sistema», entre otros libros que fueron muy leídos por los militantes de los 70.
Si bien su asesinato no fue el primero cometido por la Triple A, los autores entienden que ese crimen, que la fuerza paraestatal se encargó a adjudicarse, «marcó un cambio de dimensión en la lucha política y un incremento en la violencia que había comenzado a crecer ya con Perón en el poder».
Esa definición toma en cuenta lo que les relató Duhalde «sobre la existencia de un ‘Plan para la Eliminación del Enemigo’ que López Rega le presentó a Perón» en una reunión reservada en la residencia de Olivos y que los incluía entre los blancos a eliminar.
Según afirmó Duhalde ante los autores y luego ratificó este año ante el juez federal Norberto Oyarbide en la reabierta causa sobre la Triple A, la noticia se las dio el ministro de Justicia, Antonio Benítez, quien además contó que «Perón hizo silencio» ante la propuesta de su ministro.
«‘Tienen luz verde’, pensó Duhalde no sin cierto estremecimiento. Se preocupó más que su amigo, le insistió para que tomara medidas de seguridad, le dijo que no se expusiera tanto. Pero Ortega Peña no hizo más que lo acostumbrado: no tomar taxis cuando iba con sus dos hijos, utilizar distintos caminos para ir de su departamento al Congreso o a la redacción de la revista que dirigían, no salir sin su arma», relatan los autores, en referencia a las advertencias.
La amenaza finalmente se corporizó el 31 de julio de 1974, cuando la sangre del diputado Ortega Peña corrió por la vereda de Carlos Pellegrini, esquina Arenales.