Santa Fe es Argentina

En esta provincia tal vez se esté cumpliendo aquello de las cuatro epatas de penetración del crimen organizado. La última es la cooptación de los poderes, la mimetización, o sea, cuando uno no sabe con quién está hablando. Y es un problema nacional.

La democracia transita sus 38 años. Es un logro de los argentinos que vienen soportando la gran deuda para con el desarrollo económico, social y educativo, agravado en los últimos años por la incapacidad de los dirigentes de las dos coaliciones mayoritarias en acordar políticas de largo plazo y un rumbo que tome lo mejor de cada vertiente, desde el liberalismo original de Jefferson y Sarmiento, la Justicia Social de Perón y la Social Democracia de Alfonsín. La dirigencia política argentina debe dejar de trasmitir la idea que es posible construir un país sin el otro y aceptar, como diría Borges, que ninguno es la Patria, pero los dos lo son.

Seguir como estamos es suicida. Y la mezquindad y falta de capacidad de nuestros dirigentes es alarmante.

Argentina se está recuperando económicamente. Luego del cierre aquí y en el mundo, el “levantar persianas” produce una fuerte suba de la producción y el empleo. Hay países que ya recuperaron todo y otros, como nosotros, que estamos cerca de recuperar lo perdido por la pandemia. Queda un tramo por la caída prepandemia, correspondiente a los dos últimos años del gobierno de presidente Macri. El desafío es lograr el crecimiento.

Por estas horas pareciera que hay un avance real en el acuerdo con el FMI. Alta fuente del radicalismo sostiene que apoyarán en el Congreso cualquier acuerdo razonable que no implique un ajuste en contra de la población. Consultado sobre sobre si esto es posible, manifiesta: “El FMI debiera pedir ajustes sobre los gastos superfluos del Estado. Es impresionante el gasto público improductivo que el FdT engrosó estos dos últimos años”. A propósito de la coalición opositora, asegura que goza de buena salud, a pesar del gran ruido interno y que hay reglas para este reacomodamiento por disputas lógicas de liderazgo. Y señala como desafío principal el de construir un programa común en febrero/marzo, mientras los presidenciables, siete u ocho, caminan el país.

Este viernes, el Gobierno ha anunciado la realización de un acto, celebrando los 38 años de la recuperación democrática. Debiera ser con participación de todos los sectores políticos. Si bien es cierto que los actos no explican ni cambian nada del proceso político argentino desde hace muchos años, tanto para los organizadores como sus críticos, en este habrá que observar si se reiteran o no las desinteligencias discursivas del binomio presidencial. No hay más tiempo y espacio para mensajes públicos entre Presidente y Vice. También es cierto que podría convertirse en una buena oportunidad para relanzar, con políticas, los dos años que restan de mandato. Normalidad es la palabra y la acción que Argentina necesita en este momento. Normalidad que debe brindar la política para reiniciarse o resetearse. Hace 38 años Argentina pudo con la anormalidad de la última dictadura sangrienta. Ahora la política debe generar las condiciones para salir de la anormalidad del crimen organizado que acecha con tanta virulencia como la pobreza. Normalidad implica objetivos posibles.

Santa Fe es la República Argentina. Queda claro el desafío de las organizaciones criminales para con el Estado y la sociedad toda. Como dice el colega Claudio Berón: “Diciembre en Rosario tiene más muertos que días”. Y ataques al estilo del comedor baleado días atrás, en este caso a una oficina de consignatarios de hacienda dejando 8 balas y un papel: “$ 100 mil o los matamos a todos. Los Monos”. Queda claro que ellos mandan, o se aproximan a hacerlo, a través del terror.

Hay cuatro elementos para el análisis: a) la pandemia, que produjo un impacto económico que dejó más pobreza, es decir más vulnerabilidad; b) el desafío de las organizaciones criminales; c) la situación de estas dentro de las cárceles; d) el gobierno de la provincia de Santa Fe, que con su accionar comenzó a desmoronar/visibilizar no sólo el territorio sino la composición de la base de financiamiento de estas organizaciones.

Los líderes del crimen organizado tienen condena suficiente como para vivir el resto de sus vidas en la cárcel. La mayoría fueron trasladados a cárceles federales, integrando en ellas los pabellones de “los ricos”. El modo de vida que se adquiere en las cárceles, depende del dinero que se posee. Esto implica recaudar más en las calles de la sociedad afectada, en este caso Rosario.

Santa Fe está atravesada por un momento de gravedad institucional mayúsculo. El gobernador Perotti reunió a la oposición y a puertas cerradas hablaron durante cinco horas. También lo hizo escuchando a sectores de empresarios, gremios y organizaciones sociales, donde retumban aún los dichos del padre Fabián Belay: “Antes estos problemas se daban en territorio, hoy alarma porque llegaron a las Torres”. Y remató diciendo: “Esperemos que todo esto no sea una de las tantas reuniones para pasar diciembre”.

En Santa Fe, que es Argentina, tal vez se esté cumpliendo lo que tantas veces mencionó el Dr. Juan Gabriel Tokatlian respecto a las cuatro epatas de penetración del crimen organizado. La última de ellas es la cooptación de los poderes, la mimetización, o sea, cuando uno no sabe con quién está hablando.

Dentro de la gama de problemas que se concentran en Santa Fe, se advierte una fuerte interna dentro del Ministerio Público de la Acusación, organismo encargado de la investigación criminal, aunque la gente reclama a la política y en ello a su máximo exponente, el gobernador. También es cierto que en el 2019, al asumir la actual gestión, Santa Fe transitaba una acuciante crisis de inseguridad, con fuerzas policiales sin equipamiento y falta de efectivos: 21 mil, cuando Córdoba ya tenía 30 mil. Insisto, más allá de los yerros del actual gobierno, la oposición tiene un pasado y debe tener un esquema de autocrítica y de responsabilidad para adelante. Los intendentes deben integrar las mesas territoriales. La política debe recuperar el sentido común. La Legislatura santafesina tuvo durante un año las leyes de seguridad dormidas. ¿No pudo tratarlas, modificarlas, discutirlas? Existían corredores seguros, pero sin cámaras… Recién ahora habrá coordinación de las cámaras municipales con las provinciales.

¿El problema en Santa Fe fueron los exabruptos del ex ministro de Seguridad, Marcelo Saín, o los allanamientos que comenzó a realizar donde no debía hacerlos? El gobernador le informó al presidente de la Nación y a sus ministros detalladamente la situación que atraviesa Santa Fe, que insisto es Argentina. También estuvo reunido con el Procurador General Eduardo Casal, pidiéndole que ocupe con auxiliares las vacantes que hoy existen en los juzgados federales, en las Cámaras, mientras por ley se avanza en la creación definitiva. El documento elevado por los jueces federales y nacionales, con un petitorio a la CSJN sobre la situación de Santa Fe, seguramente ayudará a este pedido. A propósito de esto, después del 10 de diciembre, el gobernador invitará a todos los diputados y senadores nacionales a acompañar un proyecto del senador Mirabella, hoy diputado nacional, pidiendo la creación de fiscalías en territorio provincial.

Santa Fe fue la provincia que, en lo económico, se recuperó más rápidamente de la pandemia. Pero esto no alcanza cuando se acecha sobre la vida. Todos, especialmente el gobierno nacional, deben recordar que los diciembres calientes en Rosario replican en todo el país. Santa Fe es Argentina.

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María Herminia Grande

Periodista. Analista política