Aguas turbias y revueltas
La pregunta para ambas coaliciones es: ¿para qué fueron gobierno, para qué lo son, para qué quieren volver a serlo o seguir siéndolo?
Mientras el jefe del bloque oficialista Máximo Kirchner, junto al ministro del Interior, Wado de Pedro; cantaron en presencia de la vicepresidenta de la Nación “esa deuda que dejaron no la vamos a pagar, con el hambre de la gente no se j… nunca más”; el presidente Alberto Fernández, junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, intentaban acordar con el FMI. Este sector del Gobierno parece ignorar que -si no se acuerda con el citado organismo sobre la descabellada, y además mal utilizada, deuda mayoritariamente proveniente del gobierno de Mauricio Macri-, la industria argentina que necesita para su funcionamiento importar el 60% de sus componentes, que ya hoy escasean, no lo tendrán. Con default y sin industria en crecimiento, la horrorosa pobreza y el asfixiante desempleo que hoy tiene Argentina se extenderá a límites sin frontera de contención.
El Gobierno se está radicalizando -dado que contempla la derrota-, con la loca idea de conservar los votos que siente propios. Cree que pararse sobre los votos que considera inamovibles le permitirá que la derrota no lo debilite extremadamente post elecciones. Dos consideraciones: a) en cuanto a los “votos inamovibles” en el 2019 en las provincias patagónicas, el oficialismo logró cerca del 57% de los votos, en las PASO de este año prácticamente invirtió ese guarismo y b) la base electoral del oficialismo hoy está compuesta por 83% de cristinismo y el resto es un peronismo en acción de retirada. El peronismo se aleja y algún gobernador lo protagoniza. Juan Schiaretti es el primer adelantado.
La oposición camina hacia una derechización. Sólo ver la metamorfosis de Horacio Rodríguez Larreta que va corriéndose del centro a la derecha, al compás de las necesidades de una candidatura 2023 verde, aún.
Es decir, las ganas de consensuar expresadas por el presidente Alberto Fernández la semana pasada, reflejadas en esta columna, negadas luego por la vocera Gabriela Cerruti y desestimadas por el ala dura del Juntos por el Cambio, son la verdad de una realidad y lo único que genera es más y mejor decadencia. Los unos y los otros (ambos sin plan), no pueden acordar políticas para crecer ante el desgarro explícito de una sociedad desestimada en sus necesidades por la política. La pregunta para ambas coaliciones es: ¿para qué fueron gobierno, para qué lo son, para qué quieren volver a serlo o seguir siéndolo? Los unos y los otros no advierten que deshicieron una Argentina y no parecen convencidos en detenerse. Una Argentina que fue próspera y hoy es ruinosa. Donde ayer el ascenso social era una realidad, hoy sólo hay descenso social. ¿Qué más necesita la política para reaccionar haciendo un cambio a favor de la gente?
La falta de coordinación en el accionar político asombra. Un detalle: el AMBA también es Argentina y cómo tal, en todo caso debiera sufrir el padecer de la Argentina profunda. El subsidio a las tarifas de esa geografía representa el 1.8% del déficit, tarifas que en al AMBA, no así en el interior, sólo aumentaron el 9% desde el 2019 a la actualidad, con una inflación acumulada del 120%.
Argentina tiene su ying/yang político. Hoy no se sabe cuál es el lado positivo. No hay plan de rescate. Nadie lo tiene. Tampoco Javier Milei, quien es caja de resonancia de la bronca de muchos argentinos que no se sienten interpretados por la política.
A hoy, Argentina navega sin rumbo y las aguas están turbias y revueltas.
Ayer, a primera hora, el jefe de Gabinete Manzur recibió al secretario general de ATILRA, Héctor Etín Ponce. Llevó en carpeta una propuesta concreta para el rescate de la empresa SANCOR, preservando en este intento 1.500 puestos de trabajo. Hoy SANCOR procesa 550/600 mil litros diarios de leche. Ponce le dice a Infobae: “Estamos en condiciones de sumar en forma inmediata 400/500 mil litros diarios. El problema es que los productores no tienen en el actual esquema la seguridad de cobrar si entregan el insumo. El jefe de Gabinete Manzur estaba enterado y mostró decisión de parte del gobierno, a la hora de intentar que se concrete el arribo de un grupo inversor compuesto por industriales argentinos, quienes serían los garantes para que la leche llegue y sea pagada”. Consultado sobre los tiempos respondió: “Dentro del marco de los próximos 30 días”. En cuanto a los acreedores y la deuda de SANCOR: “Los acreedores brindarían un tiempo de espera dado que lo peor que le puede pasar a ellos, a nosotros, es que la empresa siga cayendo”. SANCOR pertenece a la región Centro, Córdoba y Santa Fe.
Con respecto a Santa Fe, la inseguridad desvela al gobierno provincial y a la intendencia de Rosario, especialmente tras el asesinato del arquitecto Joaquín Pérez, que sigue generando movilizaciones espontáneas. El intendente Pablo Javkin abordó el tema a través de hilos de tweets, donde mostró su impotencia pidiendo que estos hechos no se transformen en un mural más, recordando a quienes van muriendo. Pidió autonomía para crear su propia Policía, fue un consejo de Rodríguez Larreta quien por tema electoral visitó Santa Fe.
El gobernador Omar Perotti se refirió a los dichos de Javkin diciendo: “Bienvenida la discusión sobre los planteos de seguridad. La incorporación de tecnología es una de las grandes broncas que tengo. La Legislatura entendió que la emergencia era sólo para salud y no para seguridad”. No obstante sobre tecnología, el 5 de noviembre se abren los sobres de las ofertas de una licitación para estos fines por 3.000 millones que envió Nación. Sobre la factibilidad del modelo CABA en Rosario, fuentes de Seguridad de Santa Fe creen que el modelo para Rosario es impracticable, dado que la Ciudad de Buenos Aires recibió 20 mil efectivos y recursos extraordinarios de la Nación.
El otro sector aludido es la Justicia, donde el fuero federal celebra que este jueves, por primera vez en la historia, un gobernador se acerque a dialogar en primera persona con jueces y fiscales para relevar sus necesidades. El desinterés institucional de tantas décadas de parte de los gobiernos provinciales de los partidos políticos mayoritarios, es una de las múltiples causas del problema que atraviesa Rosario. Infobae le consultó al presidente de la Cámara de Apelaciones de Rosario, Aníbal Pineda: “Sucede que hace 40 años que no se crea una fiscalía federal en Rosario, fíjese que hay dos fiscales federales en la ciudad de Santa Fe y 50 fiscales provinciales en esa ciudad. A su vez, en Rosario tenemos tres fiscales federales de instrucción versus 90 provinciales en el mismo territorio. Como advertirá, el fuero federal se encuentra endeble, en estado raquítico. No tenemos herramientas materiales, procesales ni recursos humanos (magistrados)”.
Para Pineda, “esto es producto de que los otros dos poderes del Estado durante muchas décadas no se ocuparon de trabajar juntos sobre las necesidad de la Justicia Federal de la provincia. Para que podamos lograr una reforma, se necesita el acompañamiento de los dos partidos mayoritarios a nivel nacional. No es un reproche a un político en particular, porque es una conducta repetida de los espacios mayoritarios a nivel provincial. Hoy se necesita un acuerdo de todos los legisladores nacionales por Santa Fe, para reclamar juntos por las reformas judiciales que son indispensables en nuestra provincia en el fuero federal. También, dentro del Poder Judicial debemos hacer una autocrítica, porque no supimos poner antes en agenda pública esta cuestión“.
A 19 días de las elecciones, recae sobre la espalda del gobernador Perotti intentar recuperar los 250 mil votos que desde su triunfo en el 2019 se perdieron en las últimas PASO. Seguramente, parte de lo perdido se debe a las malas políticas implementadas en producción y desarrollo regional por el gobierno nacional y/o a sus fallas en materia de seguridad que le impiden cumplir con su promesa de paz y orden.