La verdadera revolución
Cuando un trabajador ingresa a la legislatura por el voto popular, se produce uno de los hechos de mayor carácter revolucionario de la democracia.
Ese hecho, en la Argentina, fue posibilitado por la irrupción de Perón en la vida política.
Si la izquierda “nacional” le endilga a nuestro líder su falta de carácter revolucionario porque, a su juicio, no despertó en la clase trabajadora su conciencia de tal, sino que le puso al alcance de su mano los derechos laborales y sindicales sin que ésta tuviera que conquistarlos, obedece a que no entendió el 17 octubre.
Tampoco la inteligentzia supo interpretar el significado verdaderamente revolucionario que tiene el hecho de que sean las manos de un trabajador las que diseñen las pautas para la convivencia y la realización de la persona dentro de la comunidad organizada.
En un país colonizado, con élites dominantes con sus mentes colonizadas al servicio del colonizador, o bien, de los propios y exclusivos intereses, solamente en aquellos momentos históricos en que los trabajadores tuvieron alguna cuota trascendente de decisión política, la Argentina fue próspera, y esa prosperidad se derramó verdaderamente en pan y trabajo para las familias y existió movilidad social.
El laburante pudo vacacionar en los mismos lugares de esparcimiento otrora frecuentados exclusivamente por sus patrones; pudo aspirar a que sus hijos se recibieran en la escuela secundaria y llegar a ser profesionales; pudo salir del conventillo y comprarse su casa; pudo asociarse libremente y discutir un salario digno; pudo, en definitiva, ser feliz, sintiéndose un transformador cotidiano de la realidad con el sudor de su frente.
Por el contrario, cuando en este bendito país, los apropiadores del poder hicieron desaparecer la política y la participación de los trabajadores y sus gremios, la familia Argentina fue herida tan hondamente que aún hoy llora lágrimas de sangre.
Pero los laburantes nunca claudican, y la hora los vuelve a llamar para asumir esa responsabilidad revolucionaria que es hacer, ni más ni menos, el sueño que tuvieron Perón y Evita -a quien hoy homenajeamos en el 59 aniversario de su temprana partida hacia la inmortalidad-: una Patria grande, libre, justa y soberana.
Dedicado a mi amigo y compañero Oscar “Ruso” Daniele
Secretario General de las 62 Organizaciones Peronistas – Rosario
Diputado provincial electo 2011-2015