La foto del escándalo vacía de autoridad al Presidente
El Presidente sólo ejerció liderazgo político allá por marzo-abril del 2020, cuando junto a los gobernadores acordaba las políticas contra el COVID. Nunca más encontró ese traje perdido.
La coalición de gobierno encabezada por Alberto Fernández sufrió diversas situaciones de tensión desde su conformación inicial hasta hoy. Las dos vertientes políticas (cristinismo y massismo) unidas a un albertismo representado por ministros amigos, nunca como expresión política en crecimiento, cohabitaron. El Presidente sólo ejerció liderazgo político allá por marzo-abril del 2020, cuando junto a gobernadores, especialmente con Rodríguez Larreta y Kicillof, acordaba las políticas contra el COVID. Al poco tiempo, tal vez por aquel compromiso interno de “nunca más me pelearé con Cristina”, fue defeccionando en el liderazgo que había conseguido. Nunca más encontró ese traje perdido. Ya sin liderazgo, la foto del escándalo lo vacía de autoridad.
El viernes pasado en Olavarría ensayó una explicación a su medida. Así como también una disculpa a su medida. Sus explicaciones y disculpas no convencieron ni a propios ni a extraños. A propósito de este acto, el motivo del mismo fue la presentación de la ley con beneficio para zonas frías. Su autor, el diputado Máximo Kirchner, no estuvo allí. No sólo las fotos hablan, las ausencias también.
¿Tanto ha involucionado en sus reflejos políticos Alberto Fernández como para exhibir sin tapujos tanta pobreza intelectual? ¿O el profesor de derecho penal buscó las palabras más beneficiosas ante, tal vez, algún requerimiento judicial? ¿Puede el Presidente desandar esta situación?
La foto refleja acontecimientos, actos y una forma de pensar y ejercer el poder. No fue un error, fue una acción. El poder no puede ser dador de impunidad. El Presidente debió hacer un descargo ante la Justicia.
La oposición, mucho más por un oportunismo electoral que por una convicción ética y moral, está aprovechando el flanco ofrecido. Y también tal vez por políticas que impulsa el Presidente a las cuales se oponen fervorosamente. Para que haya juicio político es necesario aprobar la acusación con el apoyo de los dos tercios de la Cámara de Diputados y juzgar, con el apoyo de los dos tercios del Senado. Lilita Carrió se niega a ser de la partida de quienes lo impulsan, por desconfianza en la actitud que pueda tomar Cristina de Kirchner.
El grave problema no sólo es para el Presidente y la coalición gobernante, es para la democracia toda, dado que nuestra democracia está en proceso de desestructuración. Ningún país con 50% de personas pobres y empobrecidas (30% de trabajadores asalariados por debajo de la línea de pobreza) y, como señala el Licenciado Santiago Poy (“básicamente hemos perdido del 2019 a la fecha, una década en relación directa a la pobreza monetaria cuya principal impulsora es la inflación”), puede sostener una democracia sin daños colaterales.
Seguramente Cristina Fernández de Kirchner, muy molesta pero con el calendario electoral en la mano, respaldará en un acto en Avellaneda a su Presidente, bajo la consigna “todos contra todo”.
Varias veces hemos mencionado el fastidio creciente de los ciudadanos para con la política. Estos hechos lo acentúan. También hemos señalado que en Argentina ya no hay partidos políticos, las coaliciones se integran a través de facciones y muy pocos dirigentes políticos ven en el otro a un adversario. Cada vez más el otro es un enemigo.
Argentina necesita ser pacificada. Más que nunca desde las acciones. Incentivar la producción es una manera de pacificar. Generar trabajo es una manera de pacificar. Ir hacia una educación de calidad es una manera de pacificar. Existe una transversalidad política en la cual lo que mandan son los negocios de los unos y los otros. Terminar con ello es pacificar. Entender que los ciudadanos no son imaginarios, sino reales, es una forma de pacificar.
No se observa una estrategia presidencial para recuperar la centralidad perdida. Si esto no se corrige rápidamente, podría ocurrir que los gobernadores retaceen su presencia en las distintas geografías. En Santa Fe aún no figura en agenda tal invitación.
A propósito de la disputa en la bota santafesina, Agustín Rossi milita a brazo partido el territorio tratando de evitar que el candidato de Perotti, Marcelo Lewandowski se apropie de sus votos. La estrategia de Rossi es reforzar Rosario, donde Lewandowski pisa fuerte y desafiar al debate. Debate que no se realizará según confirmó el senador nacional Roberto Mirabella. Por su parte, el gobernador Perotti arengó a su espacio para que el 12 de setiembre su lista, lo duplique a Rossi en votos. El eje de la campaña es Perotti-Lewandowski. Y así será de ganar las PASO hasta noviembre, con clara intención de conquistar al voto moderado.
En tanto, en el mundo cambiemista comienzan a ordenarse los posicionamientos con miras al 12 de septiembre. El ex intendente de Santa Fe, José Corral, hace una gran diferencia en su ciudad, la periodista Carolina Losada busca encontrar su discurso, Federico Angelini se aferra con uñas y dientes a ser el representante PRO en este territorio.
El tercer espacio en Santa Fe lo representa la izquierda progresista. Por un lado el sector que se referencia en el ex gobernador Lifschitz a través de Clara García; y un sector del radicalismo, más el intendente Javkin, más el ex senador nacional Giustiniani, que va por su relección. La gran incógnita es si, ante las dos grandes coaliciones, oficialista y opositora, el electorado hará lugar a una tercera opción.