Renunció Marcela Losardo, Ministra de Justicia de la nación
El Presidente afirmó que está «agobiada» porque «no viene de la política». Y admitió que no tiene el perfil para «lo que viene»
«Marcela me ha planteado la semana pasada, y ya me lo venía planteando desde antes, su idea de dejar el Ministerio porque ella cree que el tiempo que viene necesita otra actitud». Con esa frase, esta noche, en una entrevista en C5N, Alberto Fernández confirmó que Losardo dejará, pronto, la cartera de Justicia. El Presidente evitó estimar fechas ni validar a los rumoreados reemplazantes, como el diputado Martín Soria.
Completó el primer mandatario sobre la próxima saliente ministra: «Su compromiso es absoluto, ella no viene de la política, está agobiada, es desgastante».
Las versiones eran ciertas, no sólo por lo que estaba sintiendo la funcionaria. También por un argumento político: materializado en el discurso presidencial del 1M y el alegado en su defensa de Cristina Kirchner, la ex socia del estudio de Fernández no tiene el perfil para encabezar el renovado avance oficial sobre el Poder Judicial.
Desde temprano se veía venir este final de jornada. «Insisto en hablar de la Justicia para que no existan más Úrsulas ni Micaelas. Para eso uno quiere también cambiar la Justicia», había renovado sus críticas el Presidente en la presentación de una firma con las provincias para combatir la violencia de género, recordando dos emblemáticos casos de femicidios.
En primera fila estaba su ministra Marcela Losardo. Ajena a los rumores, la ex socia del estudio jurídico de Fernández y amiga presidencial, ayer mantuvo una acotada agenda oficial. «Hace tiempo se quiere ir. La cuestión ahora es cuándo lo hará», especulaban ayer fuentes oficiales. «Está resistiendo con aguante», ironizaron en un despacho, recordando el slogan K en el llano durante la época de Cambiemos.
Desde la carta de Cristina Kirchner sobre los «funcionarios que no funcionan» pasando por la misiva que conminó a los ministros que tengan «miedo» que vayan a «buscar otro laburo», que desde el Instituto Patria dejaron de disimular su malestar con la funcionaria del riñón albertista.
La cercanía de Losardo con Fernández, por amistad y societaria, siempre generó una defensa oficial en la Quinta de Olivos. «Ella es Alberto», solían argumentan para desestimar una posible renuncia. El silencio del fin de semana, que alimentó las versiones, sorprendió incluso al kirchnerismo.
Hace tiempo que Losardo sufría el síndrome del funcionario que ya no refleja poder de decisión. Más en los capítulos oficiales de la Casa Rosada contra la Justicia. Como una reforma judicial de la que participó en su redacción más la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; o el anuncio de una querella penal contra el macrismo por el préstamo del FMI que otros despachos se disputaron.
Su figura dialoguista, propia de un albertismo que nunca terminó de consolidarse, admiten fuentes oficiales, no podría afrontar la renovada pulseada oficial con el Poder Judicial. Ni ella tendría intención, dejan trascender, de protagonizarla. Por la noche, Fernández deslizó el mismo argumento.