Para especialista de Wall Street, luego de las elecciones se vendrá el «ajuste» de Fernández
Jorge Piedrahita, de Gear Capital en Nueva York, dice que el Gobierno buscará anclar las variables. Cree que hay panorama sombrío para el país. ¿Por qué?
Jorge Piedrahita es el CEO de Gear Capital Partners, una firma de asesoría macroeconómica, política y de reestructuración de deuda con sede en Nueva York. Cofundador de Torino Capital LLC, es un veterano de Wall Street con amplia experiencia en los mercados latinoamericanos. Piedrahita tiene más de 20 años de experiencia en servicios financieros en mercados emergentes, adquirida en distintos bancos como Citibank y compañías como Ford Motor Company. Además, es columnista y suele ser consultado por varios medios como CNN y la agencia Bloomberg.
A continuación, un resumen de la charla que mantuvo el especialista con el Profesional:
-La inflación este año arrancó muy alta en la Argentina y el mercado estiman que llegará al 50% mientras que el Gobierno repite que será menor que la del 2020. ¿Quién le está errando feo en el pronóstico?
-Si vemos el curso de la política macroeconómica y monetaria que tenemos hoy la inflación de 50% o más será una realidad. Sin embargo en un año electoral y considerando que la inflación es percibida como muy negativa por los votantes, el Gobierno buscará anclar la misma con políticas fallidas pero de impacto en el corto plazo: devaluar por debajo de la inflación, minimizar subas de tarifas, precios cuidados, etc. Luego de las elecciones se haría el ajuste y la inflación reprimida artificialmente se reconocería en las subas de tarifas y precios que forman parte de un ajuste inevitable a ese momento (el cual bajaría los salarios reales).
-Martín Guzmán se alzó como un ministro «todopoderoso». Controla precios, el acuerdo con el FMI y ahora la política monetaria y cambiaria luego de avisar que el dólar oficial subirá menos que la inflación este año. O sea, que habrá atraso cambiario. ¿Puede un ministro controlar todas las variables de la economía?
-Un ministro controla algunas variables y por periodos de tiempo limitados. Guzmán sigue el libreto electoral y la economía se afina según las notas electorales que entonan Cristina Kirchner y La Cámpora. Hay una fuerte preocupación en la coalición gobernante sobre las perspectivas electorales por la grave situación económica que enfrentan los votantes.
-El nivel de inversiones en la Argentina es nulo. Pareciera que hay más empresarios con ganas de irse que los que están dispuestos a aprovechar «oportunidades» que la crisis trae. ¿La visión desde Nueva York es la misma?
-Muy pocos proyectos generan retornos que superan la tasa requerida por el elevado riesgo país lo cual lleva a una baja de la inversión de forma que comienza a disminuir el stock de capital productivo. Este es un problema de más de 10 años en Argentina. Sin inversión no se crece. No hace sentido invertir en Argentina a menos que tengas un «payback» (retorno del capital) de muy corto plazo. El gobierno insiste en enviar señales que generan temor en el inversor.
El ataque institucional de Cristina Kirchner, las estocadas de La Cámpora para tomar el control partidario en la Provincia de Buenos Aires y coronar a Máximo, los controles de precios, una carga impositiva elevada, un Estado lleno de ñoquis y al servicio feudal de la Sra. Kirchner y su proyecto hegemónico, etc. Este panorama sombrío solo genera fuga de capitales.
-Este es un año electoral y por lo tanto el oficialismo intentará poner toda la «carne en el asador» para llegar lo mejor posible. Sin una oposición que lo pueda confrontar, ¿cree que podría salir fortalecido el Gobierno en las elecciones de octubre?
-El gobierno no tiene alternativa y «debe apostar fuerte» para evitar una debacle electoral. Afortunadamente para el kirchnerismo la oposición no se percibe suficientemente articulada para castigar al oficialismo en las urnas. No veo al gobierno fortalecido en las elecciones de octubre. El mejor escenario para el país sería que el oficialismo sea fuertemente castigado dando esperanzas de que podría haber un nuevo viraje hacia la derecha en las próximas elecciones presidenciales.
-Argentina, para el mundo, dejó de ser un destino interesante. Los inversores no compran deuda que rinde 17% anual y tampoco hay mucho interés en el equity a pesar de valuaciones competitivas. ¿Un acuerdo con el FMI puede mejorar eso o tampoco será suficiente y los activos argentinos pasarán sin pena ni gloria?
-En la última reestructuración los bonistas aceptaron condiciones legales que facilitan futuras reestructuraciones de forma que se termina en un «paga Dios». Los instrumentos estaban mal diseñados ya que se parecen más a un cupón cero que a un bono normal. La percepción inversora es que sin «carry» (cupón corriente) se pierde incentivo y el gobierno es premiado de forma que cuando debe comenzar a pagar pueda buscar una nueva reestructuración. Los precios reflejan una alta probabilidad de una nueva reestructuración. Y desde el Gobierno siguen enviando señales negativas.
Para quienes hemos seguido la hecatombe chavista en Venezuela nos da la sensación que Cristina Kircher está siguiendo un libreto similar. Ello explicaría los largos meses que pasó en La Habana, posiblemente planificando su estrategia con el asesoramiento de los cubanos.
Un acuerdo con el Fondo siempre es positivo pero la dureza ideológica del Gobierno dificulta dicha negociación y terminará siendo un acuerdo con ajustes en el futuro que tal vez no se cumplan, por lo cual se solicitará un «waiver» (exención al menos temporal). Es la historia de todos los compromisos de Argentina con el FMI.