Tras quince meses sin obras, el Municipio retiró el vallado que cubría el Museo Castagnino
Se habían instalado en noviembre de 2019 para trabajos de ampliación que nunca se realizaron. En estos días se supo que en el edificio hay problemas de goteras.
Las largamente reclamadas obras de ampliación del Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino finalmente fueron suspendidas, tal como se desprende de la decisión de desmontar el vallado que se instaló hace unos quince meses en torno al edificio y que reveló que en ningún momento se comenzaron los trabajos proyectados para aumentar la superficie.
La valla que rodeaba el edificio de Pellegrini y bulevar Oroño desde noviembre de 2019 fue retirada días después de que se difundiera el pobre estado edilicio del Castagnino, afectado por filtraciones de agua y goteras que pusieron en riesgo una millonaria obra del pintor, ceramista y escultor rosarino Lucio Fontana, quien pasó buena parte de su carrera en Italia, donde su trabajo es muy respetado.
También por estos días se produjo el primer alejamiento del gobierno municipal que encabeza el intendente Pablo Javkin, con la salida de la secretaria de Cultura Carina Cabo y la asunción en su reemplazo del artista plástico Dante Taparelli.
Dos años después de que se presentara el proyecto para la ampliación del museo Juan B. Castagnino, en noviembre de 2019 se instaló el vallado en toda la manzana del edificio con la intención de construir una estructura de hormigón para ampliar su capacidad y sumar 3.817 metros cuadrados a los 2.654 existentes.
Si bien los trabajos tenían un plazo de ejecución de diez meses y un presupuesto oficial de $101.722.386,98 (la obra total de reestructuración tenía un valor estimado de 270 millones de pesos), en los primeros meses no comenzó la construcción y luego llegaría la pandemia de coronavirus para continuar aplazando el inicio de las obras.
Todavía con las vallas instaladas, la semana pasada se conoció que el museo Castagnino presentaba goteras en su interior, lo que obligó a retirar valiosos cuadros para que no resultaran dañados por las filtraciones, mientras funcionarios municipales y provinciales se echaron culpas cruzadas. El ministro de Cultura de la provincia, Jorge Llonch, aseguró que el mantenimiento del museo «es una responsabilidad indelegable de la Municipalidad de Rosario».
Aunque no hubo una correlación directa con el estado edilicio del museo, la secretaría de Cultura municipal tuvo un cambio de manos: Carina Cabo anunció que dejaba su cargo para liderar una unidad de gestión que articulada entre la Municipalidad de Rosario y la Universidad Nacional de Rosario para capacitar a docentes y no docentes de los tres niveles educativos en la ciudad. En su lugar ingresó Taparelli, quien habría resuelto retirar la empalizada, aunque hasta el momento no hubo anuncios oficiales en cuanto a las obras que necesitaría el edificio para controlar las filtraciones.