“La Actividad” de derribar montañas
A nadie escapa que un servicio de inteligencia es una agencia gubernamental dedicada a obtener información fundamentándose en la seguridad nacional.
Asimismo, son una realidad las empresas de inteligencia privada que trabajan para los servicios secretos de distintos países del orbe, así como para empresas y hasta particulares que solicitan sus servicios.
Obviamente, el flujo de dicha información termina en manos del jefe de Estado para que se tomen las decisiones que correspondan, aunque antes de la llegada a este último nivel es la cancillería del país requirente de la información –por medio del agregado militar o de defensa-, la que analiza en primer término lo obtenido para proceder a su depuración, luego de compatibilizar datos que les llegan a través de las áreas de inteligencia de cada una de las fuerzas armadas, ya que en algunas oportunidades los datos logrados son diametralmente opuestos.
En todo este proceso hay grupos operativos que no son reconocidos oficialmente por el Pentágono y la CIA, como el caso del denominado “La Actividad”, del que nos ocupamos en esta columna.
La Actividad es una milicia interna del Comando de Operaciones Especiales que actúa en el marco del rango antes aludido y que tendría la misión de rastrear blancos de alto valor militar y estratégico.
Derribar la montaña
“La Actividad” desarrolla su labor basándose en el proceso denominado “derribar la montaña” y su accionar, a modo de ejemplo, se habría concretado, a modo de ejemplo, en la operación “Amanecer rojo”, aplicado sobre la estructura militar de Saddam Hussein.
El proceso se inicia con la búsqueda y detección de sospechosos y luego de su localización, se comunican pasan los datos obtenidos a los efectivos operativos.
Esa tarea fundamental se maneja con “presupuestos negros” y su accionar es supervisado por el Congreso norteamericano que le autoriza la provisión de armamento y operativos.
No hay modo de medir sus rendiciones económicas y se pueden producir abusos porque la naturaleza del proceso es ultra secreto.
A tal punto ello es así que los presidentes no deben saber los orígenes de los presupuestos negros porque comprometen a quienes hacen los programas.
No sólo “La Actividad”, hace dichas tareas de seguridad. También utiliza robots para vigilancia y para operaciones de detección de minas y bombas, a la vez que trabaja, además, en el aporte de información al sistema “Atlas”, destinado al desarrollo e inserción de armamento a utilizar en “Guerras del futuro”, con componentes mecánicos que permiten reducir el número de efectivos en el campo de batalla -utiliza exoesqueletos-, que se encuentran permanentemente en desarrollo.
Para ello, necesita el grupo especializado que nos ocupa, programadores. Habría, asimismo, 80.000 drones en estados Unidos listos para apoyar combates. Algunos pueden elegir sus propios blancos y eliminar enemigos por su propia cuenta.
La base
La base de este Cyber Ejército está ubicada a 37 kilómetros al sur de la Casa Blanca, donde se desarrollan aspectos de la guerra cibernética.
En el lugar trabajarían 57.000 efectivos. Más gente que en el Pentágono. Crean hackers que violan sistemas y eliminan virus cibernéticos. Para su presupuesto se utilizarían alrededor de 4.700 millones de dólares, cuyo mayor destino sería para desarrollar la guerra en el ciberespacio, que es el futuro de los enfrentamientos, en el que ya funcionan los programas Buco y Llama que borran datos.
“La Actividad “completa sus funciones con el traslado de detenidos e inicia la recolección de datos para llegar a la “cúspide de la montaña”, a lo que suma el establecimiento de células espías para detectar grupos de terroristas.
En definitiva, arman el campo de batalla para que actúen los operativos que “derribarán la montaña”.
Y no sólo eso. Ayudan al FBI, que posee 13.000 agentes especiales que operan en todo el mundo, a través de 400 oficinas internacionales ubicadas en 80 países en el extranjero para actuar en caso de secuestros y terrorismo.
“La Actividad” también tendría forenses que se dedican a recopilar evidencias como el caso de Bin Laden y ayudan al FBI en el traslado de agentes encubiertos y los ayudan ingresando a casas, fotografiando todo y dejando en el lugar con perfección lo movido. Incluso instalan micrófonos.
Algunas fuentes irreprochables dejaron trascender que “La Actividad “fue utilizada para investigar, -usando técnicas antimafia-, a John Gotti. El grupo logró ingresar a un lugar considerado impenetrable en 1992 y los datos que obtuvieron sus agentes, en relación a 13 asesinatos en que el mafioso era analizado, permitieron procesarlo y luego condenarlo a cadena perpetua.