La mitad de los salarios en blanco del país están bajo la línea de pobreza
Un análisis de IDESA muestra que en los 20 años de este siglo, en la Argentina hubo un «fuerte deterioro de la capacidad adquisitiva del salario».
La mitad de los salarios de los trabajadores formales del país ya se encuentran debajo de la línea de pobreza.
Esto informó el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) en base a los datos de octubre que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre los niveles de salarios y el incremento de los productos que componen la canasta básica.
IDESA asegura que la línea de pobreza se acerca al nivel medio de los salarios que pagan las empresas a sus empleados debidamente registrados, es decir los que cobran sueldos e blanco.
«Esto significa que mucha gente, aun teniendo un empleo privado registrado, no logra salir de la pobreza. Es la consecuencia de haber aplicado y seguir aplicando pésimas políticas públicas que destruyen la productividad,» indicó el Instituto.
El INDEC informó que en el mes de octubre el valor de la Canasta Básica Total (CBT) para una familia tipo alcanzó los 50.000 pesos mensuales. La CBT también se conoce como la «línea de pobreza». Esto es el conjunto de bienes y servicios básicos que una familia tipo necesita consumir para no ser considerada pobre. Si los ingresos que obtiene el hogar son inferiores a la «línea de pobreza», entonces, se considera que esa familia es pobre.
En relación a la generación de ingresos, IDESA apunta que en el mercado de trabajo se presentan situaciones muy heterogéneas: «En general, los riesgos sociales aumentan cuando los miembros activos del hogar no tienen empleo (son laboralmente inactivos o desocupados) o tienen un empleo de baja calidad (informal). Pero también resulta interesante analizar la situación cuando las personas tienen un empleo asalariado registrado. Una manera simple de abordar este tema es observando la mediana de los salarios formales.»
«Este indicador mide el nivel de salario en el cual el 50% de los trabajadores está por debajo y el otro 50% está por encima. En otras palabras, si se ordenan los salarios de menor a mayor, la mediana es la remuneración que está justo en el medio de la distribución de salarios», aseguran desde este instituto.
En este sentido, según los datos provistos por el Ministerio de Trabajo y el INDEC, esta entidad observa que:
- En el año 2000 la mediana del salario privado registrado era de 43.000 pesos, mientras que la línea de pobreza para una familia tipo era de 37.000 pesos a precios actuales.
- En agosto del 2020 la mediana del salario privado registrado es de 48.000 pesos, mientras que la línea de pobreza para una familia tipo es 45.000 pesos.
«Esto significa que mientras que en el año 2000 la mediana del salario era un 15% superior a la línea de pobreza, en el año 2020 pasó a ser apenas 6% superior», concluyen desde IDESA.
Pérdida de productividad del trabajo
El análisis indica que en lo que va del presente siglo, hubo un fuerte deterioro de la capacidad adquisitiva del salario en el sector formal.
El fenómeno tiene asociado una profunda degradación social ya que implica que, aun para los trabajadores que consiguen un empleo en una empresa formal, es elevada la probabilidad de que sus remuneraciones no sean suficientes para superar la línea de pobreza.
«Tradicionalmente los hogares eran pobres porque sus miembros en edad activa no conseguían empleo (inactividad o desempleo) o solo conseguían un trabajo de baja calidad (informal). Sin ingresos laborales o con ingresos reducidos, es muy factible de que la familia no llegue a tener ingresos superiores a la línea de pobreza. Pero con el deterioro del poder adquisitivo de los salarios formales, lo que está sucediendo es que, aun con un empleo asalariado formal, los ingresos no alcanzan para salir de la pobreza. Las connotaciones de este fenómeno son graves. Deja de ser válida la afirmación de que la salida de los planes sociales son los empleos formales», evalúa el Instituto.
La razón de fondo por la cual las remuneraciones se deterioran frente al costo de vida es la pérdida de productividad. La caída general en el nivel de vida de la población y, en particular, la mayor incidencia de la pobreza, es la consecuencia de que cada vez se producen menos bienes y servicios por persona.
El correlato, continúa IDESA, es que a cada persona le cuesta más conseguir esos bienes y servicios. «La manifestación más extrema de la baja productividad es la alta y creciente cantidad de hogares que no cuentan con ingresos para acceder a la canasta básica que define la línea de pobreza. Cuando la baja productividad es tan masiva, el asistencialismo puede dar paliativos, pero nunca soluciones», indican los analistas.
Como potencial solución el Instituto indica que es posible elevar la productividad para disponer de más bienes y servicios por persona. «Esta es la única manera genuina de aumentar salarios reales y reducir la pobreza».
«Para lograr este objetivo es fundamental generar un contexto que incentive la inversión privada y un compromiso firme del sector público para priorizar la inversión en infraestructura y fundamentalmente en capital humano y educación de la gente. Esto requiere, como paso fundamental, una reforma integral y profunda del Estado», sentencian.