Falleció Pino Solanas, personaje de la política y la cultura nacional
El embajador argentino ante la UNESCO tenía 84 años y se encontraba internado con un estado de salud “delicado” a causa del COVID-19.
El embajador argentino ante la UNESCO, Fernando “Pino” Solanas, falleció este viernes a última hora en París, tras haber permanecido varias semanas internado luego de haber contraído coronavirus.
La noticia fue confirmada por el Ministerio de Relaciones Exteriores a primera hora de la madrugada de este sábado. “Enorme dolor por Pino Solanas. Murió en cumplimiento de sus funciones como embajador de Argentina ante la UNESCO. Será recordado por su arte, por su compromiso político y por su ética puesta siempre al servicio de un país mejor. Un abrazo a su familia y sus amigos”, publicó Cancillería en sus redes sociales.
Cineasta, ex diputado nacional, ex senador y principal referente de la agrupación Proyecto Sur que integra el Frente de Todos, contrajo COVID-19 a mediados de octubre. Desde entonces se encontraba recibiendo asistencia médica junto a su esposa en un hospital de París, donde está ubicada la sede del organismo de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura.
A sus 84 años, el embajador argentino integraba el grupo etario de riesgo más expuesto ante esta enfermedad. Su mujer, Ángela Correa, que también había dado positivo, al principio permaneció aislada en su casa de París, pero luego también tuvo que ser internada.
Una de sus últimas actividades oficiales fue visitar al Papa Francisco en el Vaticano, donde mantuvieron una reunión en la que charlaron sobre la pobreza y el cambio climático. Una semana después, el propio Solanas confirmaría que él y su mujer estaban infectados.
A los cinco días de haber sido internado, el embajador argentino ante la UNESCO volvió a utilizar sus redes sociales para confirmar que su cuadro era “delicado”. “Amigos sigo en terapia intensiva. Mi estado es delicado y estoy bien atendido. Sigo resistiendo. Con mi mujer, Ángela, que también se encuentra internada, queremos agradecer los apoyos a todos. No dejen de cuidarse”, había escrito en sus redes sociales el pasado 21 de octubre.
Nacido el 16 de febrero de 1936 en la localidad bonaerense de Olivos, Fernando “Pino” Solanas, además de su carrera como dirigente, será recordado como uno de los referentes y pioneros del cine político argentino. Con una mirada crítica de la realidad, fue el artífice de “La hora de los Hornos”, junto a Octavio Getino, a mediados de los sesenta durante la dictadura de Juan Carlos Onganía.
A raíz de la censura impuesta por el gobierno de facto de Onganía, durante cinco años “La hora de los Hornos” se proyectó de forma clandestina en villas, sindicatos, obras en construcción, parroquias, unidades básicas y casas particulares. Fue el film más visto en la clandestinidad de toda la historia argentina. En Argentina, Solanas era miembro junto a Getino y Gerardo Vallejo del “Grupo Cine Liberación”, un hito del arte cinematográfico latinoamericano identificado con las ideas revolucionarias de los años sesenta y setenta.
La película logró llamar la atención de Juan Domingo Perón, quien convocó a ambos directores a Puerta de Hierro, donde permaneció durante su exilio en Madrid. Allí surgieron los testimonios de La Revolución Justicialista y Actualización Política y Doctrinaria para la toma del Poder, ambas de 1971.
Durante aquellos años recibió amenazas de muerte de la Triple A. Si bien en 1975 consiguió finalizar su primera película de ficción -Los hijos de Fierro-, esta demoró casi una década en poder proyectarse. Luego del golpe de Estado de 1976, el cineasta es alertado de que un comando de la Marina lo intentaría secuestrar, por lo que decide escapar a España, para luego terminar exiliado en Francia.
Ya con el retorno de la democracia en Argentina, su reconocimiento empieza a trascender las fronteras. En Venecia y La Habana fue galardonado por El Exilio de Gardel (1985) y fue elegido mejor director en el Festival de Cannes por Sur (1988), donde reunió a Fito Páez con Roberto Goyeneche.
“Pino” inició su carrera como dirigente político. Crítico de la gestión de Carlos Menem por su impronta privatizadora, fue querellado por el ex presidente luego de que calificara al gobierno de “una pandillas de estafadores, corruptos y traidores”. En mayo de 1991 fue baleado al día siguiente de haber ratificado su declaración ante la Justicia.
Por sus diferencias con el Partido Justicialista, se unió al “Grupo de los Ocho”, donde se inició con un tercer puesto para senador por la Capital, con el 7,5% de los votos.
En 1993 compitió en provincia de Buenos Aires y ganó su banca como diputado del Frente Grande, espacio del que se terminaría alejando en plena reforma constitucional de 1994 por sus diferencias con Chacho Álvarez.
En 1997 cumplió su mandato como legislador y decidió volver a sus orígenes. En 2004 estrenó Memorias del Saqueo, documental en el que graficó las crisis políticas, económicas y sociales que atravesó la Argentina desde la dictadura cívico-militar de 1976 hasta el estallido de 2001, durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Dicho film lo presentó en Berlín, donde fue nuevamente premiado, y luego lo haría ante Fidel Castro y Hugo Chávez.
En 2007 regresó de lleno a la política. Compitió en las presidenciales al frente de Proyecto Sur, pero sacó solo el 1,6% de los votos. Luego intentaría competir por la jefatura de gobierno porteña, aunque quedó tercero con el 12,8% de los sufragios.
Aliado con Elisa Carrió, en 2013 obtuvo su banca como senador. En ese entonces era un ferviente opositor al gobierno de Cristina Kirchner. Finalmente su espacio, Proyecto Sur, fue parte de la unión del peronismo en 2019 que llevó a la presidencia a Alberto Fernández.