Se fue Binner, el parco y perseverante dirigente de pasado gris
Murió el socialista Hermes Binner. El inexpresivo y lacónico descendiente de alemanes que desbancó a Rubén «Pechito» Giustiniani como sucesor natural del también socialista y estanciero (como lo apodaban peyorativamente en los setenta) Guillermo Estévez Boero. El «demiurgo» de la salud local (uno de los buques insignia de «los de la Rosa» junto a la cultura, diría el autorizado doctor Jorge Galíndez) vía los ingentes recursos que recibía de parte de la nación el menemista Héctor Cavallero, a quien traicionó y corrió de su propio partido político por coquetear con el irredento populacho. El médico de la masserista y poderosísima Unión Obrera Metalúrgica del «Tordo» Héctor Cerrutti, que llegara a la función de Subdirector del Hospital Provincial del Centenario por intermedio de la mencionada organización sindical. El de los vínculos nunca del todo explicados con personajes oscuros del Proceso de Reorganización Nacional, sí, la última dictadura militar, sobre los que un ex preso político declaró que trabajó y con creces.
El disciplinado cuadro militante que aprendió que era más efectivo cooptar económicamente al peronismo (dado su órgano más sensible) que denostarlo infantilmente como Américo Ghioldi y ofrecerles cargos de gestión a las organizaciones de Derechos Humanos para no tener mayores denuncias en la materia. El que designó al condenado ex Comisario Hugo Tognoli al frente de la Dirección Provincial de Drogas Peligrosas y el que -dicen los que saben- habría articulado los mecanismos necesarios para abrir las puertas del blanco infierno de la cocaína a la portuaria Barce-Lona argentina.
El liberal que creía fervientemente en la «mano invisible del mercado» de Adam Smith y que postulaba que las villas miseria crecían en Rosario por culpa de quienes venían desde otras provincias o países vecinos a probar suerte y no por las políticas públicas que favorecían -favorecen- la desigualdad social.
El del irrompible y altamente operativo acuerdo con el «transversal» kirchnerismo a través de los hermanos frepasistas Agustín y Alejandro Rossi para enfrentar al entonces justicialista e invencible Carlos Alberto Reutemann y que el peronismo no pudiera ganar la urbe cuna de la bandera nunca más hasta la fecha. Bah, se comenta que en el 2005 la ganó, pero como diría posteriormente para otro contexto el también «gorila conceptual» Mauricio Macri, «pasaron cosas».
El que insertó a hijos, mujeres y amantes en el estado con importantes salarios. El del tapado affaire Salerno, caso que el hipermonopolizado campo mediático rosarino nunca pudo abordar (¿no quiso?) en profundidad.
El primer gobernador socialista del país, logro que -me animo a decir- no estaba presente ni en los mejores sueños de Juan B. Justo y de Alfredo Palacios, el último también pionero al haber sido investido primer diputado socialista de América.
El humano, el padre, el amigo, el confidente, el mentor al que propios y extraños llamaron hasta el último tiempo para pedirle consejos.
Murió Binner, un hombre de su época.