Las preguntas que plantea la pandemia
Este es un tiempo de interrogantes.
¿Hasta cuándo extender la cuarentena? ¿Habrá que seguir el consejo del Dr. Conrado Estol e implementar dos modelos de cuarentena simultáneos? Para con esto la Argentina tiene dos variables negativas, que son el alto nivel de pobreza y un gran déficit sanitario; pero a su vez tiene dos variables positivas: la política de aislamiento y los testeos. Sobre esta última variable, el interrogante es: ¿cuál es el número mágico de testeos para encontrar los infectados, sus contactos y aislarlos? El mundo acuerda que dicho número es el 5%. Es decir, los testeos deben aumentar en el lugar donde los resultados positivos superen este porcentaje.
La pandemia, además de las vidas, ha golpeado la economía. ¿También cambiará las ideologías, y las teorías económicas? ¿Cómo estructuraremos como sociedad nuestras vidas post pandemia? ¿La sociedad continúa tras la obsesión virus-muerte, o ya son otros sus miedos y obsesiones? ¿Qué habría sido de la ciudadanía y sus representantes políticos en pandemia sin redes sociales?
La sociedad parece estar madura y lista para su propia reconstrucción, ¿los dirigentes lo están? ¿La libertad es siempre la misma o cambia de acuerdo a la situación? ¿Cómo le afectará lo que hoy nos pasa, si se prolonga? No todos seremos los mismos luego de esta crisis mundial. ¿No sería importante, en caso de ser necesario la prolongación de la cuarentena, que el Congreso salga de su ensimismamiento y lo debata? Nadie duda que aquí y en el mundo ha resurgido el rol del Estado. Todos los Ejecutivos pidieron en sus países excepcionalidades. ¿No sería necesario discutir –no la excepcionalidad que ya fue-, sino el nuevo rol del Estado post pandemia?
Dado que la crisis es global y que todas las regiones tienen sus integraciones, ¿no debería constituirse un organismo de cooperación regional? ¿El mundo y Argentina en particular ha dado las respuestas apropiadas a la magnitud de este virus? En los países donde habita la democracia, ¿qué aspectos valorará la ciudadanía a la hora de elegir sus representantes?
¿La Argentina tiene modelo de país post pandemia? ¿Está preparada para crecer con inversiones? Es imperioso que la Argentina sepa cómo pararse ante este nuevo mundo.
Dicen las crudas estadísticas que Argentina entre 1980 y la actualidad soportó quince crisis, donde el PBI se desplomó por ejemplo en el 2001 en un 11%. Se habla que por esta pandemia la caída sería aproximadamente de un 6%. Los duros números reflejan cual espejo, que en 1989 la pobreza infantil llegó al 63%. En el 2001/2 al 74%. Y con coronavirus mediante, la misma estaría cerca del 60% y de un 15% de indigencia. El sistema de protección social argentino es robusto, aún en estas circunstancias. El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, ha estructurado dos políticas específicas para acolchonar este impacto. “Una línea de trabajo se orientará al acompañamiento de la primera infancia y otra a la adolescencia. Ya están en marcha con el aumento de presupuesto correspondiente y con las limitaciones del no funcionamiento de las escuelas y de los espacios de primera infancia. Con respecto al Plan Nacional de Primera Infancia, tendrá varios componentes pero fundamentalmente dos: los EPI (Espacio de Primera Infancia) que financiamos y desarrollamos, junto con esto becas y acompañamientos a la familia para que los chicos estén allí, hablamos de niños de 45 días a 4 años. Y el segundo es el Plan Adolescente, donde vamos a forzar mucho la escuela y el vínculo escuela-trabajo”.
Hasta aquí números con personas que los habitan y cuyas vulnerabilidades, en un amplio porcentaje, no les permiten lo esencial de la vida: crecer, desarrollarse y ser feliz. Recordar que a la pobreza estructural argentina le cayó encima el peso de la pandemia.
Ante todo esto preservar el aparato productivo, único instrumento que garantiza la “vida” de trabajadores y empresas, es fundamental. Debería ser, junto a la salud, la razón obsesiva de la acción política de nuestros gobernantes.
El presidente Fernández reiteró su asombro ante la cantidad de personas sobre las cuales el Estado no tenía registro y que aparecieron por la pandemia. Mencionó como causa de tal situación la falta de solidaridad de la sociedad argentina. Si vemos los números expuestos párrafos más arriba, coincidiremos en que los yerros fueron de la política, cuyas consecuencias sociales visibilizó la pandemia.
La pandemia arrasó a ricos y pobres. A países ricos y países pobres. Los recursos de los unos y los otros y las recuperaciones de los unos y los otros, y los daños colaterales de los unos y los otros, no son los mismos.
Postdata: sobre la negociación de la deuda externa, apareció un avezado dirigente político argentino conocedor de este entramado quien está ayudando para superar el fracaso de la oferta.