Hipótesis sobre la destrucción de Sodoma y Gomorra
Señales desgastadas muestran al conductor el camino asfaltado, aunque poceado, al Mar de Galilea e indican, a la vera de la ruta el próximo destino, esto es un cerro prominente erguido a la distancia: Har Megido.
Más adelante, el trayecto se hace sinuoso hasta descargarse en las tierras fértiles del valle de Jezreel, mientras el sol se eleva lentamente en el firmamento por el este hasta el cenit y se hace sentir sobre el rostro, que con el correr de los minutos se pone sudoroso y obliga a conectar el aire acondicionado de la camioneta.
En un momento dado, al girar sobre el lateral derecho del asfalto uno se enfrenta al cerro, soleado y con un entorno desértico que todos conocen como el Cerro de las Batallas, donde hace siglos ejércitos enteros desamaron su sangre para capturar un suelo desértico.
Armagedón terminó siendo un montículo elevado sobre veinte pueblos enterrados en las coordenadas 32°35′07″N 35°11′04″E y un lugar donde el séptimo ángel reunió a todos los sobrevivientes de las primeras guerras apocalípticas, para hacer una última afirmación de Dios contra el mal.
En 2005, las ruinas de la colina israelí de Megido, o Mageddo, o Meguiddó o Tell al- Mutesellin (en árabe) –situadas a 90 kilómetros al norte de Jerusalén, y a 31 al sudeste de la ciudad de Haifa, fueron consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte del sitio Tells bíblicos – Megido, Jasor, Beer Sheba.
Era una ciudad importante y un ejemplo de ello lo representa su nombre en jeroglíficos egipcios y en escritura cuneiforme: en las “cartas de Amarna”. Gozaba de una importancia estratégica, ya que dominaba una vía de comunicación primordial en el Valle de Jezreel, a la salidad del desfiladero de Carmelo, al nortoccidente de Tanak y en el camino hacia la ciudad de Tabor.
Era sin duda una de las paradas obligadas del camino que seguían los ejércitos cuando se dirigían de Egipto a Siria y tras la ocupación hebrea, fue situada en el territorio de Isacar, aunque atribuida a la tribu de Manasés.
Sobre su situación geográfica, vale apuntarlo, el geógrafo árabe del siglo XII Jakut, enunció que “Ledjun es la antigua ciudad de Mageddo, que recibió, bajo la dominación romana, el nombre de Legio”.
Al decir de los historiadores y arqueólogos, en sus cercanías se entablaron tres célebres batallas, una de ellas durante el siglo XV A.C., de las más antiguas documentdas y otras dos, en los años 609 A.de C. y en 1918.
Es más, se considera al lugar por su valía arqueológica, ya que hay un montículo con 26 estratos de ruinas de antiguos asentamientos, conocido por motivos históricos, teológicos y geográficos.
La expresión griega Har Ma – ge – don, tomada del hebreo y trasliterada Armagedón, significa “Montaña de Megido” o “Montaña de Asamblea de Tropas”.
Allí se han hallado los famosos Marfiles de Megido, esto es unas delgadas tallas de marfil, las que fueron excavadas por Gordon Loud, siendo luego los mismos expuestos en el Instituto Oriental de Chicago y el Museo Rockefeller en Jerusalén.
Los arqueólogos señalaron que se encontraron en la capa denominad VIIA, o capa de la Edad de Bronce tardía del yacimiento. Los tallados en incisivos de hipopótamo del Nilo, muestran según los especialistas , influencia estilística egipcia. Es más, un estuche de pluma también se encontró con inscripciones con el cartucho de Ramsés III.
Sodoma y Gomorra
El Génesis dice en 19 24-25: Dios hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Dios desde los cielos y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos os moradores de aquelals ciudades y el fruto de la tierra.
Una explosión destruyó ciudades y asentamientos agrícolas al norte del Mar Muerto hace unos 3.700 años y según desvelaron nuevos hallazgos arqueológicos.
La datación por radiocarbono y los minerales desenterrados que cristalizaron instantáneamente a altas temperaturas indican que una explosión masiva, causada por un meteoro que explotó en la atmósfera destruyó instantáneamente la civilización en una llanura circular de 25 kilómetros de ancho llamada Middle Ghor, según lo explicara el arqueólogo Philip Silvia de la Universidad Trinity Southwest de Albuquerque.
La explosión habría empujado salmuera burbujeante de sales del sobre tierras del Mar Muerto sobre tierras de cultivo antes fértiles, por lo que la civilización no regresó a la región que nos ocupa en 700 años, según un informe de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental. Así, 120 asentamientos habrían estado expuestos a altísimas temperaturas. En ellos habrían vivido hasta 65.000 personas que habitaban Middle Ghor en la Edad de Bronce.
En Tal el Hammam se encuentra la evidencia más completa de la destrucción, según las investigaciones del equipo de Silva, quien ha estado excavando desde hace más de una década.
La datación por radiocarbono indica que las paredes de adobe desaparecieron hace 3.700 años , dejando sólo cimientos de piedra y las capas externas de las piezas de cerámica se fundieron en vidrio y los vientos crearon minerales esféricos que cayeron en la ciudad en forma de lluvia.
Esa teoría arqueológica explicaría el pasaje bíblico del Génesis en el que Yahvé envió una tormenta de fuego y azufre a Sodoma y Gomorra como castigo a la iniquidad de sus habitantes.[1]
Otra hipótesis
Mark Hempsell, profesor de aeronáutica de la Universidad de Bristol aseguró que el relato de la destrucción de Sosoma y Gomorra se inspira en un desastre natural que asoló la región en el cuarto milenio A.C..
Según el docente, una tablilla asiria del siglo VII A.C., conservada en el Museo Británico reproduce un antiguo texto sumerio en el que se describe la caída del meteorito ya mencionado, impactando cerca de Koefels, en Austria, el 29 d ejunio de 3123 A.c, generando una columna de llamas que tocó tierra en un lugar próximo al Sinaí, quizás sobre ambas urbes, que podrían haberse alzado no lejos del Mar Muerto.
En 1989, Ron Wyatt dijo haber hallado vestigios de dos ciudades convertidas en cenizas en la márgen occidental del aludido mar; una al pie de Masada y la restante al pie del monte Sodoma. En los lugares encontró ruinas de cimientos y otras estructuras, así como restos de cerámicas enterradas en cenizas.
Mencionó haber encontrado suelos de habitaciones, calles interconectadas, ziggurats y hasta una esfinge, dentro de una muralla de adobe con zócalo de piedra y contrafuertes, propios de una ciudad antigua, a la que dató en el 3.300 A.C.
Según sus propios estudios las ciudades fueron destruidas hace 3.900 años por un incendio, producto de fuertes terremotos, posibles corrimientos de tierra hacia el lago y la liberación explosiva del material inflamable proveniente del subsuelo, el que tomó contacto con fuego existente en viviendas.
Dichas teorías fueron puestas en duda por la autoridad de Antigüedades de Israel. Otras hipótesis fueron acercadas desde el campo de las ciencias sociales por Enrst Sellin, Ahmed Osman, Segmund Freud e Isaac Asimov, quienes expusieron interpretaciones con basamento lingüístico y sociocultural que están alejadas de las explicaciones teológicas.
En ese sentido podría mencionarse la la palabra utilizada para «ángeles» se podría traducir como mensajeros, o ministros atribuida en esa época a deidades y soberanos como los faraones. Osman identifica al Dios que visita a Abraham con Tusmosis III. Donadello observa que todo el episodio de Abraham encubre una visita bélica y que la reaparición de tradiciones como la masacre de los inocentes, el hijo que salva, el descendiente de alguien superior, el designio del Belén , entre otras, encontrarían una justificación más razonable, dependientes de hechos supranaturales.
El arqueólogo Albert Lin, de reconocido prestigio internacional, tiene la teoría de que en la zona que analizamos, en razón que el producto esencial era el alquitrán que se mezclaba en un espacio amplio con una cisterna, tras una indagación minuciosa, presumió que hubo un impacto de un meteorito, desde el sudoeste y a una velocidad hipersónica que –como se refirió anteriormente- expulsó sal transformando la zona en inhabitable, no habiendo una muestra tangible de una catástrofe global.
La zona, por parte del grupo conducido por Lin, ha sido fotografiada y se le aplicó fotogrametría en 3 D. Para el arqueólogo la explosión tuvo un nivel comparable a una nuclear. Se encontró barro cocido a temperaturas más calientes que el Sol (4 veces), mientras que otros colegas de Lin, consideran que fue una explosión aérea que generó un sunami.
Se hallaron rastros de un palacio con jarrones y restos de destrucción sin existencia de agua, a pesar de que la planicie, de 36 hectáreas, está ubicada entre dos rutas comerciales. El fuego se abría iniciado con gas, generando un sismo de alquitrán, luego de lo cual se produjeron explosiones, corroboradas con alta tecnología espacial que permite mirar bajo la superficie de la tierra.
Lin trabajó en Jordania, junto al arqueólogo bíblico Steven Collins, director de la Escuela de Arqueología, dependiente de la Universidad Internacional del Veritas y la egiptóloga y arqueóloga Meredith Brand.
[1] Iflscience.com