La Batalla de Pozo de Vargas
El 9 de abril de 1867 se produce uno de los últimos levantamientos federales en tierra argentina frente al poder anglo porteño. Las tropas gauchas se encuentran conducidas por Felipe Varela. Su figura es muy importante. Le dicen el «Quijote de los Llanos», uniendo el federalismo con el historicismo hispánico cervantino, muestra de que el caudillo entrega su patrimonio a la causa nacional.
Las proclamas de Varela, muy bien redactadas, son algunos de los pocos instrumentos escritos para rastrear el conocimiento federal signado por la tradición verbal. En ellas se demuestra que luego de la desmembración de Bolivia, el norte de Chile y Uruguay (Rivadavia) y Paraguay y Rio Grande do Sul (Urquiza), el federalismo continúa predicando el continentalismo. También la solidaridad con la provincia de Paraguay (tal vez esta sea una batalla de la Guerra de la Triple Alianza) y la desesperanza ante la inacción de Urquiza más empeñado en ser el principal proveedor de la gran guerra.
Surge la misteriosa «Zamba de Vargas», madre de todas las zambas. Su versión federal cuenta que las lanzas gauchas ya poco podían hacer frente a los Remington (y tal vez ametralladoras) que las potencias habían exportado a los unitarios para combatir al pueblo sudamericano.
«Los nacionales vienen
Pozo de Vargas.
Tienen fusil y tienen
las uñas largas.
Lanzas contra fusiles,
pobre Varela.
Qué bien pelean sus tropas
en la humareda».