Fiesta popular en el acto por el Día de la Bandera

El clima no acompañó para nada. En absoluto. Una persistente y molesta llovizna que duró lo que el acto, sumada al húmedo frío proveniente del lindero Río Paraná, complotaron contra la integridad física de la enorme cantidad de personas que se dio cita en el histórico Monumento a la Bandera de la ciudad de Rosario, para honrar a la enseña patria en su día. Lejos, en el recuerdo, había quedado el radiante sol que iluminó la celebración del año precedente. Esto, sin embargo, no fue impedimento para que se desarrolle a lo largo del encuentro una verdadera fiesta popular.

Banderas, carteles, gorros, y un eufórico coro de voces de todas las edades adornaron de alegría la jornada, a veces, incluso opacando los sonidos humanos emitidos por los altoparlantes, entre ellos los de Cristina Fernández de Kirchner. También el tradicional desfile castrense, y la presencia de la bandera más larga del mundo aportaron su cuota de color. Demasiada esperanza había depositada en los corazones de quienes esperaban el anuncio oficial de la candidatura a la reelección de la primera mandataria. No sucedió.

Tampoco tuvieron lugar las también esperadas intervenciones orales de Miguel Lifschitz y Hermes Binner, este último, flamante candidato a presidente del recientemente alumbrado Frente Amplio Progresista. Solo pudieron oirse, además de la inconfundible voz de Cristina, la invocación religiosa del obispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, y las de la locutora de turno. Mucho se conjeturó al respecto, pero nada se supo sobre lo que verdaderamente sucedió. Sí se comprobó, una vez más, la extraordinaria predisposición del pueblo rosarino y de alrededores para homenajear al padre del estandarte nacional en un nuevo aniversario de su paso a la inmortalidad.