El FMI quiere controlar el destino de los fondos de la Emergencia Económica
El Fondo Monetario Internacional busca confirmar si los aproximadamente u$s 6.000 millones que se obtendrán por la ley, serán utilizados para estabilizar las cuentas públicas o si se tiene pensado un destino expansivo para el gasto público.
La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que llegará antes de fin de año, tendrá una misión concreta y a pedido del mexicano- argentino Alejandro Werner. El director gerente para el hemisferio occidental, que aún maneja el caso argentino ante el board del organismo; enviará una avanzada técnica a Buenos Aires para saber de la propia boca del Gobierno, qué uso le dará al dinero que se obtendrá durante el 2020 con la aplicación del paquete de Emergencia Económica que ayer comenzó a reglamentar el Ejecutivo. Más concretamente, los enviados de Washington quieren saber si esos fondos serán aplicados íntegramente (o al menos en su mayor parte) a garantizar que el próximo año Argentina tendrá un déficit fiscal primario menor al 1% autorizado y aceptado por el propio organismo para cualquier plan económico, siempre y cuando ese rojo sea fruto de políticas sociales.
O si, por el contrario, el destino del paquete aprobado ayer se destinará a aumentar el gasto público y terminará descontrolando la cuenta fiscal final del 2020. De la respuesta que los enviados de Werner lleven a Washington, sería la voluntad del organismo que maneja Kristalina Georgieva para acelerar la apertura de negociaciones con el país. Desde Buenos Aires se sabe que esta será la inquietud de los visitantes; y ante la seguridad que habrá pedidos de informes sobre el manejo de las cuentas fiscales, comenzó ya a diseñarse desde ayer la respuesta que se llevarán los técnicos del FMI para que luego se evalúe en la sede del organismo en la capital de EE.UU. Según los números que están preparando los técnicos de Martín Guzmán, Argentina terminará el año con un déficit fiscal primario de más de 1%. Incluso cercano al 1,5%; con lo que remontar el 2020 será más duro de lo que se esperaba. Los números oficiales aseguran que la aplicación del paquete aprobado por el Congreso el sábado pasado, y que el gobierno de Alberto Fernández comenzó a reglamentar ayer; le garantizarían a las arcas públicas entre u$s5.000 y u$s6.000 millones. Y que la intención oficial es mantener el ritmo decreciente de déficit hasta convertirlo en una situación absolutamente sustentable; que derive en una situación de equilibrio hacia fin de año.
Si bien el Ministerio de Economía no lo menciona con estas palabras, incluso hay quién dentro del oficialismo ya habla de la posibilidad de lograr un leve superávit en la cuenta final del 2020; o, al menos, un déficit que se ubique cerca del 0,5% como tome. Esto sería, lejos del límite psicológico del 1% autorizado por el FMI. Sabe el Gobierno que para que este pronóstico se logre, se deberían dar dos condiciones. Una exógena y una endógena. La primera, que la economía no caiga en un pozo recesivo o que se mantengan en niveles de virtual no recuperación.
La otra es que dentro del oficialismo se pierdan las marcas del control del gasto público, y el paquete logrado el fin de semana comience a derivarse en un aumento en las partidas corrientes. Será tarea de Guzmán garantizar ambas condiciones. Y que los técnicos del FMI le crean. Cubeddu y su gente tiene en el archivo de su memoria activa, aquella decisión del gobierno de Mauricio Macri de fines de 2016, de utilizar los dólares obtenidos por el exitoso blanqueo impositivo organizado por el entonces ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay, para crear el esquema de reparación histórica para jubilados. Este esquema, para el que se utilizaron los casi u$s20.000 millones obtenidos por parte del sector público en aquel llamado a regularizar activos no declarados dentro y fuera del país (que ahora serán alcanzados en su mayoría por una sobretasa en el ajuste aprobado el fin de semana); provocó para los fiscalistas del FMI una doble crítica. Por un lado no se usó ese dinero para mejorar las cuentas fiscales y el perfil del endeudamiento externo. Por el otro, se generó un gasto público futuro que hoy el sistema previsional debe sostener, sin los fondos del blanqueo que ya fueron gastados.
Para muchos analistas privados, si se mantiene la disciplina fiscal durante el 2020, será posible mostrar resultados fiscales primarios creíbles a los visitantes. Según el último informe de la consultora PxQ que maneja el exviceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, afirma que la posibilidad que en el próximo ejercicio se muestren números más que aceptables ante el FMI es real. La consultora mantiene dos escenarios fiscales para el 2020, “partiendo de un déficit primario heredado de -1,2%”, suponiendo una diferencia que tiene que ver al evaluar tarifas y jubilaciones. En el escenario 1 PxQ supone “un congelamiento de tarifas de 180 días y un esquema de movilidad que ajusta con la inflación esperada para 2020, con lo cual se daría un ahorro en términos de prestaciones sociales de +0,9% del PBI”. En el segundo escenario, “se asume un congelamiento de tarifas anual y la fórmula de movilidad se mantiene sin cambios”. Concluye el trabajo que “en el primer escenario, con un ahorro tributario derivado de las medidas de +1,9% el resultado primario estimado en 2020 sería +0,7%, mientras que en el segundo el ahorro sería más acotado (+0,8%) y el resultado primario sería de -0,4% para 2020”. En ambos casos, si se dieran los resultados, serían bien recibidos por los visitantes del FMI.
Los misión que llegará en los próximo días estará encabezada por el venezolano Luis Cubeddu, quién debutaría en este tipo de tareas. El economista, nuevo jefe de la misión Argentina luego del reemplazo del italiano Roberto Cardarelli del 24 de noviembre, es un viejo conocido del país. Estuvo presente como técnico del Fondo durante la crisis del 2001, y participó de reuniones importantes de la renegociación de la deuda con el organismo a comienzos de la gestión de Néstor Kirchner en 2003. Esos encuentros derivaron en el acuerdo que en septiembre de ese año firmaron el entonces presidente y el alemán Horst Köhler, en aquellos tiempos titular del FMI. Cubeddu era el encargado de fiscalizar la letra fina del acuerdo en cuanto a los compromisos fiscales. Frente a el negociaban dos delegados de Kirchner: el viceministro de Economía Guillermo Nielsen y el jefe de Gabinete Alberto Fernández. De alguna manera, la llegada del venezolano, será un reencuentro en circunstancias algo similares. (Ámbito)