Fernández piensa en crear un banco social y comercial financiado con los fondos de la ANSES
El equipo del presidente electo quiere replicar el modelo de Ecuador, en el que el organismo invierte en infraestructura y lidera el crédito hipotecario.
Los millonarios fondos de la ANSES podrían convertirse, una vez más, en una palanca para impulsar el crédito y el consumo. Alberto Fernández tiene en sus manos un proyecto para crear un banco social y comercial, financiado en principio con las inversiones por u$s22.000 millones acumuladas en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).
La idea en estudio es que esta cartera de acciones, bonos, plazos fijos y préstamos se utilicen para mejorar los haberes, otorgar créditos hipotecarios y financiar la obra pública, así como proyectos privados.
La iniciativa se la hizo llegar el abogado Miguel Ángel Fernández Pastor, exdirector de la ANSES durante la gestión de Sergio Massa y uno de los nombres que suena para ocupar algunas de las áreas clave del sistema previsional el 10 de diciembre.
En la campaña, el especialista encabezó la comisión de seguridad social del Frente de Todos junto a Federico De Marziani y Mónica Roque, exfuncionarios del PAMI y miembros del Instituto Patria.
También participaron técnicos del Grupo Callao, la diputada electa Luana Volnovih, el previsionalista Christian D´Alessandro y sindicalistas. En esos debates surgió la propuesta de crear un «Fondo de protección del futuro», incorporada a la plataforma electoral junto con el acceso gratuito a los jubilados del PAMI, la reducción de las tasas de los créditos de ANSES y la revisión de la fórmula de movilidad.
En ese escenario, una de las funciones del nuevo banco será la de engrosar los fondos destinados a los haberes. Fernández prometió en campaña una suba del 20%. Hoy la jubilación mínima es de $12.000 y en diciembre pasará a $14.000, un 51% de aumento en el año que estará por debajo de una inflación del 55%.
Para recapitalizarse, el directorio de la nueva entidad que dependería de la ANSES deberá generar nuevos recursos. La apuesta es que desarrolle un perfil comercial con inversiones similares a las que realizan los bancos privados, cuyas carteras incluyen títulos públicos y créditos, además de las Leliq que el presidente electo busca desactivar.
«Sería como cualquier banco y se distribuirían los ingresos entre los beneficiarios, el único banco que perdió plata fue la ANSES, todos los demás ganaron miles de millones», dijo Pastor a este medio.
El proyecto del exfuncionario se inspira en la experiencia del Banco Ecuatoriano de la Seguridad Social (BIESS), creado en el 2009 bajo el gobierno de Rafael Correa. La institución capitalizada en cerca de u$s18.000 millones maneja fuertes inversiones en proyectos públicos y privados y de infraestructura, así como en bonos y acciones, y es la mayor entidad de ese país en el mercado hipotecario, con más del 52% de los préstamos.
Siguiendo ese esquema, los asesores de Fernández creen que el nuevo organismo podría cumplir un rol «estratégico» frente a la crisis.
Buscando herramientas para reactivar
Además de servir como reaseguro de las prestaciones, el flamante banco permitiría al gobierno entrante expandir el crédito en aquellos sectores que aporten dólares, empleo y consumo, y suavizar así la caída de la actividad esperada para 2020.
Fernández necesita generar nuevas fuentes de apalancamiento para compensar las retricciones del gasto público y la escasez de financiamiento privado, que se redujo casi a la mitad en los últimos cuatro años. De un rango de 16% del PBI en 2016 cayó a 9,1% del PBI en el tercer trimestre de 2019.
El caso testigo más citado por los técnicos cercanos a Alberto es el crédito de u$s70 millones otorgado por ANSES en 120 cuotas a la filial local de General Motors en 2009 y que la empresa devolvió en forma anticipada al año siguiente, luego de la reestructuración de su casa matriz en Estados Unidos por la crisis internacional del 2008.
El otro objetivo del eventual banco son las inversiones a largo plazo en infraestructura y desarrollo. «La idea es transformar el FGS en un banco social y sumar nuevos recursos», explicó Pastor a iProfesional.
El previsionalista reconoció que la propuesta fue «muy conversada» durante la campaña y que «Alberto Fernández está al tanto», a la vez que destacó su potencial impacto sobre la economía.
«El FGS tuvo u$s66.000 millones en 2015, tres veces el capital del Banco Nación, imaginate el poder económico que tiene», señaló. El exdirector de ANSES fue uno de los que denunció la desvalorización del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, cuyo capital se redujo de los mencionados u$s66.000 millones en 2015 a un tercio en la actualidad, medido en dólares.
También hicieron lo propio Volnivich y D´Alesandro, con denuncias ante la Justicia. En el último caso, tal como reveló iProfesional, el Juzgado N°1 de la Seguridad Social ordenó a la ANSES que brinde información sobre los fondos, luego del amparo del previsionalista para «blindarlos» frente a la creciente colocación de deuda en letras del Tesoro.
Los equipos de Fernández cuestionan además el récord de créditos Argenta a más de 7,7 millones de jubilados y titulares de la AUH para pagar deudas, comprar alimentos y cancelar impuestos. En 2016, se convirtió dicho programa en un sistema de préstamos con descuento de los haberes.
El desafío del financiamtiento
En caso de avanzar en la creación de un nuevo banco estatal, una de las discusiones dentro del Frente de Todos es cómo se va a financiar. Los técnicos de Alberto comparten la necesidad de modificar el actual esquema de cargas patronales, que alimentan las arcas de la ANSES.
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«Este fuerte desfinanciamiento va a generar un hueco muy grande, lo cual es paradójico porque hace que el organismo se financie cada vez más por rentas generales, en lugar del sistema contributivo», explicó a título personal el economista Roberto Arias, quien asesora en materia previsional de Volnovich, la candidata de La Cámpora a presidir la ANSES.
El exdirector de estudios de la seguridad social del organismo es de los que respalda una reforma del FGS mediante la creación de un banco de inversión público administrado por fuera del organismo, una propuesta similar a la de Pastor.
En su opinión, los cambios deben apuntar a fortalecer la función de estabilización económica a través de la generación de nuevos fondos. El interés está puesto en los recursos extraordinarios que obtiene el Estado por la explotación de no renovables. Ese podría ser el caso de los impuestos nacionales provenientes del yacimiento de Vaca Muerta o las ganancias de empresas estatales como YPF.
En cualquier caso, los fondos podrían colocarse en activos líquidos, cuya valuación no dependa del ciclo de las commodities, y utilizarse en el actual período de recesión para ejecutar políticas anticíclicas, señaló el economista en un artículo publicado en Página/12.
Por otra parte, la nueva entidad debería tener prohibido liquidar activos sin autorización previa del Congreso, lo que representa un cambio respecto de la política de Macri. El Gobierno, a través de la Ley de Reparación Histórica y el acuerdo firmado el año pasado con el Fondo Monetario Internacional, dispuso la posibilidad de deshacerse de activos del FGS para pagar prestaciones corrientes, como ocurrió con la venta de Petrobras e Insud a empresarios amigos del presidente.
Otro cambio que analizan en el Frente de Todos es el rol de los directores estatales en las empresas privadas cuyas acciones están en manos de la ANSES, un tema que en su momento desató fuertes conflictos con el llamado «círculo rojo».