Agustín Rossi y el sueño peronista de la gobernación
Podrán criticársele muchas cosas, sin dudas, pero nadie podrá decir que la voluntad figura entre sus carencias. Perseverancia, garra, tezón y sacrificio componen la acuarela de la vida política del candidato a gobernador de la provincia por el Frente Para la Victoria, Agustín Rossi. Es que en el peronismo, los lugares se consiguen así a los topetazos, donando toneladas de esfuerzo diario para conseguir una construcción humana que tenga relevancia, que «mueva el amperímetro», como se dice en la jerga política.
Y el «Chivo» lo logró, apostando fuertemente por la militancia en horas en las que la misma palabra «militante» sonaba ridícula luego de la empresarial década de los noventa, en donde hasta la labor más cotidiana de pegar afiches o realizar pintadas se confiaba al ámbito privado, el único -se creía- capaz de otorgar valor al sujeto social.
Leal de una lealtad a veces incómoda que lo obliga a encontrar justificación a lo injustificable, hasta en los momentos más adversos para el kirchnerismo, como cuando la infortunada y polémica resolución 125 que llevó al gobierno a balancearse al borde del abismo social, reverdeció ese extinto valor, homenajéandolo gallardamente como lo había hecho el «Tío» Cámpora en su época.
Esa lealtad fue la que lo hizo parir en 2009 para llegar al número de votos necesarios que le posibilitaran renovar su banca como diputado nacional. Esa lealtad, también, le hizo temer por el bienestar de su familia en las horas más negras del conflicto con el campo, sufriendo violentos ataques contra su integridad y la de sus seres queridos.
El ex presidente del Concejo Municipal de Rosario, se enfrenta a un gran desafío, quizás el más importante de su carrera política. Encuadrar a todo el justicialismo detrás de su candidatura es la mayor preocupación, dadas las bases endebles que sostienen la unidad peronista en la provincia. Generar el marco de consenso necesario al interior del PJ es entonces la primera tarea. Dar un programa a ese acuerdo es, además de ser el segundo objetivo, cuestión impostergable. Una sociedad que cada vez elige menos escudos e historias partidarias y más individuos capaces de brindar soluciones concretas a sus requerimientos se lo demanda ahora; tiempo presente.
En función de esta empresa es indispensable caminar hacia el 24 de julio custodiado por una imagen que tenga en alta consideración los intereses de la provincia, independientemente de filiaciones políticas nacionales, que, aunque válidas y respetables, pueden comprar la oposición de los sectores productivos locales, concientes de la capacidad de autosuficiencia económica santafesina. Estos ciudadanos, guste o no, también votan y un proyecto de gobierno, cualquiera fuese su identidad ideológica, debe -o debería- comprender sus aspiraciones.
No se trata de quitar valor a los laureles justamente consechados por un modelo de país probo en el mundo, éxito reconocido en las últimas horas por el magnate Carlos Slim en ocasión del paso de la gira presidencial argentina por tierra azteca; sino de aunar esfuerzos en una de las regiones que más contribuye con su producción al PBI total de la economía nacional.
En añadidura, la elección de un enfoque confrontativo como faro orientador de la campaña por parte del político verense, sería profundamente negativa en términos de superar el rendimiento electoral de la primaria de mayo pasado. La inesperada performance de Diego Giuliano, se debió precisamente a esa «vuelta de tuerca» de las dos últimas semanas antes del comicio. La franja social de ingresos medios rosarina no le perdonó ese cambio. El ciudadano santafesino promedio parecería preferir el estilo reposado, prudente y discreto al estilo»schmittiano», por enunciarlo de algún modo, que cree en la distinción amigo-enemigo, como máxima política.
Agustín Rossi, sabe que debe hacer algo cuanto antes para evitar la diáspora de dirigentes justicialistas no kirchneristas e independientes de las filas del Frente Santa Fe Para Todos, alianza nominal más que real sostenida con pinzas. Su misión es contenerlos y conducirlos mediante una propuesta abarcativa y aperturista que reconozca un objetivo común: ganar la provincia el 24 de julio.