El dinero todo lo puede. Strauss-Kahn en libertad condicional
Dominique Strauss-Kahn quedará finalmente en libertad condicional tras entregar ayer un millón de dólares como fianza y depositar cinco millones adicionales como garantía. El acusado quedará en arresto domiciliario bajo vigilancia policial después de que la Fiscalía de Nueva York confirmara los cargos de agresión sexual presentados contra él.
Las pruebas son «suficientemente sólidas» para seguir adelante con el proceso, sentenció el gran jurado. En principio, la negativa a archivar el caso por intento de violación y otros delitos contra una camarera de hotel fue un mazazo para él. Pero su puesta en libertad condicional es una primera gran victoria para su equipo de abogados. Strauss-Kahn al fin sale de la inclemente prisión y podrá dormir en el domicilio de su hija Camille, de 26 años, casada y residente en Manhattan.El político socialista francés ofreció también llevar una pulsera electrónica que controle sus movimientos.
Mientras tanto, la grabación de vídeo y el testimonio de testigos apuntan a que Strauss-Kahn abandonó el hotel donde supuestamente se produjo el intento de violación sin avisar a la recepción, donde no hizo el requerido «check out», según lo que ahora parece haber sido establecido por los investigadores. Esto contrasta con la versión de la defensa, que asegura que el político francés registró su marcha en recepción a las 12.28. En el momento de ser detenido, llevaba consigo la tarjeta para abrir la habitación, lo que podría indicar que efectivamente no había hecho el «check out», aunque no es infrecuente que los clientes olviden devolverla.
El hecho de que no pasara por recepción y saliera deprisa del hotel para llamar a un taxi, dejándose en la habitación algunos efectos personales y un teléfono móvil, refrendaría la idea de una fuga. La defensa insiste en que tenía prisa para ir a comer con su hija.
Otro extremo a aclarar es por qué los responsables del hotel tardaron una hora en avisar a la Policía. El testimonio de la denunciante asegura que, tras ser asaltada sexualmente, avisó enseguida al personal del hotel. El jefe inmediato de la mujer tardó entre diez y quince minutos en acudir, cuando Strauss-Kahn ya se había marchado, y llamó a un supervisor. Éste tardó un tiempo similar en aparecer. Luego fue avisado el servicio de seguridad del hotel. La primera llamada a la Policía no se produjo hasta las 13.32 horas.
Horas de nervios
Una interpretación de la demora en el aviso es que debido al nerviosismo de la mujer, el hotel esperó a que se relajara algo para conocer mejor los sucedido. Pero también existe la posibilidad de que, al saber que el presunto agresor era el director del FMI, los responsables del hotel tuvieran sus dudas antes de llamar a la Policía. El Sofitel, situado cerca de Times Square, es propiedad del consorcio francés Accor Group, y esa vinculación con Francia explica que Strauss-Kahn fuera un cliente habitual. La denunciante es de origen guineano y habla francés, razón que contribuyó a que se la contratara hace tres años.
La investigación también trata de clarificar qué hizo Strauss-Kahn en las cuatro horas que transcurrieron hasta su detención, a las 16.30, a bordo de un Airbus de Air France que le debía llevar a París. Hacia las 15.30 llamó al hotel preguntando si se había dejado allí uno de sus teléfonos móviles.
El personal del hotel se comprometió a llevárselo al aeropuerto, aunque fue la Policía la que se dirigió al John F. Kennedy para detenerlo. Algunas fuentes aseguran que se reclamó a la Autoridad Portuaria de Nueva York el retraso de la salida del avión para dar tiempo a que los agentes llegaran.
Entre otras alegaciones de acoso sexual contra Strauss-Kahn que han comenzado a salir en otros países, está la de una periodista de un diario europeo cuya identidad no ha sido revelada. En declaraciones a «The Times» ha asegurado que el director del FMI ofreció concederle una entrevista a cambio de sexo. «Tenía que pasar un fin de semana con él en París o en otro lugar. Fue increíblemente insistente. Hizo casi explícito que tenía que acostarme con él si quería entrevistarle», ha relatado. También ha trascendido que incluso minutos antes de ser detenido le dijo a una de las azafatas «¡Bonito culo!», tal como asegura «Le Point» citando a miembros de la tripulación.