Macri redefine su campaña y Fernández piensa en su eventual gobierno
El sábado, en ciudades importantes del país, Mauricio Macri recibió un abrazo cálido y cariñoso de sus votantes, representantes de ese 30% fiel del PRO. Pero sólo con esos votos no alcanza. Esto debe entenderlo el Presidente a la hora de intentar recuperarse y diagramar su próxima campaña. Si los timbreos y los contactos selectivos no sirvieron, tal vez debiera apelar a instrumentos de la política tradicional. Aunque el jefe de Gabinete Marcos Peña insista en que el resultado de las PASO fue producto de un error de mensaje y no de políticas ni de planes de gobierno, también reconoce que deben ser más humanos. ¿Se estará reformulando el sentido del accionar político como muchos lo hicieron luego de La condición humana de André Malraux? De ser así el Presidente y candidato debiera expresar algo más que: «Este es el camino y los voy a cuidar».
Es interesante observar que en la Argentina está ocurriendo lo que plantea John Keane en su último libro Vida y muerte de la democracia en cuanto a que los ciudadanos que apoyan a un sector lo hacen rechazando a la oposición y no identificándose con las propuestas y plataformas a las que adhieren. Es decir, «en épocas de fragmentación política, de indefinición ideológica, del pragmatismo a ultranza, lo que parece definir más una identidad partidista es contra qué o quiénes me opongo, no a favor de qué me movilizo». Como consecuencia, las estrategias se dirigen a resaltar los defectos y debilidades del otro, más que las virtudes propias.
Mientras tanto Alberto Fernández mantiene reuniones con sus equipos técnicos y de campaña sobre armado, estrategias y planificación para lo que comenzará el 7 de septiembre y los ejes de su gobierno en caso de resultar electo. En el orden social Daniel Arroyo tiene preparado el plan que comprende cuatro tipo de medidas: a) decretar en forma urgente la emergencia alimentaria, b) implementar un sistema de crédito no bancario para desendeudar a las familias, con tasas de interés que no superen el 2/3% anual; c) focalizar políticas hacia al sector productivo que más demanda mano de obra de jóvenes y mujeres, por ejemplo el textil y d) a través de la obra pública, fomentar el trabajo llamado pala y pico para desandar la desocupación.
Estas medidas traban en forma inmediata el descenso social, mientras se reconstruye el aparato productivo para generar trabajo genuino. Esta prioridad que señala Arroyo se traslada al ámbito laboral, donde el equipo de Fernández tiene en claro que lo prioritario es la cuestión social y el hambre. Para ello se está trabajando sobre dos ejes: aumentar los haberes jubilatorios y lograr que el salario deje de caer. Se habla también de la institucionalización de un diálogo entre empresarios, sindicalismo y política. Algunos sostienen que Alberto Fernández ha conversado mucho al respecto con José Ignacio de Mendiguren, quien ya tiene presentado un proyecto de ley en el Congreso de la Nación. Este sería el espacio donde se consensuarían precios, tarifas y salarios equitativamente. Se apostaría a convertirlo en una política de Estado y hasta es probable que al igual que lo hiciere con los gobernadores, pueda firmarse un documento con las organizaciones sindicales y empresariales.
En cuanto a los jubilados, habría un aumento de haberes del 20% por fuera del esquema de movilidad. Lo que a esta cronista no le queda claro es el empalme entre este porcentaje fuera de la movilidad, y el aumento que por la actual ley y la alta inflación le corresponderá a los jubilados en el 2020. Alberto Fernández tendrá próximamente una reunión con la CTA como ha hecho con la CGT, en busca de un equilibrio con las diferentes organizaciones del trabajo. No obstante, mantiene largas reuniones más allá de lo público con Héctor Daer, quien se ha convertido en un hombre de consulta permanente del candidato. Próximamente podría viajar a España para asistir a una invitación de la universidad de la cual es profesor hace muchos años. Aún no está confirmado.
Al cierre de este artículo, consultado Santiago Cafiero sobre el conteo altamente defectuoso que declararon los veedores judiciales ante la jueza Servini, el asesor manifestó que el informe aún no estaba en su poder y que tenían entendido que se los iban a entregar a los apoderados de todos los partidos políticos.
Dos consideraciones finales. En cuanto al reclamo de los gobernadores ante la Corte por las medidas económicas del gobierno nacional, consultado el gobernador electo por Santa Fe Omar Perotti sobre la razonabilidad del pedido, manifestó: «No se pueden detraer recursos coparticipables sin acuerdo de las provincias, es jurisdicción de la Corte». No existe otra forma si no hay acuerdo firmado.
Con respecto a Vaca Muerta, señalábamos el martes pasado desde esta columna la importancia de Chile no sólo por ser potencialmente el consumidor del 20% de la actual producción argentina de gas natural, sino también por ser un nexo posible (vía planta de liquefacción) de nuestras exportaciones al principal consumidor mundial de gas natural: el mercado asiático. Esta semana se habló de enfocar las exportaciones de Vaca Muerta hacia San Pablo vía un gasoducto. Consultado el ingeniero Raúl Bertero, presidente del CEARE, manifestó sus dudas ante dos inconvenientes, uno político y otro económico. En lo político se circunscribe a la posiblemente complicada relación entre Jair Bolsonaro y un eventual gobierno de Alberto Fernández. En lo económico, a que actualmente San Pablo es abastecido por Bolivia desde un gasoducto ya construido de mucho menor longitud (y por lo tanto de menor tarifa) que un futuro gasoducto desde Argentina. Si las condiciones políticas lo permitieran, sería mucho más factible retomar el proyecto de exportación a Porto Alegre en el sur de Brasil.