En Wall Street pronostican un dólar a $106 para el final del primer año de un eventual gobierno de Alberto Fernández
En el mercado creen que seguirá la tensión con el dólar y bonos. Calificadoras a punto de poner en default al país. Incógnitas sobre el futuro económico.
«Esto no terminó. Se calmaron un poco las aguas pero acá no cambió nada de fondo. Un Gobierno en salida y debilitado y otro al que le falta cuatro meses para arrancar. Esto va a traer mucha volatilidad y, en el medio, chispazos en los precios», avisaban desde un fondo de inversión para asegurar que la tregua de los últimos dos días de la semana es, finalmente, eso: tan sólo una tregua.
«Vamos a seguir todavía con presiones por todos los frentes. Cada día será una batalla. El mercado quedó muy mal herido y cualquier noticia puede disparar un mayor malestar», vaticina el experimentado trader.
Consultatio, la empresa del gurú Eduardo Costantini, coincide con esa apreciación. «Con un Gobierno que no tiene poder y un poder que no tiene el Gobierno, la transición hasta el 10 de diciembre parece una eternidad. Los precios de los activos girarán en torno a cómo se desarrolle esta transición», afirmó.
La incertidumbre con el presente y con el futuro no es para menos: la comunidad financiera local e internacional pasó del cielo al infierno, sin escala. Los operadores se fueron de sus oficinas el viernes 9 en medio de un clima de euforia sin imaginarse la pesadilla que les esperaba 48 horas después.
El mercado sucumbió ante el batacazo electoral de Alberto Fernández y los precios de los activos (como hacen históricamente) recalculan con violencia. Decidieron que el peso, los bonos y las acciones bajo un casi seguro gobierno del kirchnerismo tenían que valer mucho menos. Y así fue.
El dólar minorista se disparó 25% durante la fatídica semana, hasta los $58,12; mientras que los papeles bancarios vieron derrumbes del 50% en dólares y los bonos experimentaron un 30% de pérdidas. La sensación que quedó flotando en el ambiente es que la Argentina está cada vez más cerca de tropezarse con un nuevo default de la deuda. (IProfesional)