Alivio electoral para Macri: La Reserva Federal de EEUU bajó las tasas
El recorte fue de 25 puntos básicos, como se preveía, y ahora se abre la posibilidad de un mejor clima financiero para las economías emergentes.
Finalmente la Reserva Federal tomó la decisión que esperaba el mercado y bajó las tasas de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual, que pasaron de 2,5% a 2,25%, por primera vez desde los momentos más difíciles de la crisis financiera, hace más de una década.
Si bien esta cuestión podría considerarse como «lejana», su impacto en la economía argentina no es menor, sobre todo si la toma con una perspectiva de mediano o largo plazo, ya que en el corto, su efecto parece verse parcialmente diluido por el clima electoral.
No obstante ello, a días de las PASO, la decisión de la Reserva Federal es tomada por los analistas locales como una ayuda adicional indirecta de Washington para el presidente Mauricio Macri en su intento de aliviar la situación económica.
El efecto inmediato es que al bajar la tasa de interés aumenta la liquidez global, lo cual, a su vez, induce a que ceda la presión sobre el tipo de cambio local ante un mayor ingreso de dólares, en especial con la actual política monetaria que impulsa el Banco Central, que garantiza elevados rendimientos en las colocaciones a tasas de interés.
De hecho, el nuevo escenario sería diametralmente opuesto al vigente durante buena parte del año pasado, en el que se registraron cuatro subas consecutivas de las tasas por parte de la Fed, que complicaron aún más la endeble salud de la economía argentina, ante la abrupta salida de capitales y el desplome de las cotizaciones de los activos argentinos.
Si bien en líneas generales, los analistas consideran que esta baja de tasas, considerada en forma aislada, no generará un gran impacto en el corto plazo a nivel local, pues en la actualidad el orden de importancia de los «drivers» está encabezado por los de origen político, el cambio de rumbo que se prevé adoptará la Fed para el mediano plazo, es considerado como positivo para el país, en particular si se tiene en cuenta las necesidades de financiamiento de los próximos años.
¿Por qué bajó las tasas?
Si bien la baja no sorprendió a nadie, la única duda era cuan violento sería el recorte. En tal sentido, el 80% de los analistas esperaban una baja de esta magnitud y solo el 20% restante esperaba que fuera de 50 puntos básicos.
Lo que se busca con esta medida es abaratar el costo del dinero con el propósito de favorecer el crecimiento económico, aunque la contracara es el peligro de generar mayor inflación y crear burbujas en los mercados.
Lo llamativo de la decisión es que va en contra de la «liturgia» del Banco Central estadounidense, pues por lo general solía tomarse cuando Wall Street caía en picada, la actividad económica se encontraba en franco repliegue y en paralelo subía el desempleo, pero ahora el país crece arriba del 2% anual, la Bolsa rompe récords, los salarios suben y el desempleo se encuentra en su nivel más bajo en el último medio siglo.
Para los analistas consultados por iProfesional esta fue la parte más fácil de su decisión, ya que lo difícil vendrá después cuando en las próximas reuniones deberá asumir si continúa bajando la tasa de a un cuarto de punto porcentual por vez, como apuestan los mercados financieros o limitará el recorte, dependiendo de lo que suceda con la economía de los Estados Unidos.
Esta duda surge a partir del hecho de que no se observa un consenso claro entre los responsables de la Reserva Federal sobre la necesidad de recortar las tasas de interés, sobre todo teniendo en cuenta que la economía es la que mejor está evolucionando entre las naciones desarrolladas.
No obstante ello, el consenso de mercado descuenta una baja adicional de otro cuarto de punto para la reunión de septiembre con una probabilidad del 60%, para situarse en el rango de 1.75% al 2%.
Lo que complica las cosas es el deseo del «jefe» de la FED, Jerome Powell, de dejar en claro que la relajación de la política monetaria surgió del propio organismo y que no es una mera reacción a la presión de Donald Trump para que lo haga.
En tal sentido, el pasado lunes Trump afirmó que «me gustaría ver una gran baja… estoy muy decepcionado con la Fed», en otra más de sus intervenciones que ponen en jaque la independencia del Banco Central.
«La Unión Europea y China van a bajar más sus tasas de interés e inyectar dinero a sus sistemas, haciéndole mucho más fácil a sus manufactureros la venta de productos», escribió Trump este lunes en Twitter.
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«Entre tanto, y con una inflación muy baja, nuestra Fed no hace nada, y probablemente hará muy poco en comparación. ¡Demasiado malo!», agregó el mandatario.
La presión ejercida por Trump tiene un claro objetivo y es que busca la adhesión de parte de la población en momentos en los que comienza la carrera para las elecciones presidenciales, pues busca alentar un mayor consumo y facilitar el acceso al crédito, poniendo la mira en los sectores de menores ingresos, a pesar de los peligros macroeconómicos que podría acarrear la medida.
Los expertos se debaten entre si el movimiento anticipado por la Fed busca prevenir posibles efectos negativos que pueda desencadenar la guerra comercial con China o sostener un mercado bursátil que ya se ha acostumbrado a marcar máximos históricos cada vez con mayor frecuencia.
En cualquier caso, en lo que coinciden gran parte de los analistas es en que este movimiento desencadenará una guerra de divisas, ya que si EE.UU. repite este proceso, el Banco Central Europeo (BCE) tendrá que replicar sus movimientos si no quiere que el tipo de cambio limite todavía más la inflación.
«Hemos entrado en una guerra de divisas no declarada», explica Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.
La guerra de divisas podría involucrar también a otras economías. El Banco de Japón, se encuentra en la misma situación que el BCE, temeroso de que una apreciación del yen impida alcanzar su objetivo de inflación pese a la masiva expansión monetaria.
China, por parte, al igual que su enemigo comercial, también podría alentar reducciones en las tasas de interés que debiliten el yuan y le permitan a su economía hacer frente a los mayores aranceles fijados por EE.UU.
«Llevar hasta el final la guerra de divisas podría distorsionar los mercados, disparar las primas de riesgo e incluso crear más incertidumbre entre los consumidores y las empresas. Y lo que es más, no está garantizado que una intervención vaya a funcionar: con mucha frecuencia implica pérdidas para la deuda pública y los bancos centrales», señala Chris Iggo, responsable de renta fija de Axa IM.
Los mercados emergentes, agradecidos
Si la tasa de Estados Unidos baja, los fondos globales ven menos rentables sus inversiones en Wall Street y buscan posicionarse en mercados que ofrezcan mayores retornos, como es el caso de los emergentes, lo cual implica un mayor flujo de capitales que en primera instancia permite mejorar determinadas variables financieras.
En general, ante un cambio de esta naturaleza las monedas emergentes se revalorizan frente al dólar, baja la tasa de los bonos y consecuentemente se registra un impacto positivo en el índice de riesgo país.
A manera de ejemplo, en el último año la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos cayó casi 50 puntos básicos a partir del discurso «pesimista» de la Fed. Esta rebaja implicó que los bonos de los países emergentes captaran nuevos fondos por un monto superior a los 13.000 millones de dólares.
Sobre este punto, desde Galicia Administradora de Fondos sostienen que a manera de ejemplo, el spread de los bonos de Chile bajó más de 110 puntos básicos en el tramo de 10 años, en tanto que los brasileños se redujeron unos 70 puntos básicos.
En definitiva, la decisión de la Fed es una buena noticia para los emergentes y en especial para la Argentina, si bien en el corto plazo su relevancia puede verse relegada por factores extraeconómicos, pero puede ser de gran ayuda cuando se deba salir a reconquistar los mercados financieros a partir del año que viene. (IProfesional)