Robada en el Coloso: Esteban Alvarado le dio la bandera «40 mil de visitante» a Central
En escuchas de 2012 dijo que se las daría a la hinchada para un partido jugado en San Juan. Y un día después una de ellas apareció en el estadio.
En septiembre de 2010 alguien entró al estadio de Newell’s y se llevó algunas banderas que la hinchada rojinegra desplegaba en los partidos en la tribuna. El asunto mereció una importante cobertura entonces y durante nueve años fue un misterio quién se apoderó de esos tan preciados elementos para la barra leprosa. El enigma sobre quién robó las banderas no se despeja del todo pero la reciente investigación por los atentados a objetivos del Poder Judicial parece dejar en claro quién las recibió: al menos en 2012 estaban en poder de Esteban Alvarado, ahora acusado por asociación ilícita y por ser autor ideológico del homicidio del prestamista Lucio Maldonado y los últimos tres atentados a blancos judiciales. Fue él quien, según sus palabras, entregó las banderas a «Los guerreros del Infierno», como se conoce a la hinchada de Central.
En 2012 un fiscal de San Isidro ordenó intervenciones telefónicas en la que aparece la pista del robo de las banderas. El funcionario investigaba a una organización de rosarinos por robo de autos de alta gama en la zona norte del conurbano bonaerense.
Esas escuchas fueron las que llevaron a Alvarado a una condena de seis años y seis meses como jefe de esa organización. El asunto de las banderas le pasó lógicamente desapercibido al fiscal bonaerense pero las transcripciones de los audios fueron recuperados ahora en la pesquisa local de Alvarado. Y allí cobran sentido porque los investigadores en Rosario tenían el contexto de la historia de hace casi una década.
Contra Desamparados
En una de esas escuchas Alvarado, que es un reconocido hincha de Rosario Central, le cuenta a un interlocutor, que también fue condenado en esa investigación, que tiene dos de las banderas robadas en el Coloso del Parque. Alvarado le comenta allí que está yendo a buscar a su hijo a la escuela y que les van a dar las banderas a la hinchada para que las lleven a un partido contra Desamparados de San Juan, pese a que su hijo no quiere entregarlas «porque son nuestras».
«Ahora las van a llevar para San Juan, las van a colgar en San Juan», dice Alvarado. ¿Sabés qué bandera es, turro? Es la campeona de Ñul boludo, la que decía 40 mil de visitante. A esa la tengo yo. A esa y a la de barrio Acíndar. Son banderas grosas, me entendés, que viajan a todos lados», le dice Esteban a un miembro de su banda, que también resultaría condenado.
Esa comunicación está registrada en el expediente de San Isidro el viernes 22 de junio de 2012. Un día después de que ese diálogo fuera interceptado los diarios de Rosario reflejaron como novedad que la policía sanjuanina había secuestrado la bandera al finalizar el partido, que iba en el baúl de un auto particular que integraba la caravana de hinchas. Y que Andrés Pillín Bracamonte, hasta hoy líder de la hinchada auriazul, cruzó seis micros en la barra brava en la ruta, para lograr que la policía de la provincia cuyana les devolviera esa bandera.
La foto en el diario
Eso quiere decir que la conversación de Alvarado tiene correspondencia en el tiempo con la exhibición de la bandera en San Juan. Este diario publicó la foto de la bandera desplegada en la tribuna del estadio único en una de las últimas páginas de la cobertura del partido del sábado 23 de junio de ese año. «El folclore que no suma nada», era el título.
Lo interesante de esta secuencia es que parece señalar algunas conexiones entre facciones de las hinchadas de Newell’s y Central que tienen como común denominador al campo del delito. Cuando se produjo el robo de las banderas en el estadio del parque Independencia, la hinchada leprosa atravesaba días convulsivos en su interna. El 4 de septiembre de 2010, en el paravalanchas del Coloso durante un partido entre Newell’s e Independiente, laderos de Diego «Panadero» Ochoa lo atacaron a golpes frente a la hinchada para humillarlo y con el fin de quedarse con el mando de la popular, algo que no lograron. Por este incidente fue condenado Matías Pera.
Días después un grupo sustrajo las banderas, entre ellas la conocida como «40.000 de visitante», que aludía a la gente que viajó a Avellaneda cuando Newell’s se coronó en 2004. Se sostuvo entonces que los autores del robo fueron mismos hinchas rojinegros que negociaron la bandera con hinchas de Central pero tal cosa no tiene más asidero que en un rumor urbano.
Lo verificable es que esa bandera terminó en manos de hinchas de Rosario Central. En la causa del fiscal bonaerense Patricio Ferrari está la transcripción del diálogo que sobre esa bandera sostienen Alvarado con Carlos Alberto Carmona, otra de las personas que terminaría junto con él condenado por el robo de autos de alta gama traídos del Gran Buenos Aires a Rosario.
De la sustracción de la bandera de una puerta del Coloso que da al hipódromo hay un registro en video que muestra a dos personas escapando con dos bolsas al hombro. Luego aparecieron fotos de hinchas auriazules exponiendo la bandera sobre un alambrado en Arroyo Seco y otra en un terreno en una zona de isla. Hasta hoy no se sabe quién la robó. Pero el que la consiguió fue Esteban Alvarado y la cedió a la hinchada centralista.
«Ahora las van a colgar en San Juan. ¿Sabés qué bandera es, turro? La que decía 40 mil de visitante. La tengo yo». (La Capital)