Elecciones en Santa Fe: El principio del fin
Hace algún tiempo en esta columna señalábamos que las elecciones de junio del 2019 serían las últimas para una generación de políticos.
De los que quedaron para afrontar “el veredicto de las urnas” dentro de dos semanas, algunos son avezados combatientes de mil batallas (Omar Perotti y Antonio Bonfatti) mientras que José Corral es el más coetáneo políticamente hablando, aunque ya aquilata su experiencia electoral.
Agustín Rossi decidió pactar con Perotti hace cuatro años su paso al costado para no perjudicarlo nuevamente (su estructura ahora acompaña íntegramente a Perotti) y María Eugenia Bielsa sucumbió casi estrepitosamente en las PASO ante el embate electoral del rafaelino.
El domingo 16 a la noche solo uno de los tres aspirantes alcanzará la gloria; los otros dos deberán repensar sus vidas políticas. José Corral por un acuerdo firmado en Cambiemos el año pasado, no podría ser siquiera candidato a diputado nacional, grilla que por otra parte encabezará Federico Angelini. Antonio Bonfatti podría llegar a encabezar sí, la lista de diputados nacionales para acompañar en el Congreso al hoy solitario Luis Contigiani; mientras que Omar Perotti aún tiene dos años más como Senador nacional.
Escenarios a futuro
Una cosa es cierta: ninguno de los tres candidatos actuales tendrá revancha en el 2023. Tres sectores políticos tradicionales de la política santafesina ingresarán a partir del lunes 17 en la reconstrucción, tras el desastre del domingo 16. De acuerdo al resultado, la UCR, el PS y el PJ colapsarán. Los sucesores en cada fuerza ya asoman en el horizonte, y comenzarán a refulgir a partir del 10 de diciembre. De los nombres nos ocuparemos después de las elecciones.
Si el 16 de junio ganare el FPCyS, Antonio Bonfatti igualaría la marca de Carlos Reutemann y Jorge Obeid, quienes fueron reelectos tras el período de gracia que marca la Constitución provincial. Omar Perotti le devolvería al peronismo el poder que ostentó durante 24 años; y para ello no mezquinó aprestos: kirchneristas, no kirchneristas, Federales, “verdes” y “celestes” forman parte del esfuerzo compartido para arribar a la Casa Gris. Mientras que José Corral va por la hazaña: lograr que Cambiemos rompa la racha de casi una decena de derrotas consecutivas que comenzó el 10 de marzo en Neuquén.
Temerarias estrategias de campaña
El Gobernador Lifschitz en un reportaje en La Capital no tiene dudas de que Bonfatti lo sucederá, aunque admite que el peronismo unido “con el kirchnerismo más duro de Rossi y Sukerman” (candidato K a intendente de Rosario) es altamente competitivo. No deja de observar que José Corral al tratar de absorber votos radicales en el interior, debilita al FPCyS. De allí que los senadores radicales en el Frente, en este último tramo de campaña vayan por el “voto útil”, tratando de convencer a sus correligionarios sobre la inviabilidad del voto a Corral.
Como quiera que sea, al decir del histórico “Changui” Cáceres, “cada cual vende su mercadería lo mejor que puede”; los candidatos buscan, en principio que no se les escapen los votos logrados en las PASO, y en el caso del peronismo sumar la mayor cantidad posible de los sufragios que obtuvo en las PASO María E. Bielsa, y por sobre todo las tres fuerzas se encaminan a seducir a los casi 700 mil nuevos sufragios que estarán en las urnas el 16 de junio. Para ello, algunos apelan a marcar los errores del adversario básicamente del gobernante de turno, como sugieren algunos manuales de marketing político, mientras tratan de convencer a la ciudadanía que sus futuras acciones de gobierno serán superadoras para “mejorar la calidad de vida” (slogan ya fatigado) de los futuros gobernados.
Lo cierto es que las agresiones a los rivales nunca fueron aconsejables, más bien tienden a lograr el efecto contrario, victimizando a quien se pretende descalificar. Aunque pareciera ser que la agresividad patológica-cultural que padece nuestra sociedad logró contagiar a los propios políticos que la repudian. En estos días, y lamentablemente creemos que irá en ascenso, las “fake news” (noticias falsas) y cuanta expresión de agravio e intento de desprestigio hacia los rivales invaden las redes sociales y cuentas de whatssap. Nadie está exento. Los grupos de trabajo de los tres candidatos a Gobernador se ocupan a tiempo completo de estas artimañas, sea para atacar o contraatacar con la excusa de defenderse.
¿Encuestas?. Un botón de muestra: en las últimas 48 horas nos llegaron dos que le otorgan a Omar Perotti y Antonio Bonfatti exactamente pero al revés una de la otra, la misma diferencia: entre 4 y 5 puntos. O sea que quien ganare lo hará por esa diferencia. Es lo único creíble.
Como bien señala un amigo: “los que ya ganaron son los encuestadores. Porque le cobraron a los dos en pugna por números que le dan a favor. Los encuestadores cobran todos, pero de los candidatos solo uno es el que gana. Como todo oficio, tiene sus métodos y sus mecanismos de salvaguarda. Como el abogado que no te puede firmar que vas a ganar el pleito o el contador que no te puede afirmar que la AFIP diga luego que tenés que pagar más”.
Finalmente, dejamos para la próxima el análisis nacional; como en la ruleta del casino, la bola viene muy saltarina y nadie sabe en qué casillero se detendrá. El economista cordobés Carlos Seggiaro preanuncia un dólar quieto por lo menos hasta el ballotage, y el piso de la recesión para este mes.
Como bien lo definiera el senador radical Orfilio “Chacho” Marcón: “son dos semestres totalmente diferentes; hasta el 16 de junio el calendario provincial, y a partir de allí la elección nacional que no tendrá absolutamente nada que ver con lo que se vote para Gobernador”.
Por lo pronto, Miguel Lifschitz admitió que se quedará a presidir la Cámara de Diputados para insistir con su gema preciada: la reforma constitucional.
Una sugerencia para todos: no abusen de la paciencia de la sociedad. Ni crean que no les prestan atención a sus picardías. Se los harán saber el domingo 16.