Contundente paro nacional contra el Gobierno de Cambiemos
La central obrera realizó su quinta huelga desde que asumió Mauricio Macri. No hubo transportes y varias ramas de la economía se plegaron a la medida de fuerza. La izquierda realizó cortes en los accesos a la Ciudad y el interior del país.
Si bien los taxis y remises también se sumaron al paro, en la mañana se pudo observar en algunas zonas a un puñado de propietarios de autos trabajando. El Sindicato de Peones de Taxis y los Taxistas Autoconvocados no salieron a trabajar. Las app que permiten conseguir autos como Uber y Cabify funcionaron con reservas a tope, lo que complicó conseguir un viaje.
Además de la CGT, la protesta fue impulsada por el Fresimona -donde confluye la Corriente Federal de Trabajadores-, las tres CTA, la Multisectorial 21F, los movimientos sociales, el MASA -que reúne a una decena de gremios cegetistas-, las 62 Organizaciones Peronistas del textil Hugo Benítez, la Confederación del Transporte, algunas cámaras empresarias, organizaciones de izquierda y partidos políticos de la oposición.
La actividad en las veredas porteñas fue casi nula. Algunos minimercados, farmacias, bares y agencias de quiniela abrieron sus puertas, pero en general el comercio también se vio afectado. Las estaciones de servicio amanecieron encintadas y con conos que impidieron el ingreso a sus playas y surtidores.
Los canillitas no repartieron los periódicos y revistas y muchos encargados de edificios no mojaron las baldosas. Las aulas estuvieron vacías por la adhesión de los maestros primarios, secundarios y universitarios, tanto del ámbito privado como del público.
No hubo atención en oficinas gubernamentales, ni de la administración central, provincial y municipal, ni del Poder Judicial. Se espera que la Corte Suprema declare a este miércoles día inhábil. Tampoco los médicos y profesionales de la salud brindaron el servicio habitual: solo recibieron a pacientes en las Guardias.
Decenas de fábricas y empresas se acoplaron a la medida y no levantaron sus persianas. Industrias metalúrgicas, alimenticias, mecánicas, químicas, farmacéuticas, gráficos, texiles, aceiteros, entre otros rubros, no operaron. La mayoría de los trabajadores se quedaron en sus casas.
Los bancos permanecieron cerrados, aunque se pudieron realizar operaciones digitales. Las entidades deportivas y las zonas de esparcimiento no fueron habilitadas el público.
En las obras de construcción la adhesión fue casi unánime, mientras que en el sector de los gastronómicos fue dispar.
El puerto de Buenos Aires, el aeroparque Jorge Newbery y aeropuerto internacional de Ezeiza, como la mayoría de las terminales aéreas del país no registraron movimientos. Las estaciones de subte estuvieron cerradas y las de los ferrocarriles inhóspitas. Las cabeceras de tren de Constitución y Retiro mostraron una postal deshabitada, en soledad. (Ámbito)