Por desidia de la Municipalidad, el Hospital Vilela se quedó sin un equipo de hemodinamia
Estuvo un año y medio parado en la Aduana. Había sido asignado a través de un programa nacional. Instalarlo costaba $18 millones.
Por falta de decisión política, el Hospital de Niños Víctor J. Vilela no podrá disponer de un equipo de hemodinamia que sirve para el tratamiento de niños con cardiopatías congénitas. El instrumental estaba parado en la Aduana de Buenos Aires desde hace más de un año y medio a la espera de que se hicieran las obras necesarias para su instalación. El tiempo se agotó y ayer una alta fuente vinculada al Ministerio de Salud de la Nación le confirmó a La Capital que «bajaron a la ciudad de Rosario» como destino de este importante equipamiento, por «no tener realizadas esas obras».
Desde la cartera nacional remarcaron que «la decisión está tomada», que «la responsabilidad es de la Municipalidad de Rosario y del gobierno de la provincia de Santa Fe», y que ante este panorama, el aparato de alta tecnología «irá a un centro de salud de una localidad de la provincia de Buenos Aires», donde se comprometieron a cumplir con los trabajos preliminares.
Vale recordar que este vital equipamiento había sido otorgado al Vilela a través de un beneficio del Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas, pero las autoridades médicas del efector pediátrico rosarino denunciaron que nunca pudieron utilizarlo porque increíblemente no salió de la Aduana de Buenos Aires.
«Acá hace falta una decisión política. Hace más de un año y medio que nos vienen diciendo que vendría a nuestro hospital y nos enteramos en Buenos Aires, por otro lado, que puede llegar a ir a otro destino. En todo este tiempo, nadie me llamó. Por eso estoy muy enojado, bastante frustrado como profesional, porque todo este tiempo nos estuvieron diciendo otras cosas, siempre asegurando que llegaría al Vilela, lugar donde estaba asignado», señaló en reiteradas ocasiones durante los últimos meses, el jefe del equipo de cardiocirugía infantil del efector, Pedro Corvalán.
Explicó que para colocarlo había que afrontar un elevado costo por las tareas de infraestructura que conllevaba, y ninguna autoridad local se hizo cargo, más allá de que esa obra ya estaba evaluada y presupuestada. Corvalán confió que el monto necesario para instalar este Toshiba Infinix 9000 de última generación rondaba los «18 millones de pesos».
Más allá de las recurrentes denuncias públicas del jefe de cardiocirugía infantil del Vilela, los cruces y los cuestionamientos políticos para determinar quién debía realizar la instalación continuaron en la escena local, sin arribar a un acuerdo.
El cirujano comentó además que «hay seis equipos en todo el país, y los otros cinco ya fueron colocados. El de acá está en la Aduana, mientras que en Mendoza, Neuquén, Tucumán, La Plata y Florencio Varela ya fueron colocados. Es inexplicable que un equipo tan caro siga parado en la Aduana, y es increíble que deba recurrir a los medios de comunicación para que tengan en cuenta esta situación», había reclamado Corvalán.
Sobre las características del aparato de alta tecnología, este médico que trabaja hace más de 25 años en el Hospital Vilela apuntó que «es un equipo esencial que permite hacer cateterismo en el hospital, cuando hasta ahora hay que trasladar a los niños, con la gran cantidad de riesgos de salud que representa».
El alto monto que había que afrontar no sólo estaba relacionado a la colocación del equipo. «También hay que implementar una estructura de atención acorde a la envergadura del hospital, y eso incluye camas, enfermeros, técnicos de rayos y médicos en condiciones de utilizar ese aparato. Todo eso influye directamente en el costo de implementación», contó Corvalán.
Promesas
Ante las denuncias de Corvalán, el secretario de Salud Pública de la Municipalidad, Leonardo Caruana, había subrayado que colocar el aparato demandaba una obra de 18 millones de pesos, y en diciembre del año pasado había prometido que la idea era encarar los trabajos durante 2019.
Además, Caruana había precisado que para poder colocar el instrumental se debían paralizar los quirófanos durante varios meses y readecuar algunas áreas.
Pero pasaron los meses, no hubo avances, y las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación finalmente decidieron «bajar a Rosario» como destino del aparato de alta tecnología. La desidia ganó la pulseada. (La Capital)