¿Se vienen las campañas negras o sucias?

Ya falta poco para que ingresemos de lleno, en la Argentina, al inicio  de las  campañas políticas  a full para elegir autoridades en distintos estamentos.

Febrero será el mes de arranque y será entonces cuando el ciudadano argentino se transformará en el objetivo de pretendientes a cargos y el destinatario de promesas acerca de nuestro futuro social, económico y político, en el marco de lo que a nivel de versión insistente, puede denominarse una brutal campaña negra, parecida a la que en 1952 utilizó Eisenhower, todo un adelantado en su tiempo.

Los asesores de comunicación política no tendrán más remedio que trabajar a destajo sobre sus candidatos y sobre la población y es por eso, que a modo de advertencia a esta última intentamos darle una mano con los tips que se usan para engañar, en algunos casos descaradamente:

  • Se trabajará con vehemencia sobre los adversarios.
  • Se utilizará la premisa que señala: “Sin conflicto no hay personaje”.
  • Y a mayor conflicto, se buscará obtener mayor atención del votante.
  • Se pretenderá la comparación permanente  y se tendrá en cuenta que la gente reaccionará de manera cambiante.
  • Los relatos que el votante escuchará serán como collares que aumentan  la agresión progresiva, con un alto nivel de verosimilitud.
  • El votante podrá identificar a un presupuesto fundado en una campaña sucia cuando tras la presentación de la agresión, se vuelca la misma de inmediato y se da por sentado un desenlace.
  • El mensaje oscuro  reinventará el mito del salvador, teniendo en cuenta que el mito  no es una verdad, pero tampoco es una mentira, aunque está inserto en un discurso de grandes lineamientos movilizadores.
  • Ese discurso será un enemigo, al que cambiarán cuando se necesite hacerlo o para apelar al miedo, atacando de manera directa y con el uso de comparaciones.
  • En la campaña sucia se utilizará un lenguaje directo con el armado para lograr que el enemigo político no sea atacado.
  • Esas comparaciones hacen que el votante se vea impelido a formular comparaciones, mientras el miedo lo domina y le hace pensar que va a perder algo valioso
  • El votante se verá presionado por el marketing del bien y del mal y el votante comenzará a comparar promesas.
  • Finalmente el votante considerado opositor por el candidato será objeto de ataques implícitos que son conocidos por la sociedad y ello hace que quien vaya a votar, presuntamente en contra, viva con una carga emotiva de la que se va a defender negando y explicando o generando un contraataque.

Guárdese estimado lector de esta columna la sucesión de tips expuesta y luego, tras la elección de candidatos determine, por sí mismo, el nivel de  certeza o error.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com