Guillermo Lorente habló sobre la negociación con Marcelo Bielsa

Mira a través del ventanal de su estudio jurídico en el centro rosarino y suelta una frase que mezcla fantasía con resignación: «Lo que sería hoy esta ciudad si el Loco nos hubiera dicho que sí». Ensaya un gesto de resignación, saborea un mate y vuelve a zambullirse en la charla. Guillermo Lorente no pudo salir indemne del intenso contacto que tuvo con Marcelo Bielsa hace sólo algunos días, cuando le ofreció volver a ser el técnico de Newell’s después de 20 años. El presidente del club del Parque es un hombre momentáneamente perturbado, y su reacción ante un llamado sirve como parámetro. «Cada vez que suena el teléfono miro rápido para ver si es Marcelo el que me está llamando», dice. Y hay que creerle.

-¿Cómo fue negociar con Bielsa durante 48 horas?

-Fue increíble. Una situación que nunca imaginé, un privilegio enorme como hincha de Newell’s, y el desafío más grande desde que soy presidente del club. Por momentos hablábamos de proyectos, y por momentos lo miraba y me salía decirle que yo era uno de los que gritaba en la tribuna «Que de la mano, del Loco Bielsa.» . A veces me critican que soy más hincha que dirigente, pero esta vez no había forma de dominar la emoción.

-¿En qué momento te decidiste a llamarlo?

-En el mismo vestuario de Vélez, 15 minutos después de que Roberto (Sensini) nos comunicara su renuncia. Llamé a su mujer y le dije que necesitaba hablar con Marcelo de algo muy importante, pero lo hice casi inconscientemente. Al otro día me sonó el teléfono y era él que me llamaba para armar una reunión. Ahí me dije: «Mierda, esta locura puede ir en serio».

-¿Tenés contacto habitual con Bielsa?

-Ahora sí, pero estuve mucho tiempo sin verlo, exactamente durante los 14 años de Eduardo López. En 1994 me dijo que iba a desaparecer de la vida de Newell’s mientras estuviera ese tipo, y volví a darle la mano el 14 de diciembre de 2008 a las 9 de la mañana, cuando se presentó a votar.

-¿Cómo fue la primera reunión?

-Me pidió que vaya a su departamento de Oroño y Wheelwright el lunes a la noche acompañado por Gustavo Dezotti y Jorge Theiler. Primero entré yo y me tuvo una hora hablando de proyectos e ideas a futuro mientras Gustavo y Jorge esperaban afuera. Después entraron ellos y hablaron del plantel profesional y de las inferiores, y ahí me tocó esperar afuera a mí durante una hora y media. Y la reunión terminó a la madrugada con una charla entre los cuatro. Nos dimos cuenta que de algunas cosas que pasan en el club sabe más él que nosotros.

-¿A qué conclusión llegaron?

-Esa noche a ninguna. Todo era muy confuso, por ahí nos daba a entender que no era el momento, pero al rato se entusiasmaba y parecía que hablaba como el próximo técnico del equipo. Me dijo que al otro día me iba a llamar y así fue. Volvió a citarme en su departamento un rato antes del mediodía y me hizo nuevas preguntas sobre el trabajo de inferiores. Salí y empecé a caminar hacia mi casa, que está a cuatro o cinco cuadras de la suya, y me pidió que volviera porque tenía más preguntas. A esa altura yo estaba como loco, lo llamé a Claudio Martínez y le dije que vaya él a la reunión en AFA en Buenos Aires, que yo me tenía que quedar acá esperando su llamado. Y me quedé toda la tarde pegado al teléfono. Hasta mis hijas, que estaban en la marcha, me llamaban para preguntarme qué pasaba.

-¿Cómo se llegó a la decisión final?

-Como a las cinco de la tarde me llama Marcelo y me dice que debajo de su departamento se estaba juntando un montón de gente, y que me iba a mandar a su secretario privado a buscarme para darme una respuesta. El secretario llega a mi casa y me dice: «Mire Lorente, yo lo tengo que llevar a lo de Marcelo, pero si me ven entrar con usted en el auto se nos van a venir todos encima. ¿Usted podría meterse en el baúl así podemos entrar sin que nos vean?» Yo lo miré con sorpresa y le dije: «Por el Loco en Newell’s hago cualquier cosa, pero si me encierro en ese baúl me muero». Entonces lo llamé a Marcelo y decidimos lo de la carta.

-¿Es verdad que pidió el alejamiento de algunos dirigentes para aceptar el cargo?

-No, Marcelo no puso ningún tipo de condicionamiento. Y habló bien de todos los técnicos sobre los que le preguntamos, y propuso el nombre de José Pekerman, a quien llamamos para conocer sus pretensiones.

-¿Por qué se anunció la negativa a través de una carta?

-Marcelo me dijo que yo tenía que encontrar la forma de comunicar su decisión, y yo le contesté que iba a ir a la puerta de su edificio, que me iba a parar arriba de un banco y que les iba a anunciar a las 5 mil personas que se habían juntado ahí que el sueño quedaba postergado para más adelante. Pero él me dijo que no, que eso iba a armar más lío en la calle. Entonces decidimos que sería a través de una carta, que él mismo redactó y a la que yo le agregué el título «Marcelo, otra vez será». Lo último que me dijo es que sentía que Newell’s estaba atravesando un momento bueno, que no había motivos para su vuelta ahora, y que si el club estuviera en una situación complicada, él dejaría todo y volvería. Yo me quedo con la sensación de que hasta último momento estuvo a un paso de decir que sí.

-La contratación de Torrente, ex ayudante de Bielsa, ¿es una especie de placebo?

-Es parte de la estela que deja la imagen del Loco. Pero nos inclinamos por él porque pretendemos una comunión constante con las divisiones inferiores y él lo puede lograr.

-Esto te obliga a ir por la reelección y por una revancha con Bielsa.

-Falta un año y medio para las elecciones y creo que si sigue todo como está hoy, vamos a ir todos juntos porque tenemos la expectativa de manejar a un Newell’s saneado económicamente. (elrojinegro.com)