En medio de la escalada de violencia, Maduro dio un paso atrás y aceptó dialogar
El autoproclamado presidente dijo que consideraría una amnistía para Maduro, que se manifestó dispuesto a aceptar la propuesta de diálogo de México y Uruguay.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció que acepta la propuesta de los gobiernos de México y Uruguay que instaron a abrir una instancia de diálogo internacional a fin de pactar una solución a la crisis política del país, que se abrió luego que el opositor Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se proclamó «presidente de transición» del país y recibió el reconocimiento de Estados Unidos, Argentina, Brasil y otros países de la región.
«El gobierno de México y el gobierno de Uruguay han propuesto que se cree una iniciativa internacional para promover un diálogo de las partes en Venezuela. Les digo públicamente que estoy de acuerdo», dijo Maduro en un discurso en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) con motivo de la inauguración del año judicial. La ocasión también fue aprovechada por los integrantes del máximo tribunal de Venezuela -nombrados por el chavismo- para condenar el «golpe» en marcha.
Este miércoles, los gobiernos de México y Uruguay pidieron a todos los actores venezolanos encontrar una solución pacífica y democrática y propusieron un nuevo proceso de negociación «incluyente y creíble, con pleno respeto al Estado de Derecho y los derechos humanos».
En lo que también pareció ser el primer indicio de un diálogo posible, Guaidó no descartó ofrecer una amnistía a Maduro, en caso de asumir el poder. «Dado el momento se evaluará. Está en la mesa esa amnistía, esas garantías para todos los que estén dispuestos a ponerse del lado de la Constitución a recuperar el orden constitucional», agregó.
«En los períodos de transición han pasado cosas similares. Sucedió en Chile, sucedió en Venezuela en el 58. No podemos descartar ningún elemento, pero hay que ser muy firme hacia el futuro», dijo Guaidó.
La crisis política en Venezuela se agudizó el pasado 10 de enero, cuando Maduro inició un segundo mandato que la oposición y gran parte de la comunidad internacional no reconocen, al considerar que es fruto de un proceso fraudulento.
La Asamblea Nacional aprobó cinco días después una resolución en la que define a Maduro como un «usurpador» del cargo y se arroga el Poder Ejecutivo, pero hasta ahora no había designado expresamente a Guaidó como presidente.
En tanto, a pesar de las fuertes presiones de Estados Unidos, no hubo consenso este jueves en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) para avanzar hacia el pleno reconocimiento de Guaidó como presidente del país caribeño.
Durante una agitada sesión del Consejo Permanente, en Washington, que contó con la participación del secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, solo 16 países del organismo, entre los 35 que lo componen, se pusieron de acuerdo para firmar un pronunciamiento de apoyo en el que se ofrece respaldo a Guaidó y piden la celebración de elecciones lo más pronto posible.
Por su parte, en su visita a Panamá, el Papa Francisco prefirió no hacer referencia al conflicto pero quien se pronunció fue su vocero, Alessandro Gisotti, quien se limitó a decir que el pontífice apoya «todos los esfuerzos para ahorrar sufrimientos a los venezolanos».
A través de un escueto comunicado, Gisotti aseguró que el Sumo Pontífice «sigue con cercanía el desarrollo de la situación y reza por las víctimas y por todos los venezolanos».
Sin embargo, el Vaticano conoce al detalle lo que sucede en Venezuela. El Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, fue nuncio en ese país y conserva una nítida capacidad de análisis del conflicto.
En tanto, el nuevo Sustituto de la Secretaría de Estado -algo así como el número 3 de la curia- es el venezolano Edgar Pena Parra, la misma nacionalidad que el actual superior de los Jesuitas, Arturo Sosa.
Eso le permite al Sumo Pontífice contar con un análisis de fuentes notables sobre el conflicto y también con canales de diálogos abiertos con el Gobierno de Maduro.
De hecho, la Santa Sede estuvo presente con un representante en su ceremonia de investidura el pasado 10 de enero, algo que incomodó a parte de la jerarquía eclesiástica del país. (La Politica Online)