Central: la historia secreta de la pelea entre el Kily y Omar Palma
Omar Palma no quiso dar demasiadas precisiones sobre los motivos que derivaron la salida de Cristian González del plantel de Central y se cerró en el viejo axioma que reza que los problemas del vestuario quedan allí. El jugador se refugió en el silencio y optó por esperar que la situación decante. Un eventual encuentro para disipar alguna duda podría concretarse sólo si el ex capitán lo necesita. Pero lo concreto es que con el paso de los días el hermetismo impuesto por todas las partes comenzó a sufrir fisuras y los motivos de la discordia empezaron a filtrarse. Y el derrame se concentró en un argumento inequívoco: “La convivencia se hizo imposible”.
Las constantes inquietudes y objeciones que fue esgrimiendo el futbolista minaron la paciencia no sólo del DT y colaboradores, también incidió en la paz interior del plantel. “Estamos bien, más tranquilos”, reflexionó con una sonrisa uno de los juveniles que pugna por consolidarse, para luego pedir que su respuesta espontánea se mantenga en reserva. Pero esa opinión ya estaba impregnada con la misma esencia de otras muy parecidas.
“Acá no hay privilegios y los referentes deben ser positivos, respetuosos y ser los primeros en todo. Yo tenía 40 años y era el primero en llegar a la práctica y el último en irme, y entrenaba a la par de mis compañeros. Si no me creen vayan y hablen con Miguel (Russo), él era mi técnico”, explicó Palma días antes de conocerse la determinación de separar al Kily, declaración que quedó flotando en el aire como si se tratara de un mensaje. Y lo era nomás.
Tal vez el ex capitán no se haya dado por aludido, y aunque desde un sector sostienen que el Negro habló en dos ocasiones para expresar lo que necesitaba, del otro no dan cuenta de ese registro y es por esto que por su condición de referente continuó con sus opiniones a viva voz con marcado cuestionamiento a las pautas de organización laboral y varios aspectos futbolísticos.
El pedido de un trato preferencial en las concentraciones para aquellos que conforman un reducido grupo al que se puede denominar como “histórico” generó fastidio. Los reproches en diferentes direcciones también jaquearon la convivencia. Y luego las críticas tácticas a compañeros, ex entrenadores y al actual cuerpo técnico fueron las paredes de una problemática que encerraron la determinación que explotó luego del encuentro en Merlo.
Palma mantuvo una charla con este diario el sábado por la mañana, en la ciudad deportiva, mientras se jugaba el partido de la cuarta canalla frente a Tigre, pero gambeteó una y otra vez aludir al conflicto con el Kily. “Central está en un momento muy complicado para que nosotros le agreguemos otro problema. Hace veinte días que estoy, no tengo nada que ver con este proceso que llevó a Central a este doloroso presente, ni como jugador ni como técnico ni como directivo. Me convocaron para tratar de revertir esto y de una lista de 100 técnicos yo estaba 101, así que lo único que necesitamos es tranquilidad, compromiso y profesionalismo, y hoy lo tenemos”.
El Kily se mantiene aferrado a un respetable silencio, quizás a sabiendas que con la decisión que tomó el cuerpo técnico ahora su mejor aporte pase por no distraer a Central de su objetivo, que no es otro que el sumar puntos.
Mientras las explicaciones no abundan, es lógico que los fabricantes de mentiras vendan mil conjeturas como verdades reveladas, sin medir el daño que se puede generar no sólo a los protagonistas de esta historia sino a la propia institución.
La falta de una convivencia adecuada fue el motivo que terminó con el Kily González afuera del plantel centralista. Una decisión fuerte. Controvertida. Que divide las aguas. Pero cuyo veredicto también estará atado a los resultados deportivos.
(la capital)