El Gobierno nacional quiere llegar al 3% de inflación en diciembre
En Hacienda y el BCRA se confía en que en marzo (por el campo y el turismo) podrían comenzar a surgir noticias en la economía real. Las tasas seguirán en nivel “extravagante”.
Dentro del equipo económico hay un prudente optimismo. Nicolás Dujovne y Guido Sandleris (la línea dura para aplicar el plan diseñado en conjunto con el Fondo Monetario Internacional) afirman a cualquier funcionario que quiera escucharlos que puede haber dos sorpresas en la política económica oficial. Si las muchas (demasiadas) variables que desde hoy empiezan a aplicarse dieran el resultado que el Gobierno espera, se asegura que la inflación comenzaría a ceder en noviembre y que en diciembre se ubicaría en el 3%. Si además los precios continuaran a la baja y el tipo de cambio comenzara a estabilizarse en la «zona de no intervención» creada entre el Ministerio de Hacienda y el Banco Central se confía que la economía real comenzaría a mostrar resultados positivos en marzo. Esto implicaría que en el primer trimestre del próximo año comenzaría, siempre a los ojos y predicciones de los funcionarios del oficialismo, la recuperación. Si ambos pronósticos se cumplieran, se entusiasma en el Palacio de Hacienda y el BCRA al ala política del macrismo, hacer un buen papel en las elecciones de octubre de 2019 no sería un utopía.
La posibilidad de una reducción en el ritmo de crecimiento de la inflación es la alternativa que más alienta al equipo económico. Según los cálculos diseñados la semana pasada, la promesa de una feroz reducción en la cantidad de pesos en circulación por todas las vías posibles y a mano, comenzaría a rendir frutos hacia mediados de noviembre. Se sabe que octubre será un mes perdido para el combate a la inflación, donde las interminables actualizaciones tarifarias y la esperada devaluación iniciada la semana anterior que llevaría al dólar más cerca de los $44 que del piso de $34; harían que el mes que comienza hoy también tenga indicadores altos en las alzas de los precios. Las consultoras privadas esperan entre el 4% y un 5%, lo que sumado al más del 6,5% esperado para septiembre provocaría que en dos meses el IPC aumente al récord macrista del 12% bimensual. Para peor, y desentendiéndose de cualquier tipo de coordinación en la política de combate a la inflación, YPF lideró ayer un incremento en los combustibles del 10%, lo que impondrá un piso inflacionario de 2 puntos en octubre. Las buenas noticias, esperan en Hacienda, deberían comenzar a conocerse en la segunda quincena de noviembre, pero especialmente en diciembre. La gran esperanza oficial es que el último mes del año (un período tradicionalmente inflacionario por el alza del consumo interno) el IPC muestre un incremento del 3%, en línea (por primera vez) con el ritmo de indexación mensual de la «zona de no intervención» firmado con el FMI. A partir de ese momento (siempre según la confianza oficial), la inflación arrancaría 2019 con ese nivel de crecimiento, hasta ir bajando desde junio. Como consecuencia de la constante aspiración de pesos que con disciplina irreductible prometen manejarse Dujovne y Sandleris desde este mes. El precio a pagar para lograr esto será largas semanas con tasas de interés extravagantes, alejadas de cualquier tipo de acceso al financiamiento productivo. Aún así la intención es que la curva de crecimiento de la economía comience más rápido que lo que pronostica la mayoría de los analistas privados, aún los más cercanos al Gobierno. Para Hacienda, el mes de inicio del rebote sería marzo, a partir de lo que se espera sean las consecuencias de una cosecha positiva, que sólo en la comparación estadística frente al desastre sectorial que dejó la sequía de este año, mostraría inevitables resultados positivos. Se cree que otros sectores industriales beneficiados por el alza del dólar y con financiamiento propio también aportarían para el rebote de marzo, comenzando por el turismo interno que debería tener entre diciembre de este año y enero y febrero de 2019 un tiempo de revancha. (Àmbito)