En el cordón industrial también se sintió la medida de fuerza
Los gremios de la Intersindical se concentraron en la esquina de los bancos. Hubo críticas a la Nación y la provincia.
La huelga general dispuesta ayer en todo el país se hizo sentir en el cordón industrial y portuario, donde los principales gremios paralizaron la actividad productiva y el comercio más importante cerró sus puertas, no así la pequeña actividad cuentapropista.
Aunque la CGT regional se sumó a la medida de fuerza, decidió orgánicamente movilizarse a Rosario para participar de las manifestaciones programadas en esta ciudad. Eso no impidió que una manifestación masiva para la zona se concentrara a lo largo de más de una cuadra en la esquina de los bancos, en San Martín y Sargento Cabral, en una columna compacta. La avenida es ancha, lo que dio la imagen de una participación importante de trabajadores en el lugar.
Movilizados por la Intersindical del Cordón industrial, los gremios de la construcción, bancarios, municipales de San Lorenzo y Fray Luis Beltrán, petroleros de Supeh, metalúrgicos de la UOM, empleados de comercio, vigiladores, peajistas y gremios vinculados a la actividad marítima confluyeron para sumarse a la protesta. Allí, el rechazo a la política económica nacional, a los acuerdos con el FMI y al presupuesto nacional se mezclaron con el reclamo porque las multinacionales que operan en la zona asuman la crisis, y con reivindicaciones netamente locales, como la de la salud pública en la zona. «En San Lorenzo se muere pero no se nace», se escuchó decir nuevamente.
La movilización vino desde dos puntos: uno al norte, desde el límite con Puerto San Martín, sobre la ruta 11, y el otro desde el sur, donde hubo una primera concentración en San Martín y Sargento Cabral, con la intención de confluir en la esquina de los bancos, ya tradicional punto de encuentro para las protestas en la ciudad.
Fue Héctor Brizuela, del Sindicato Unido de Petroleros e Hidrocarburíferos (Supeh), el encargado de cerrar el acto, justamente en nombre de la intersindical, desde el escenario montado sobre San Martín y mirando al sur, donde muchos dirigentes se apelotonaron y siguieron la movida junto a un audio potente que dejó escuchar las voces desde bien lejos. No fue casual, siendo que el sindicato fue el más golpeado por la crisis de la fallida Oil Combustibles, cuyas banderas flamearon ayer en manos de algunos trabajadores.
«Hoy la industria petrolera de Santa Fe se está muriendo», abrió Brizuela, y lamentó que este modelo es peor que el de los 90, porque nos lleva a cerrar 90 años de la historia en el cordón».
Luego, el vocero de la intersindical planteó que el sector lanza un plan de lucha «para interpelar a los legisladores para que no aprueben este presupuesto nacional. Este plan de lucha lleva a estar más presentes en la calle, para que escuchen a los trabajadores, y si no lo hacen, estaremos haciendo un paro regional para decirles que el cordón está de pie».
«Mil paros, mil marchas»
Antes que Brizuela fue escuchado con atención el secretario general del Sitram (municipales) de San Lorenzo y ex titular de la confederal, Edgardo Quiroga, quien no sólo cargó tintas contra el gobierno nacional, sino que criticó a la administración provincial, reclamó a los municipios que defiendan en fondo sojero y se refirió especialmente a las agroexportadoras que operan en la zona, las que «se llevaron lo mismo que ahora le quieren quitar al pueblo con el ajuste presupuestario», dijo.
«Estamos mancomunados, reclamando y dando muestras de solidaridad y unidad obrera, que tiene que llamarle la atención a los gobiernos nacional, provincial y municipales, y a las patronales sojera, química, aceitera y petrolera», subrayó. Y resaltó la adhesión de los comercios al paro: «Entendieron que a la verdulería el mercadito no va el señor Cargill, van los trabajadores».
Después de contar públicamente la renuncia del presidente del Banco Central, Luis Caputo, trazó un paralelismo entre esta dimisión y la renuncia de Domingo Cavallo al Ministerio de Economía, en 1996, ante la Marcha Federal que se organizó aquel año. «Si hacen falta mil paros, mil marchas, los habrá. Estamos no sólo porque somos orgánicos, sino para decirles a los intendentes y a la provincia que no dejen robar el fondo sojero, porque esto no sólo tiene que ver con las arcas de los Estados, sino con un montón de gremios donde la actividad se motoriza con la obra». Y pidió «al gobierno provincial que no se haga el tonto, que vivimos en un cordón industrial que factura 30 mil millones de dólares y no tenemos un hospital como la gente».
Y remató: «Hoy están comprando voluntades entre los gobernadores para que los legisladores aprueben el presupuesto. Pero las empresas ganaron $ 500 mil millones, lo mismo que quieren ajustar». (La Capital)