Dispararon contra la parroquia de cura que había denunciado a narcos
Este domingo por la madrugada atacaron a tiros la parroquia María Reina y la escuela Pablo VI. El sacerdote ya había sido amenazado.
En la madrugada de este domingo atacaron a balazos la parroquia de un sacerdote que había denunciado la instalación de búnkeres de droga en zona norte. También dispararon contra la escuela Pablo VI.
El atentado se produjo alrededor de las tres de la madrugada, cuando sujetos no identificados abrieron fuego contra la parroquia María Reina de Méjico 1050 bis. Siete balazos atravesaron la puerta y llegaron hasta el altar, mientras que otros seis fueron disparados contra el ingreso de la escuela Pablo VI, que se encuentra enfrente.
“Yo escuché tiros por la madrugada, pero me fijé en las cámaras de seguridad y vi que nadie había ingresado”, relató el padre Juan Pablo Núñez, párroco de María Reina. “Esta mañana cuando fui a dar la misma me encontré con los agujeros de las balas”, agregó en diálogo con Vía Rosario.
El cura contó que cuando llegó la gente de la Policía de Investigaciones (PDI) encontró seis vainas servidas en la puerta de la escuela, y ahí se anoticiaron de que el ataque había sido en ambos lugares.
“Yo lo asocio directamente con las denuncias que veníamos haciendo desde hace tres años y medio por los búnkeres de droga, que han copado estos barrios”, manifestó el padre y añadió que en la misma cuadra de la parroquia funcionan dos kioscos de estupefacientes.
“Hace un tiempo que esta situación se reactivó dramáticamente, vemos a gente hacer cola para comprar, y como consecuencia, crecieron muchísimo los arrebatos, robos a punta de pistola y amenazas de muerte”, sostuvo.
Señaló que días atrás, un chico se paró a atarse los cordones y fue amenazado por un soldadito del bunker para que siguiera caminando “o lo quemaban”. El propio padre Juan recibió dos amenazas. “Primero me quisieron comprar con plata y después me dijeron que iban a matarme si seguía denunciando estos casos”, manifestó.
Pese a la violenta advertencia, el sacerdote aseguró que continuará denunciando lo que ocurre en barrio Larrea, pero pidió que custodien la zona. “Después de tomar las pruebas, la policía se fue. Llamé dos veces para pedir custodia al barrio y nunca me respondieron. Estamos a la buena de Dios”, se lamentó. (Vía Rosario)