Una multitud marchó a San Nicolás a pedir y agradecer
Miles de fieles partieron ayer de Rosario junto a la imagen de la Virgen. Llegarán hoy a la ciudad bonaerense. Salud y trabajo, ejes de los ruegos
Roxana Campaña tiene 45 años; Antonella Heinz, 43. Hace unos años, Roxana marchó a San Nicolás para pedirle a la Virgen por su hijo enfermo, que después sanó. Hoy, lo hace junto a Antonella, cuya hija de 18 años también padece un problema de salud. Ella va a agradecer y a pedir por la hija de su amiga, quien está dispuesta a llegar hasta a San Nicolás para rogar por su propia descendencia.
Roxana y Antonella son dos de las miles de personas que ayer marcharon multitudinariamente hasta el santuario de la Virgen de San Nicolás, en la 25ª peregrinación hasta la ciudad bonaerense, que año tras año congrega a una gran cantidad de feligreses.
Bajo el lema «Completamente tuyos María», los peregrinos partieron ayer a primera hora desde la catedral de Rosario, pero fue pasadas las 15 cuando se congregaron en masa en Ayacucho y Arijón, donde comenzó una vez más la procesión propiamente dicha. Con bastones, gorros, bien ropa liviana, zapatillas, bien provistos de agua para el camino y algunos con mochilas para llevar alguna manta o una muda de ropa más, se lanzaron bajo el rayo del sol a recorrer el trayecto que los llevará hoy hasta el predio conocido como El Campito, donde se levanta el imponente santuario. Cantos, saludos, vivas a María fueron constantes a lo largo del trayecto.
Según lo previsto, llegarían a Pueblo Esther a las 17, marcharían hacia Arroyo Seco (se estimaba la llegada a esta ciudad a la 1 de la madrugada) por el interior de Empalme Villa Constitución por la ruta nacional 177 (la ruta 21 está bloqueda por la construcción de un nuevo puente), pasarían por Villa Constitución y seguirían camino a San Nicolás, donde se espera que hoy, a primera hora de la mañana, lleguen a destino.
Allí, como es costumbre, se desarrolla a las 7 la tradicional homilía a cargo del arzobispo de Rosario, cargo que hoy ocupa monseñor Eduardo Eliseo Martín.
Pese a la recomendación de los organizadores de que la gente no se adelante a la imagen de María; ayer, sobre el puente del llamado Camino a Cargill, miles de personas ya caminaban camino a destino, y recién detrás de la multitudinaria procesión marcó la columna compacta donde una camioneta trasladaba a la virgen. Desde abajo, saludaban a camarógrafos, fotógrafos, periodistas y curiosos que siempre se amontonan en los puentes, y se identificaban al grito de «¡Viva María!».
Era tal la concurrencia que, una vez pasado el puente, la columna de gente llegaba hasta el horizonte. También se esperaba que en el trayecto, aunque siempre está previsto que algunos desisten de la caminata, muchos otros se fueran agregando en las distintas localidades que atraviesa el camino.
Allí marchaban los Hernández: Alejandro, de 41 años, y su esposa Luciana Quevedo (37), su hermano Claudio (38), y los hijos de ambos, Walter (17) y Joana (20). «Venimos todos los años, incluso antes de que esto se oficializara. Antes se hacía entre las distintas iglesias, ahora es más institucional, más organizado. Y venimos. Es cuestión de creer; el que cree, viene; el que no, se queda» dijo Alejandro, vestido con una casaca de Newell’s Old Boys, festejando el pase a cuartos de finales de la Copa Argentina después de vencer por penales a Atlético de Tucumán. Cuando se definió el partido, los Hernández ya estaban en plena caminata, lo que no les impidió entererse.
«Venimos a agradecer porque tenemos trabajo, y a pedir para conservarlo», dijeron los hermanos en una breve parada para hablar con La Capital. No son los únicos; en general, el agradecimiento y el ruego son constantes en esta peregrinación que ya identifica a la región. La salud, el trabajo, los hijos y la familia en general son el motivo fundamental de los rezos durante la travesía.
La emoción no sólo alcanzaba a quienes caminaban. A un costado del puente, Walter Di Biassi estaba afectado al operativo de tránsito. El hombre es ex capitán del Regimiento Aero Transportado Nº 14 de Paracaidistas. Combatió en la Guerra de Malvinas, y recuerda: «Me llevé la Virgen a las islas». Trabaja para Tránsito de Alvear y desde hace seis años está asignado a la seguridad vial de la peregrinación. «Este año veo mucha más gente, pero además, mejor organización en los cortes de tránsito», contó, mientras miraba con satisfacción el paso de los caminantes. Frente a él, la multitud seguía marchando, con mucha gente joven, con alegría, todavía sin cansancio, hasta perderse allá lejos. (La Capital)